Poeta, novelista, dramaturgo y periodista, nació en
Buenos Aires en 1919 y obtuvo diversos galardones, entre ellos el "Ellery
Queen"s Mystery Magazine" (1964), el del Fondo Nacional de las Artes
(1969), el Premio Municipal de Narrativa (1970) y el Konex de Platino (1984).
Bajarlía era también abogado, doctorado en Criminología; dirigió "Contemporánea"
(1948-1950 y 1956-1957), revista que agrupó las tendencias de vanguardia. Desde
el 27 de junio de 1982, colaboraba en forma permanente con LA GACETA Literaria.
Su último trabajo fue publicado el 22 de julio.
Firmaba sus novelas policiales con el seudónimo de John
Batharly. Publicó "Historias de monstruos" (1969), "Fórmula al
antimundo" (1970), "El día cero" (1972), "El endemoniado
Sr. Rosetti" (1977) y "Sables, historias y crímenes" (1983).
Como poeta ha publicado "Estereopoemas" (1950), "La Gorgona"
(1953), "Canto a la destrucción" (1968) y "Nuevos límites del
infierno" (1972).
En ensayo produjo, entre otros títulos, "Notas sobre
el barroco" (1950), "El vanguardismo poético en América y
España" (1957), "Sadismo y masoquismo en la conducta criminal"
(1959) y "La polémica Reverdy-Huidobro" (1964).
Estrenó varias piezas teatrales, y su drama
"Monteagudo" (1969) obtuvo cuatro distinciones: la Selección
Municipal para las Jornadas de Teatro Leído, el Premio Municipal de Teatro a la
mejor obra no representada, la del Fondo Nacional de las Artes y la Faja de
Honor de la Sociedad Argentina de Escritores.
Los peces que engendraban hombres
En el siglo xvi circularon en Europa algunos libros
heréticos, cuyos posibles autores perecieron en la hoguera. De uno de ellos,
L´origine de la magie (1583), (redactor no precisado todavía), se extrajo una
fábula que aterrorizó a los inquisidores. Según este relato, sólo las aguas y
los peces existieron en el origen de la vida. Pero los peces eran de distintos
tamaños, y su dimensión posibilitaba una inteligencia peculiar que faltaba en
los más pequeños, condenados, a su vez, a ser el alimento de los otros. Uno de
esos grandes peces, llamado Incitant (incitante, promovedor de vida) de enormes
aletas, voló un día hacia la superficie terrestre y arrojó su semen
desaprensivamente. La parcela en que cayó el líquido se cubrió de una extraña
tonalidad ambarina, y a los pocos meses un ser alongado y virtuoso comenzó a
saltar sobre las piedras hasta que le crecieron alas en vez de aletas. Este ser
alongado fue el primer pájaro que cruzó la atmósfera del planeta. Se alimentó
de hierbas y gusanos y buscó refugio en las grutas cuando la altura lo cansaba.
La fábula no se detiene ahí. Relata las peripecias
ulteriores del "hijo" alado de Incitant y concluye en la apertura
hacia una ontogenia en cuyo origen los pájaros habían iniciado la vida humana.
No se sabe si esa fábula influyó o no en el religioso
Lucilio Vanni, quien apenas vivió 35 años. Pero se conoce su historia de sabio
inconformista dedicado a los estudios esotéricos. Fue el autor de una hipótesis
demoledora según la cual el semen de los peces podía engendrar seres dotados de
inteligencia, El primer hombre habría sido el producto del líquido espermático
derramado por un pájaro divino, llegado de otro mundo. La respuesta de los
Tribunales Inquisitoriales advino rápidamente. Lucilio Vanni fue encarcelado y
condenado a muerte en el patíbulo. Lo ejecutaron en Tolosa, en 1619,
arrancándole la lengua con una tenaza y estrangulándolo a continuación para que
nunca más pensara ni repitiera esa "tremenda herejía".
Un siglo después, en 1748, se publicó el Telliamed, de
Benoit de Maillet, que vivió entre 1656 y 1738. El libro había sido escrito en
1724. Pero el autor que conocía a sus contemporáneos y sabía cuál era la
dimensión asombrosa de sus teorías, prefirió el anonimato al enfrentamiento de
la ira. La tesis que desarrollaba tenía conexiones con la leyenda y las ideas
del religioso cercenado y estrangulado en Tolosa. El también afirmaba en el
Telliamed que en el origen de la vida los peces voladores habían engendrado a
los pájaros. No reconocía ningún poder divino. Sólo el poder del semen de los
peces, caído en una tierra virgen donde ya se habían, dado todas las
posibilidades de la germinación. No sabemos qué habría sucedido si Benoit de
Maillet hubiera sobrevivido a la publicación de su libro. Los sabios del siglo
xx lo habrían recibido con una sonrisa, Pero esto no le quita ninguna
importancia. La historia de la ciencia es la historia de la libertad de
pensamiento.
Juan Jacobo Bajarlía
Historias de monstruos
Prólogo de: Leopoldo Marechal
EDICIONES DE LA FLOR (1969)
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