Soneto noctámbulo
Deambular. Sin
horario. Sin destino.
Atravesar,
silbando, el largo puente.
Seguir a esa
muchacha indiferente.
Detenerse, de
pronto, a tomar vino.
No saber del amor
ni el desatino.
No pasarse la mano
por la frente.
Ser lento porque
sí. Ser un ausente.
Caminar sin
volver. Ser el camino.
Y nada más. Y
todo. Y lo que espera
en la sombra que
no nos ensombrece.
Y otra vez, calle
adentro, calle afuera.
Y pasar. Sin que
conste. Sin que pese.
Pensar que llegará
la primavera.
Y alguna vez mirar
cómo amanece.
Osvaldo Guevara
De Los zapatos de
asfalto (1967)
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