Eduardo "Lalo" Argüello leyendo El paso del retorno de Vicente Huidobro
Café Literario del Jueves 12 de Abril de 2012, en Quo Vadis Café, Sarmiento 341 (Al lado de Tribunales), Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue Las Raíces
Organiza Grupo Literario Tardes de la Biblioteca
EL PASO DEL
RETORNO
A RAQUEL QUE ME DIJO
UN DÍA CUANDO TÚ TE
ALEJAS UN SOLO INSTANTE,
EL TIEMPO Y YO LLORAMOS
Yo soy ese que
salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías
de vida y muerte
Su propio corazón
y el corazón del mundo
Cuando el viento
silbaba entrañas
En un crepúsculo
gigante y sin recuerdos
Guiado por mi
estrella
Con el pecho vacío
Y los ojos
clavados en la altura
Salí hacia mi
destino
Oh mis buenos
amigos
¿Me habéis
reconocido?
He vivido una vida
que no puede vivirse
Pero tú Poesía no
me has abandonado un solo instante
Oh mis amigos aquí
estoy
Vosotros sabéis
acaso lo que yo era
Pero nadie sabe lo
que soy
El viento me hizo
viento
La sombra me hizo
sombra
El horizonte me
hizo horizonte preparado a todo
La tarde me hizo
tarde
Y el alba me hizo
alba para cantar de nuevo
Oh poeta esos
tremendos ojos
Ese andar de alma
de acero y de bondad de mármol
Este es aquel que
llegó al final del último camino
Y que vuelve
quizás con otro paso
Hago al andar el
ruido de la muerte
Y si mis ojos os
dicen
Cuánta vida he
vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían
también deciros
Cuánta vida he
muerto y cuánta muerte he vivido
¡Oh mis fantasmas!
¡Oh mis queridos espectros!
La noche ha dejado
noche en mis cabellos
¿En dónde estuve?
¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia
aquélla o era mayor presencia?
Cuando las piedras
oyen mi paso
Sienten una
ternura que les ensancha el alma
Se hacen señas
furtivas y hablan bajo:
Allí se acerca el
buen amigo
El hombre de las
distancias
Que viene fatigado
de tanta muerte al hombro
De tanta vida en
el pecho
Y busca donde
pasar la noche
Heme aquí ante
vuestros limpios ojos
Heme aquí vestido
de lejanías
Atrás quedaron los
negros nubarrones
Los años de
tinieblas en el antro olvidado
Traigo un alma
lavada por el fuego
Vosotros me
llamáis sin saber a quién llamáis
Traigo un cristal
sin sombra un corazón que no decae
La imagen de la
nada y un rostro que sonríe
Traigo un amor muy
parecido al universo
La Poesía me
despejó el camino
Ya no hay
banalidades en mi vida
¿Quién guió mis
pasos de modo tan certero?
Mis ojos dicen a
aquellos que cayeron
Disparad contra mí
vuestros dardos
Vengad en mí
vuestras angustias
Vengad en mí
vuestros fracasos
Yo soy
invulnerable
He tomado mi sitio
en el cielo como el silencio
Los siglos de la
tierra me caen en los brazos
Yo soy amigos el
viajero sin fin
Las alas de la
enorme aventura
Batían entre
inviernos y veranos
Mirad cómo suben
estrellas en mi alma
Desde que he
expulsado las serpientes del tiempo oscurecido
¿Cómo podremos
entendernos?
Heme aquí de
regreso de donde no se vuelve
Compasión de las
olas y piedad de los astros
¡Cuánto tiempo
perdido! Este es el hombre de las lejanías
El que daba vuelta
las páginas de los muertos
Sin tiempo sin
espacio sin corazón sin sangre
El que andaba de
un lado para otro
Desesperado y solo
en las tinieblas
Solo en el vacío
Como un perro que
ladra hacia el fondo de un abismo
¡Oh vosotros! ¡Oh
mis buenos amigos!
Los que habéis
tocado mis manos
¿Qué habéis
tocado?
Y vosotros que
habéis escuchado mi voz
¿Qué habéis
escuchado?
Y los que habéis
contemplado mis ojos
¿Qué habéis
contemplado?
Lo he perdido todo
y todo lo he ganado
Y ni siquiera pido
La parte de la
vida que me corresponde
Ni montañas de
fuego ni mares cultivados
Es tanto más lo
que he ganado que lo que he perdido
Así es el viaje al
fin del mundo
Y ésta es la
corona de sangre de la gran experiencia
La corona regalo
de mi estrella
¿En dónde estuve
en dónde estoy?
Los árboles lloran
un pájaro canta inconsolable
Decid ¿quién es el
muerto?
El viento me
solloza
¡Qué inquietudes
me has dado!
Algunas flores
exclaman
¿Estás vivo aún?
¿Quién es el
muerto entonces?
Las aguas gimen
tristemente
¿Quién ha muerto
en estas tierras?
Ahora sé lo que
soy y lo que era
Conozco la
distancia que va del hombre a la verdad
Conozco la palabra
que aman los muertos
Este es el que ha
llorado el mundo el que ha llorado resplandores
Las lágrimas se
hinchan se dilatan
Y empiezan a girar
sobre su eje.
Heme aquí ante
vosotros
Cómo podremos
entendernos Cómo saber lo que decimos
Hay tantos muertos
que me llaman
Allí donde la
tierra pierde su ruido
Allí donde me
esperan mis queridos fantasmas
Mis queridos
espectros
Miradme os amo
tanto pero soy extranjero
¿Quién salió de su
tierra
Sin saber el
hondor de su aventura?
Al desplegar las
alas
Él mismo no sabía
qué vuelo era su vuelo
Vuestro tiempo y
vuestro espacio
No son mi espacio
ni mí tiempo
¿Quién es el
extranjero? ¿Reconocéis su andar?
Es el que vuelve
con un sabor de eternidad en la garganta
Con un olor de
olvido en los cabellos
Con un sonar de
venas misteriosas
Es este que está
llorando el universo
Que sobrepasó la
muerte y el rumor de la selva secreta
Soy impalpable
ahora como ciertas semillas
Que el viento
mismo que las lleva no las siente
Oh Poesía nuestro
reino empieza
Este es aquel que
durmió muchas veces
Allí donde hay que
estar alerta
Donde las rocas
prohíben la palabra
Allí donde se
confunde la muerte con el canto del mar
Ahora vengo a
saber que fui a buscar las llaves
He aquí las llaves
¿Quién las había
perdido?
¿Cuánto tiempo ha
que se perdieron?
Nadie encontró las
llaves perdidas en el tiempo y en las brumas
¡Cuántos siglos
perdidas!
Al fondo de las
tumbas
Al fondo de los
mares
Al fondo del
murmullo de los vientos
Al fondo del
silencio
He aquí los signos
¡Cuánto tiempo
olvidados!
Pero entonces
amigo ¿qué vas a decirnos?
¿Quién ha de
comprenderte? ¿De dónde vienes?
¿En dónde estabas?
¿En qué alturas en qué profundidades?
Andaba por la
Historia del brazo con la muerte
Oh hermano, nada
voy a decirte
Cuando hayas
tocado lo que nadie puede tocar
Más que el árbol
te gustará callar.
Vicente Huidobro
De Últimos Poemas.
Póstumo, 1948
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