TIBIA OSCURIDAD
Otra vez, el poema y su eco a cuestas,
el aroma del tabaco
y la luz de la lámpara, que titila
en las paredes del espejo.
Vertical y tintineantes
las palabras sopesan el viento:
algunas hablan con pasión y
otras, con el alma rota, guardan
silencio
ajenas a las flores y al tiempo.
Mientras sucede todo
en el vértigo de la desembocadura
el crepúsculo se redujo a un rayo
milagroso
embriagado de rótulos azules.
Mientras otros duermen
hay una tibia oscuridad en toda la casa
aumentando, el aire cómplice,
que corre y seguirá corriendo
alrededor de la noche.
Claudio Amancio Suarez
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