William Shand (Glasgow, 20 de diciembre de 1902 - Buenos
Aires, 8 de noviembre de 1997), fue un poeta, novelista, dramaturgo y traductor
argentino de origen escocés. Radicado desde 1938 en Argentina, al llegar en el
año 1938 trabajó en el diario La Nación como crítico literario y traductor.
Publicó las colecciones de poemas Dead season's heritage
(1942), Selected poems (1978), las ediciones bilingües Nine poems, Poemas y
varias compilaciones durante las décadas siguientes. En 1969 recopiló una
antología de autores argentinos que tradujo al inglés. Escribió los libros de
cuentos La obsesión de Branti (1975) y Cuentos completos (1987), entre otros
volúmenes. A partir de El guerrero ciego (1953) se dedicó también a la
dramaturgia. Así fue como en 1971 escribió junto a Alberto Girri el libreto
para la ópera Beatrix Cenci, de Alberto Ginastera, con cuya puesta en escena
colaboró en el Kennedy Center de Washington (EE.UU., 1971), el New York City
Opera (1973) y en el Teatro Colón (1992). Sus piezas dramáticas fueron reunidas
en Teatro (1989). Recibió tres fajas de honor de la Sociedad Argentina de
Escritores y tres premios municipales.
Tradujo al español a los poetas John Donne y Stephen
Spender.
Caracterizado como "un cuidadoso observador de la
sociedad argentina contemporánea", Shand frecuentemente abordó tópicos
altamente controvertidos y delicados". Dividió su tiempo viviendo es su
apartamento frente a la Plazoleta Carlos Pellegrini y su residencia en el
barrio de San Miguel.
¡Ponte de pie, preséntate!
¡No te encojas detrás de tu vecino!
¡Muestra tu ser y todo lo que eres!
Atiesa tus rodillas, endurece tu pecho,
inaugura el espacio
donde puedas insertar
esos requerimientos de estaciones idas,
moldéalas a tu gusto
quebrando tácitos acuerdos.
¡Enfréntate a las masas!
Deja que te señalen
y con sarcasmo, míralas,
desmantelar sus fibras.
Quédate intacto con las armas
que nadie reconoce,
armas hechas por láminas secretas
de comprensión,
inexpugnables ante los asaltos.
¡Quédate donde estás!
Deja que otros se acerquen
con sus derrotas y sus furias.
Oye sus dogmatismos
empapados de víctimas
y arriésgate a entender
sus discrepancias.
La impaciencia no sirve
donde los medrosos nada innovan.
¡Recuéstate en el muro!
Ve cuán imperturbables
ellos rechazan la tendida mano,
sin querer liberar
los cómodos peligros
que merodean por sus sueños.
Danzan indiferentes
en cúmulos de corrupción;
han sucumbido las melodías.
…….No pudieron cumplir y se marcharon.
…….Aunque vivos, están junto a los muertos.
–
∇ Traducción
de Elizabeth Azacona CRANWELL- Buenos Aires, primavera de 1987.
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