Aldo Luis Novelli y Jose Luis Colombini
Escribo mucho
a mis amigos poetas
Escribo mucho/ pero poco bueno
poco que me emocione a mí
después de un tiempo secreto
que olvido quién lo escribió.
Escribo mucho/ mucha cosa que nadie lee
pero le leo a él aunque se enoje
porque tiene sueño y mañana debe levantarse temprano
porque el pan de cada día y los hijos y todo eso
y la escritura es nada o es algo como
un foco triste en medio de la oscuridad de la pieza
un cuaderno donde me siento un Rimbaud viejo
traficando con esclavas lujuriosas/
un Gianuzzi vapuleando a Heidegger dentro de un círculo
acompañado de un perro que lo mira con hambre/
un Pessoa que se desdobla y me saluda desde la ventana
de este bar donde me encuentro bebiendo por ella.
Escribo algunos textos más fuertes que esta ginebra
que emocionan a Cursaro detenido allá/ en estación/tierra/nada
o admiran las ardorosas poetas Gaby Bruch y Soledad Davis
textos donde Mansilla: poetas de ojos rojos/ me nombra
o el poeta oculto: Spíndola me renombra/ pateando latitas
en polvorientas calles laterales/
o Paula Yende, Yenny Paredes y Lili Campazzo
afamadas poetas fundadoras del club de la canasta
se transforman en fieras indomables
por la magia de un sombrero que esconde historias
indecibles/
y allá en la populosa Tucson/ el poeta del Harlem: Julio
Carabelli
o en la patria de arena/ el Quijote del verso: Sergio De
Mateo
dedican poemas dolientes a un tipo
que baila borracho entre sombras ilusivas/
mientras ‘on te road’ Rigazio y ‘minimalism’ Bohoslavsky
escriben como si no hubiera mañana
y Dante y el Vasquito se emborrachan de poesía
alcohólica/ porque no hay mañana.
Pero no me quemo tanto como me quema esta soledad
cuando el viento arrastra viejos fantasmas contra el
vidrio
y mi memoria viaja hasta aquel campamento petrolero
y estoy solo jugando a la pelota en medio del desierto.
Escribo mucho y no sé si esta noche
que el cielo esta borroso y la luna desaparecida
como tantos hace tiempo/
y un ángel negro me mira desde el borde de la mesa
esta lluvia que empapa mi alma/ me traerá el sabor de su
piel.
Aldo Luis Novelli
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