Dictado por la mañana
Todo el proceso, incluido el resplandor
siguiendo a la mano adiestrada
-la mente se excluye y trata de apartar
a la razón, de limpiar el camino-,
duró hoy quince minutos.
Ahora cubriré lo aparecido
y esperaré sin instrucciones
el trabar de los huesos,
que hilos carnales los envuelvan.
A veces nace sin ojos, sin pies:
quizás escuché mal o era
demasiado pronto,
demasiado temprano.
Rodolfo Godino
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