Venus
Cuando llegas, nadie
te anuncia,
aún oscurece piedra y
piedra la tarde
y apaga arriba o
halcón o paloma,
sus animales de
fuego.
Y los árboles ya son
objetos de la noche.
Todo cicatriza, como
un párpado;
damos la espalda al
cielo.
Pero tú abres
puertas,
te instalas y
desnudas,
e inicias, en los
declives de la sombra
-fijo planeta, rara
diosa-,
el esplendor de la
mujer y el rocío.
Alejandro Nicotra
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