La mañana
(A Myrurgia Fuica en su nave de Altamar)
Porque está cerca de su cuna
puede el niño saltar como el pájaro ebrio
en su vuelo primero;
cerca de la fresca mañana
como vara de árbol a penas levantado;
reír estallando en chispas blancas,
los cabellos sueltos en la ventana nocturna,
—batalla de mariposas 
alrededor de su cara;— 
hendir el gris con un himno 
de piernas sucesivas 
y pies volando como hojas sueltas, 
tocando a penas la tierra
—¡luz en la espuma!;—
dormir al lado de sus dichosas fatigas 
y su caja de asombros; 
cuidándolo el espacio toda la noche, 
orgulloso de estar esperando su cuerpo,
—madre nueva en la que entra como un príncipe.—
Lejos, las naves de su sueño y su día; 
oh sí, lejos las aguas quietas 
y el silencioso verdor umbrío del lago.
Orfila Bardesio
De El ciervo radiante (1984)
