La casa de la abuela
Hubo una casa donde la alegría
habitó con la paz del jazminero.
Vieja morada del amor primero
distante en el correr de cada día.
¿Juega en el patio un niño todavía?
Quizás ahora bajo sol de Enero
un grito de gorriones, bullanguero,
baja al misterio de la galería.
Hoy los altos naranjos son despojos.
Entonces tras su fronda ante mis ojos
un cielo de cometas se extendía.
Una noche fatal también la higuera
rodó con su frescor de primavera
hacia un tiempo de espanto y lejanía
Carlos Garro Aguilar
De "las voces incesantes", Ediciones
"raíz y palabra" (1984)
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