SIMULACIÓN DE LA ROSA
Piensa en la tarde sin la nube reveladora,
sin los azorados ojos
que ciñen la luz hasta la calma,
sin los ruidos múltiples de las múltiples
cosas.
Escucha sólo la voz de la tierra
gritando sus quejas en un susurro sin
rencor
al oído franco de las lágrimas.
Imagina el grito,
si fuera posible que el roedor gritara
en relación al ultraje del felino.
Dibuja las blancas manos de la madre
-ya con sombras y futuros imprecisos-
buscando el brote breve y oportuno de la
idea.
Simula en tu futuro un país espiritual,
una mujer con la simple virtud del
presente,
un hombre cruel a la crueldad,
una verdad descontada.
Ricardo Rubio de Simulación de la rosa
Editorial La luna que (1998)
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