(El Poema), Carlos Bousoño
A Jorge Guillén
1
Dejad que la palabra haga su
presa lóbrega,
se encarnice en la horrenda
miseria
primaveral, hoce del destino,
cual negra teología
corrupta.
Súbitas, algunas formas
mortales,
dentro del soplo de aire
permanente e invicto.
La palabra del hombre,
honradamente
pronunciada, es hermosa, aunque
oscura,
es clara, aunque aprisione
el terror venidero.
Hagamos entre todos la palabra
grácil y fugitiva que salve el
desconsuelo.
... Como burbuja leve la
palabra
se alza en la noche, y
permanece
cual una estrella fija entre
las sombras
2
Y así fue la palabra
ligero soplo de aire
detenido en el viento,
en el espanto,
entre la movediza realidad y el
río
de las sombras. Ahí está
detenida
la palabra vivaz, salvado este
momento
único
entre las dos historias.
... De pronto el caminar fue
duradero
y el hombre inmortal fue,
y las bocas que juntas
estuvieron
juntas están por siempre.
Y el árbol se detuvo en su
verdor
extraño, y la queja
ardió en una zarza
misteriosa.
3
Allí estamos nosotros.
Allí dentro del hálito.
Tú que me lees estás allí
con un libro en la mano.
Y yo también estoy.
Tú de niño, cual hombre, como
anciano,
estás allí.
Tu corazon está con su
amargura,
ennoblecido y muerto.
Y vivo estás.
Y hermoso estás.
Y lúcido.
4
Todo se mueve alrededor de ti.
Cruje el armario de nogal,
salpica
el surtidor del jardín.
Un niño corre tras una
mariposa.
Adolescente, das tu primer beso
a una muchacha que huye.
Y huyendo así, huye nada,
quieto en el soplo tenue.
5
Y así fue la palabra entre los
hombres
silenciosa, en el ruido
miserable
y la pena,
arca donde está el viento
detenido
y suelto,
acorde suspendido y desatado,
leve son que se escucha
como más que silencio, en el
reposo
de la luz, de la sombra.
Así fue la palabra,
así fue y así sea
donde el hombre respira,
porque respire el hombre.
De «Oda en la ceniza» (1967)
Carlos Bousoño
Carlos Bousoño
Biografía
Nació en Boal, Asturias, en 1923. A los dos años sus
padres se trasladaron a Oviedo, donde transcurrieron su niñez y adolescencia.
Estudió los dos primeros años de la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y
se trasladó a Madrid a los diecinueve años. Se licenció en la Universidad
Central [hoy Complutense] con Premio Extraordianario en 1946. Se doctoró en
Filosofía y Letras en 1949 en esa misma universidad, con una tesis doctoral (la
primera sobre un escritor vivo en España) sobre la poesía de Vicente Aleixandre,
poeta de la Generación del 27, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en
1977. Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre,
1950) y sigue considerándose el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de
este autor.
Fue profesor de Literatura española en varias
universidades norteamericanas [Wellesley, Smith, Vanderbilt, Middlebury, New
York University, entre otras], y profesor de Estilística en la Universidad
Complutense de Madrid, de la cual es hoy Profesor Emérito. Es miembro de Número
de la Real Academia Española desde 1980 y doctor honoris causa por la
Universidad de Turín [Italia].
En 1995 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las
Letras. Es «Honorary Fellow de la Hispanic Society of America». Fue votado durante
muchos años el mejor profesor de la Universidad Complutense. Ha sido un
deslumbrante conferenciante. Sus clases en la Universidad Complutense fueron
siempre lecciones magistrales que Bousoño decía sin mirar ni un solo apunte. Su
fama como profesor llevó a sus aulas a los más destacados poetas y escritores
que estudiaron en la Universidad Complutense, entre los que cabe destacar a
Claudio Rodríguez, Mario Vargas Llosa, Francisco Brines y José Olivio Jiménez,
entre otros.
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