12 de enero de 2018

Los peces que engendraban hombres, Juan Jacobo Bajarlía

 Juan-Jacobo Bajarlía (n. en Buenos Aires el 5 de octubre de 1941 - f. en Buenos Aires el 22 de julio del 2005) fue un poeta, cuentista, ensayista, novelista, dramaturgo y traductor argentino.
Poeta, novelista, dramaturgo y periodista, nació en Buenos Aires en 1919 y obtuvo diversos galardones, entre ellos el "Ellery Queen"s Mystery Magazine" (1964), el del Fondo Nacional de las Artes (1969), el Premio Municipal de Narrativa (1970) y el Konex de Platino (1984). Bajarlía era también abogado, doctorado en Criminología; dirigió "Contemporánea" (1948-1950 y 1956-1957), revista que agrupó las tendencias de vanguardia. Desde el 27 de junio de 1982, colaboraba en forma permanente con LA GACETA Literaria. Su último trabajo fue publicado el 22 de julio.
Firmaba sus novelas policiales con el seudónimo de John Batharly. Publicó "Historias de monstruos" (1969), "Fórmula al antimundo" (1970), "El día cero" (1972), "El endemoniado Sr. Rosetti" (1977) y "Sables, historias y crímenes" (1983). Como poeta ha publicado "Estereopoemas" (1950), "La Gorgona" (1953), "Canto a la destrucción" (1968) y "Nuevos límites del infierno" (1972).
En ensayo produjo, entre otros títulos, "Notas sobre el barroco" (1950), "El vanguardismo poético en América y España" (1957), "Sadismo y masoquismo en la conducta criminal" (1959) y "La polémica Reverdy-Huidobro" (1964).
Estrenó varias piezas teatrales, y su drama "Monteagudo" (1969) obtuvo cuatro distinciones: la Selección Municipal para las Jornadas de Teatro Leído, el Premio Municipal de Teatro a la mejor obra no representada, la del Fondo Nacional de las Artes y la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores.
 Los peces que engendraban hombres

En el siglo xvi circularon en Europa algunos libros heréticos, cuyos posibles autores perecieron en la hoguera. De uno de ellos, L´origine de la magie (1583), (redactor no precisado todavía), se extrajo una fábula que aterrorizó a los inquisidores. Según este relato, sólo las aguas y los peces existieron en el origen de la vida. Pero los peces eran de distintos tamaños, y su dimensión posibilitaba una inteligencia peculiar que faltaba en los más pequeños, condenados, a su vez, a ser el alimento de los otros. Uno de esos grandes peces, llamado Incitant (incitante, promovedor de vida) de enormes aletas, voló un día hacia la superficie terrestre y arrojó su semen desaprensivamente. La parcela en que cayó el líquido se cubrió de una extraña tonalidad ambarina, y a los pocos meses un ser alongado y virtuoso comenzó a saltar sobre las piedras hasta que le crecieron alas en vez de aletas. Este ser alongado fue el primer pájaro que cruzó la atmósfera del planeta. Se alimentó de hierbas y gusanos y buscó refugio en las grutas cuando la altura lo cansaba.
La fábula no se detiene ahí. Relata las peripecias ulteriores del "hijo" alado de Incitant y concluye en la apertura hacia una ontogenia en cuyo origen los pájaros habían iniciado la vida humana.
No se sabe si esa fábula influyó o no en el religioso Lucilio Vanni, quien apenas vivió 35 años. Pero se conoce su historia de sabio inconformista dedicado a los estudios esotéricos. Fue el autor de una hipótesis demoledora según la cual el semen de los peces podía engendrar seres dotados de inteligencia, El primer hombre habría sido el producto del líquido espermático derramado por un pájaro divino, llegado de otro mundo. La respuesta de los Tribunales Inquisitoriales advino rápidamente. Lucilio Vanni fue encarcelado y condenado a muerte en el patíbulo. Lo ejecutaron en Tolosa, en 1619, arrancándole la lengua con una tenaza y estrangulándolo a continuación para que nunca más pensara ni repitiera esa "tremenda herejía".
Un siglo después, en 1748, se publicó el Telliamed, de Benoit de Maillet, que vivió entre 1656 y 1738. El libro había sido escrito en 1724. Pero el autor que conocía a sus contemporáneos y sabía cuál era la dimensión asombrosa de sus teorías, prefirió el anonimato al enfrentamiento de la ira. La tesis que desarrollaba tenía conexiones con la leyenda y las ideas del religioso cercenado y estrangulado en Tolosa. El también afirmaba en el Telliamed que en el origen de la vida los peces voladores habían engendrado a los pájaros. No reconocía ningún poder divino. Sólo el poder del semen de los peces, caído en una tierra virgen donde ya se habían, dado todas las posibilidades de la germinación. No sabemos qué habría sucedido si Benoit de Maillet hubiera sobrevivido a la publicación de su libro. Los sabios del siglo xx lo habrían recibido con una sonrisa, Pero esto no le quita ninguna importancia. La historia de la ciencia es la historia de la libertad de pensamiento.


Juan Jacobo Bajarlía
Historias de monstruos
Prólogo de: Leopoldo Marechal
EDICIONES DE LA FLOR (1969)

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