TRANSMUTACIÓN
Un día tu pelo está ido,
despegado
y habla, lengua de palo la calavera.
Tu semblante se va para salvarse.
Ya no tienes animal en dónde verte,
soporta los últimos, precarios,
insectos de tus ojos,
el hueserío de tu risa.
Devuelve el pez de tu deseo,
tu conocimiento
al agua,
al pájaro
tu instante,
y, antes de irte,
devuelve tu pequeño infinito
-y agradece-
a la víbora.
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