Las llaves
La tarde resta a la vida
semanas de silencios.
La niebla confunde al viajero
en la vía muerta de una ciudad cercada.
Es poco para un desconocido que ve la aurora
desde la morada del llanto.
Las preguntas apuran al desprevenido,
casi sin equipaje,
casi al borde de la muerte,
empeñado en abrir puertas
y buscar las llaves sin retorno
de la sabiduría absoluta,
llaves que el viajero había perdido,
sin saberlo,
en el momento de partir.
Horacio Preler
De Zona de entendimiento, 1999