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Como no sé, ni puedo,
cantar cosas grandes,
canto la modestia
de cosas rurales.
Delicias del campo:
faenas y hólganzas,
la paz de mi villa,
las glorias serranas,
una vida recta
más clara que el agua,
quizás una risa,
tal vez una lágrima...
Amo más que el muro
de elegancia urbana,
la firmeza humilde
de la tapia aldeana,
y más que la vida
veloz, ciudadana,
mi vivir oscuro
en la tierra puntana.
¡Ojalá que nunca
de esta villa salga!
Y si el ruego se cumple,
destino... ¡bienhayas!
Antonio Esteban Agüero
De Poemas Lugareños (1937)
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