EPITAFIO
De estatura
mediana,
Con una voz ni
delgada ni gruesa,
Hijo mayor de un
profesor primario
Y de una modista
de trastienda;
Flaco de
nacimiento
Aunque devoto de
la buena mesa;
De mejillas
escuálidas
Y de más bien
abundantes orejas;
Con un rostro
cuadrado
En que los ojos se
abren apenas
Y una nariz de
boxeador mulato
Baja a la boca de
ídolo azteca
—Todo esto bañado
Por una luz entre
irónica y pérfida—
Ni muy listo ni
tonto de remate
Fui lo que fui:
una mezcla
De vinagre y de aceite
de comer
¡Un embutido de
ángel y bestia!
Nicanor Parra
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