Tuerto rey
Esta mosca
que desova en el pantano
y vuela de
mejilla en mejilla, de párpado en párpado,
ha traído la
peste a nuestros ojos: ya no vemos
las nubes
sobre los techos de la aldea,
la sombra de
la garza remontando la corriente.
Pero al
atardecer, cuando bajamos a la orilla del río
y el tuerto
coronado de oro repite su relato,
descubrimos a
través de su boca grandes señales en el cielo,
sangre de su
ojo que sueña por la tribu.
Horacio
Castillo
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