Repatriación
Quizás alguna vez
pueda volver de nuevo a aquella casa,
donde las piedras son ya
la mirada del agua en la noche quieta.
¿Qué ligero viento moverá
sus planetas perdidos en la ceniza del
titiritero,
por donde se fuga la memoria escondida
jugando a policías y ladrones?
¿Y qué será de aquella luna verde
que pintaba en la ventanas de la abuela
el santo y seña de mis pasos y
humedecía su alegría?
Algo de la memoria encuentra su lugar
preguntando: cuanto duran las
resurrecciones
de la infancia en el patio de mi casa,
sin otra luz que mi deseo.
Quizá ya no vuelva nunca
al patio de los geranios ondulante,
quizás el amor sea precisamente esto,
un horizonte luminoso, distante,
inalcanzable.
Claudio Suarez
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