Edad clandestina
se murmura se bebe si hubiéramos sabido
la certeza en su piel era una mano más
la sonrisa en desorden
el atardecer que se angustia ante su filo
esconde tras sus brazos la madera reciente
la más reciente súplica
y oscila un gesto mineral hacia nosotros
veremos hoy de nuevo al hijo de su altura
al sol que era en su idioma como un
cansancio atroz
al niño que arrojaba su sangre por las
calles
un resplandor salvaje desnuda su cintura
intima a su conciencia
deja pasar los años peces nuevos
que se encabritan en medio del suplicio
detrás de la mañana
encontramos el sabor que cubre sus hechizos
su corazón es ahora un adolescente
imaginario
un destino en secciones.
Rodolfo Alonso
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