POESÍA Y PLANETA TIERRA
Caminadores de azul para llegar a la tierra, a todas las
tierras de la tierra, hemos llegado a saber --no en la palabra sino en la
realidad que permite el ser caminador del mundo- que todos los hombres de la
tierra son iguales, que todos los ríos son marrones, que todos los
mares son azules, y todo ello a pesar de comprender que
hay hombres desiguales, que hay ríos que son rojos y mares que son negros.
Con la poesía y en la poesía, esa poesía que el “mago del
norte” Hamman decía era la lengua matriz del género humano, podemos afirmar que
las generaciones, que las escuelas, que las simples palabras que podamos
inventar para designar a esos engendros llamados poetas, son válidas también en
las antípodas. Hoy, habitantes de un planeta sin límites, habitantes de sueños
que nos han de llevar a constelaciones separadas por millones de kilómetros,
esa certidumbre de realidades y de sueños se hace palpable, real, al poder
estudiar con un escorzo
mayor toda la vida sucedida en la tierra.
La historia nos afirma esa certidumbre, hasta ayer
nebulosa. Desde Antístenes, que habló de la doctrina política de la ciudadanía
universal, pasando por Lucrecio, que al decir de Dilthey “ha sido el primero en
expresar la profunda serenidad de ánimo que produce la idea de ser un Fenómeno
pasajero de esa totalidad inmensa, de ser espectador fugaz de esa
representación inacabable”, siguiendo con Saint Simon, Engels y Prouclhon,
buscadores de un nuevo camino para la humanidad, continuando con Kierkegaard,
profeta de la angustia metafísica que hoy
nos rodea, y llegando a Camus, vislumbrador de la fórmula
buscada por el hombre y aún no encontrarla, toda la historia del ser, que es
también la historia de la poesía, es la historia de igualarnos, más allá del
sentido materialista, en el maravilloso de la sabiduría, del amor, de
la bondad y de la tolerancia.
Indudablemente podremos pasar, usando palabras de este
tipo por adherentes de las doctrinas que todo el siglo XVIII llevo en sus espaldas.
En parte ello puede ser verdad, pero es más exacto
pensar, siempre creyendo en la poesía como matriz de esa búsqueda -pura del
ser-,que todas las palabras (Jorge Guillén dijo una vez en Venecia, que los
sueños van en busca de la poesía tropezando con el estorbo de la palabra) pueden
confundirse-, y podremos ser nosotros también confundidos, o marcados, como
pirrónicos (rememorando a Enesídemo, tal vez el
primer futurista de la tierra)
O como como humanistas, o como católicos, o como
empiristas, o como existencialistas, o como marxistas, que todo ello entra en
el duende de la poesía, la verdadera, la buscadora de azules y de negros, la buscadora de veranos de paz para
el planeta tierra.
Pero si bien nos está dado confundir muchas posturas,
otras son claras como cielos de trópicos y conociendo bien el camino del
pensamiento humano hasta hoy, transcurrido desde los Vedantas ( recordar a Lao
Tse, que nos habkla de una vida compasiva, sobria y humilde, es recordar un
sueño todavía inalcanzado por los hombres ) hasta desembocar en la Era Atómica
donde la ciencia y los descubrimientos, gigantes monstruos, roban todos los pensamientos
del hombre, podemos afirmar rotundamente esa igualdad de sueños, de anhelos que
constantemente se movió entre las manos y el corazón do los grandes hombres de
la tierra, sean sus nombres Confucio o Jesús, Sócrates o Kierkegaard, Nieszche
o Comte, Novalis o Gandhi.
Hoy, el planeta tierra, sabe todo eso. Vivimos una época
deslumbradora e increíble, radares y cápsulas nos asombran, somos testigos y receptáculo
de muchas etapas de la vida terrena.
Querer engañarnos o engañar es una artimaña sin sentido
para la arrolladora verdad que sabemos existe existe detrás del átomo desintegrado.
Y el poeta de hoy, ¿en qué torre se encuentra? ¿Cuál es
el que emula a Einstein y a Planck, y contesta la teoría del átomo primitivo
del Padre Lemeitre?
El rompimiento del héroe que era el poeta, que se creía
el poeta de ayer, sucesor de Prometeo y de Neptuno fue gestándose en nuestro siglo.
A partir de Verlaine y hasta nosotros, el canto ha tomado vivencia personal y
desesperante. Desde el hermetismo necesario de Ungaretti
y Montale, hasta la beats generación de los Estados
Unidos y la “no te metas” generación de Argentina, la poesía se repliega y
busca el grupo y el misterio que no pueden darle las realidades abrumadoras y
veloces de la ciencia. Los surrealistas buscan drogas inventoras de
sueños, los imagínistas, con Pound a la cabeza,
pasticcios de palabras de taberna con citas eruditas de Grecia, los
existencialistas la náusea aprovechando todo lo que asusta a la moral
prefabricada de mediocres y vacíos. Una nueva torre de marfil, la de la
desesperanza, nos acosa, pues el mundo de Tatabomba es desmesuradamente grande
y parecería no querer darle lugar a las palabras dichas con musicalidad y sentimientos.
Ante un mundo “tierra” que se iguala inevitablemente en
sus estratos sufridos y paupérrimos buscando el fin del hambre. Ante un mundo que
elimina muchas cosas inútiles. Ante un mundo que intuye presiente, que el planeta
tierra debe llevar a la práctica el ideal de Lao-tse,
de Sócrates, de Saint Simon, de Camus, un mundo no
unilateral sino formado por todas esas experiencias carnales y espirituales que
el hombre ahora conoce y sabe que necesita para continuar su marcha, ante un mundo
así, ahí estamos, por lo menos nosotros, los nacidos bajo el signo silencioso y
aterrador del dios de nuestro siglo: Tatabomba
Ariel Canzani
Océano Atlántico. marzo de 1964.
CÓRMURAN DELFIN.
Año 1. Viaje N° 3. Agosto de 1964.
ARIEL CANZANI D. poeta de compacta y continua obra (casi
veinte libros impresos, los últimos cinco publicados por la Editorial LOSADA de
Buenos Aires), compartió su espíritu creativo con una revista de poesía
comunitaria internacional que durante diez años fue casi el único puente literario entre la República Argentina y el resto de
Latinoamérica y el mundo. CORMURAN Y DELFIN, tal fue el nombre que recibiera al
nacer, ofreció en sus índices las más insólitas antologías de poesía de la
tierra y en verdad tal vez haya sido la primera revista "planetaria"
de poesía en su tipo. En su interior, junto a poemas memorables
se respiraba constantemente un espíritu de combate no usual por las latitudes
argentinas, donde normalmente tenia prioridad el preciosismo del lenguaje y la
superficialidad bien construida sobre el compromiso y el testimonio.
CORMORAN Y DELFIN fue una revista diferente, que no
amparaba a un grupo dispuesto a destrozar al resto por la posesión de un premio
o un efímero puesto en el “parnaso” argentino. Fue esencialmente una revista
abierta e independiente enrolada en y con el tiempo histórico convulso
transcurriendo en Argentina y en Latinoamérica. Las .selecciones de poesía de países
(especialmente realizadas para ella) incluidas en sus índices, daban muestra
del conocimiento poético de Canzani que, como buen vagabundo con ojo de águila,
por sus viajes pudo alternar personalmente o por carta con casi todos los
colaboradores de su “quijotada” como él (profiriendo grandes carcajadas) la había
bautizado. Ese mar de poesía, ese festín de poesía
que cada número nos daba, era completado con xilografías impresas
con su taco original de grabadores argentinos, también ello una novedad (por su
forma de presentación y los
nombres de los artistas invitados a colaborar) para una
revista de poesía. En su parte final los “esquemas planetarios” fueron
desarrollando las distintas ramificaciones y factibilidades filosóficas que el
“planetarismo” poseía en el mundo. La esencia de esta revista-libro podría ser
resumida como algo matemáticamente pensado y puesto en movimiento: Poesía-Grabado-Filosofía,
con rumbo loxodrómico constante para beneficio del arte encaminado a crear la
nueva sociedad sin privilegios, triángulo en que –sin desmayos- navegara
durante sus diez apasionados años de puntual aparición. En este libro Ariel
CANZANI D. recopila sus artículos preliminares, hechos de fuego y amor.
En esas notas encendidas, fácilmente, se descubre el “crecimiento
necesario” (como Canzani lo ha denominado) de su mundo pensante y actuante, que
complementa –en prosa- su vigorosa poesía, cuyo último libro precisamente lleva
por titulo “Poemas del Crecimiento Necesario” (Editorial Losada, 1974). Sin
dudarlo se puede afirmar que para conocer el pensamiento argentino de esa
década (1963-1973) habrá que buscar en CORMORAN Y DELFIN (Revista Planetaria de
Poesía), .en estas notas incluidas hoy en libro, y en sus índices, una buena parte del
todavía oculto mundo creativo-literario-revolucionario de la República
Argentina.
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