¡No te mueras, Pelusa!, Pedro Serazzi
“Dedicado a la verdadera Pelusa, una joven de Atacama,
Chile, que inspiró este cuento”
¡Pucha y repucha!... Hoy en la noche casi pierdo la vida
aquí en mi Chañaral. Todo por dármela de mujer grande. Le habría echado a
perder los planes de verano a mi papá, a mi mamá y hermana, Valentina. ¡¿Cuándo
iré a recapacitar y no continuar haciendo leseras?! … Cambiaré a partir de hoy,
se lo prometo a Santa Teresita de Los Andes, la misma que cuando era Sor
Teresita, el Papa Bueno, Juan Pablo II, la beatificó cuando vino a Chile y mi
mamita estuvo allí en la ciudad de San Felipe. ¡Te lo juro, Santa Teresita que
no engañaré más al papá y a la mamá!
Mi madre me habló tantas cosas lindas de la Santa, que
murió apenas pasado los 20 años, en la flor de la vida. Una vez le pedí que me
llevara al santuario y le dije que sería su seguidora, y que en nombre de Dios
y la Santísima Virgen, prometía que sería una buena persona, pícara como toda
joven, de carretes moderados, de muchos valores, pero mala ¡jamás!, porque mis
padres me han formado para el bien y los valores no es bueno echarlos al tarro
de la basura.
Sin embargo, en este momento estoy de rodillas en mi
habitación, ante tu imagen de porcelana, Santa querida. Y es porque la
conciencia me remuerde esta madrugada. Hice cosas malas y te pido perdón. Y
aunque me duele mucho el cerebro, esto no es impedimento para arrepentirme,
decirte que no se repetirá lo que hice y que ratifico la promesa que de hace ya
tres años, porque por una rebeldía innecesaria, pasión o no sé que locura, por
emociones nuevas, hace poco rato casi pierdo la vida.
Pedro Serazzi
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