Felipe Angellotti (1937- 2015)
Maestro y Profesor de Letras. Poeta, narrador, novelista
y dramaturgo. Tiene publicados cuatro libros, dos de cuentos y poesías, una
novela .y el último de narraciones cortas.
Ha participado en
numerosas antologías y revistas literarias como en Congresos y Encuentros de
escritores en el país y el extranjero.
Fue guionista y
actor en cortos metrajes para la
televisión. Interpretó varios papeles en obras de teatro.
En 1999 La dirección de Cultura de la Provincia de
Córdoba, premió su obra Teatral “El Sargento Maciel”, dentro del Proyecto de
Desarrollo de dramaturgias con temáticas regionales y luego se representó en la
sala del Teatro Rivera Indarte de la ciudad de Córdoba
En radioteatro
para aplaudir .Concurso organizado por Argentores le seleccionan la obra “Estos
Tiempos” la que fue representada en la sala Gregorio de Laferrére en Buenos
Aires el 16 de octubre de 2002 en el Primer Concurso Nacional de Radioteatro
Unitario.
Fue fundador y
Coordinador General del Círculo de Narradores de Traslasierra “Paso del león”.
POR UNOS PESOS DE MIERDA
El patrón era un ser insensible. La situación de sus
peones poco le importaba. Ellos eran pobres y todos cargados de hijos. Moncho
no era la excepción, era padre de diez niños, muy seguiditos. ”tropilla del
mismo pelo” como dijera Molina Campos.
Don Julio el patrón les pagaba poco, una miseria, apenas
les alcanzaba para las tortas al rescoldo y algún guisito, a veces sin carne,
porque no podían comprar ni un miserable caracú.
De asado, ni hablar, alguna vez cuando en la estancia se
marcaba los terneros, entonces se comían las criadillas a la parrilla o algún
pedazo de carne a las brasas que el patrón permitía, sólo para quedar bien con
los invitados, pero nunca con la peonada.
Hacía tiempo que el Moncho quería abordarlo para pedirle
un aumento porque ya se le hacía muy pesado mantener a sus “guríes” como él los
llamaba.
Estaba esperando la oportunidad de abordarlo, hasta que
un día se le presentó, cuando vino a ordenar que se embretara a una tropilla de
novillitos que ya tenían más de dos años y los quería vender en la feria
ganadera del pueblo.
Moncho se acercó en el peor momento cuando el patrón
estaba haciendo números. Con paso lento y miedoso, se le arrimó haciendo girar
entre sus rudas manos, su sombrerito “Caú” .
-¡Patrón!.
-¿Qué querés?, le dijo, despreciativo.
-Es que sabe, la vida está muy cara y no me alcanza pä
alimentar a mis gurisitos, son como diez patrón y con mi guaina doce.
-La pucha que te había gustado encamarte sin forro
chamigo y ahora me venís con esas a mí, como si yo tuviera la obligación de
mantener a tus hijos.
-Es que es poco lo que me paga y toda la familia trabaja
cuidando los animales, vacunándolos, llenando la represa con agua y cortando el
pasto cuando hay sequía.
-Para eso te pago, pá que hagás esas tareas chamigo. Mirá
Moncho si no te conviene buscate otro conchabo y te vas con tu familia .Me
harías un favor porque esos tipos que representan al gobierno me andan
siguiendo los pasos porque no pago lo que la ley fija y joden con eso del
salario familiar y vos con todos tus críos me saldrías caro. Así que andá
buscando donde irte, ¿me oíste?.
-¿Y a dónde voy a ir patrón?, ¡Quién me va a recibir con
diez gurises .Me voy a quedar por aquí nomás .
-Está bien, pero no me jodás con aumentos de sueldo. ¿Me
oíste?.
-Está bien patrón.
Se fue despacito rumiando la rabia. Sintió como una brasa
en el pecho y colocándose el sombrerito “caú” ,dijo en voz apenas audible.
“ Yo siempre le fui fiel patrón, siempre le cuidé los
intereses, hasta una vez casi pierdo la vida cuando me enfrenté a esos ladrones
que le estaban robando unas vacas del campo. Me dieron un balazo en el pecho y
estuve internado en el hospital del pueblito como un mes hasta que me curé y
usté no apareció ni pá darme las gracias. Y ahora me niega unos pesos de mierda
que no son pá chupar, ni jugar, sino pá darle de comer a mis gurisitos.
Sabe patrón, yo siempre fui honesto porque mi padre me
enseñó a serlo, pero aura, se acabó, yo quise ir por las guenas y usté me trató
como si fuera un perro más de la estancia. No voy a tener empacho de carniarle
un novillo cuando mis gurises tengan hambre y usté ni va a sospechar, porque
voy a dejar los cueros tirados y le voy a mentir que ha sido el león el que se
lo comió. Hasta rastros de las patas le voy a dejar. Otras vaquitas van a
desaparecer, Tiene tantas que una menos no le va a interesar.
A partir de ahora los dos vamos a ser ladrones patrón y
todo por unos pesos de mierda que me negó. Nunca mis hijos volverán a pasar
hambre. Se lo juro.
Felipe
Angellotti
Felipe Angellotti y Jose Luis Colombini Encuentro Internacional de escritores Cuentos Breves
Diciembre de 2008
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