LIMINAR
EL guerrero:
Éramos eternos corriendo auténticos
detrás de los suefios, de los duendes,
de la sed.
Alejábamos la muerte con intuición y
destreza.
Todo era llama de futuro:
un sin fin de fuego en la magia del ser
atravesado por la impaciencia.
El escriba nocturno:
Ahora que la tarde cierra mis ojos con
prontitud
descreo del oro y su alegría,
desoigo el impulso que abruma las horas
y cae al silencio.
En este ocaso sólo quiero un árbol
y mancharme de verdor
El fuego es un color muy lejos de la mano.
Ricardo Rubio de El color con que atardece,
editorial La Luna Que (2002)
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