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8 de junio de 2023
Digo la flora, Antonio Esteban Agüero
Digo la flora
Quiero este digo como piedra dura
clara piedra de luna conmovida
vencedora del musgo y de la lluvia,
triunfadora del tiempo y de la ortiga
para decir los nombres de la flora
que navegan mi frente pensativa,
viejos nombres del árbol y la hierba
y también de las rientes florecillas,
nombres sabrosos, sugerentes nombres,
que a veces son como la cosa misma,
recorridos por músicas secretas,
perfumados de savia y de resina,
castellanos a veces y otras veces
con abolengos araucano o quichua.
El Tala nombro, cuya sombra tiene
transparencia de lumbre submarina,
con el ramaje complicado y vasto,
como creado por loca fantasía,
recubierto de pálida verdura,
que los ojos encanta y clarifica,
y el Chañar y su espíritu gregario,
pues no sabe crecer sin compañía,
bello de flores cuando acaba octubre,
rico de frutos cuando enero inicia,
y el Piquillín, agudo como un grito,
tunicado de innúmeras espinas
que defienden las gemas de su fruta
de toda humana o animal codicia,
piquillín del infante y de la abeja,
piquillín del pájaro y la víbora,
bajo el sol y la sombra de tu nombre
vuelvo a leer mi infancia campesina,
y el Palán-Palán, en cuyo acento
se oye sonar una remota esquila,
y el Espinillo con flores que parecen
oro de bucles, redonda pelusilla,
surtidor de fragancia que nos llena
el alma toda de una azul caricia,
y el Ucle de largos candelabros
que parecen arder a mediodía,
y el Tintitaco, el de leña fuerte,
y también la utilísima Jarilla,
que produce la escoba para el patio
y carbones de lumbre sostenida,
y es color en la lana de la colcha,
y salud en la criolla medicina,
y el Caldén, solitario en su grandeza
como los héroes de la saga antigua,
y el Molle, que nace donde el bosque
comienza a trepar por las colinas,
viejo amigo de cabras y regatos,
árbol señor en cuya fronda habitan
la frescura más riente de la sombra
y el sonido más puro de la brisa.
Y el Quebracho rugoso y poderoso,
fuerte columna de las selvas indias;
y el Coco que guarda en su corteza
beta de jaspe o de alabastro,
rica para mano de artífice paciente
o para torno y gubia de ebanista,
y el Peje, el flechero silencioso
en quien lo verde se trocó en espina,
erizado dragón, guerrero rudo,
siempre dispuesto a la valiente lidia,
y el Llantón que llora si la lluvia
en alas del viento se aproxima,
y el Retamo de nudos sarmentosos,
cuya madera cuando está pulida
se parece a los ónices brillantes
oor sus betas verdosas y amarillas,
y el Algarrobo, siempre el Algarrobo,
con su joven verdor que purifica,
hijo del sol y padre de la sombra,
prócer y solo en la quietud del día.
Y ahora digo las hierbas numerosas
que conoce mi mano sensitiva,
verdes labios del bosque en primavera
que recogen la luz y la energía,
que navegan la luz para trocarla
en corazón y fuente de la vida.
pachamama las nutre de su seno,
cuando la savia su retorno inicia,
y ellas cubren el valle y la pradera,
en invasión que avanza cada día,
como asalto de viento o de marea,
sobre el terruño pardo de provincia.
olas alegres, renacer fragante,
verde mar prisionero en la semilla,
que despierta de pronto sobre el mundo,
para acunarlo en pechos de nodriza.
De repente los nombres de las flores
llegan a mí por sendas de la brisa,
a posarse en la rama de mi pecho,
donde se suele aposentar la dicha,
el Vinagrillo de color del oro
cuya corola es una copa fina,
y donde beben rocío los rundunes,
y dulzuras de polen las avispas,
y la Flor del Aire, suma de belleza,
nieve fragante, estrella florecida
reclinada en los troncos suavemente
como en un pecho varonil la niña
con su tenue fragancia que parece
venir de allá, donde la noche gira.
y los ángeles cantan a los muertos,
la celeste canción que resucita,
y la Verbena de color morado
y también la silvestre Margarita,
la luna con sol que sueña blandamente
bajo el beso y la nana de la brisa
y esa gota de sangre sobre el aire
que se llama Flor de Maravilla,
con que a veces inventan las muchachas
arrebol para labios y mejillas,
y el Suspiro, perfecta como el cielo
y traslúcida y leve y sensitiva,
flor de ver con los ojos entornados
y alabar con el alma de rodillas,
y el Topasaire como un sol pequeño,
y un Tulipán sin nombre todavía
cáliz azul, campánula luciente,
que cierta vez, al declinar el día
me detuvo en el bosque largo rato
como el destello de una perla viva,
y la Pasión, que en pétalo y estambre
más y mejor que la vitela escrita
nos refiere la historia del calvario
la sola flor que celebró la misa,
y el Loconte, la flor estrafalaria
a las barbas del duende parecida,
y el Hachón, esa virgen luminosa,
fieramente celada por espinas,
y también la modesta Salvilora
que descubre una trémula amatista,
y la copa solar del Kiskaluro,
y la Saeta con su luz marina,
que parece una lágrima temblando
sobre la fresca hierba amanecida,
y la bella Lagaña de los perros
a quien rindo galante pleitesía,
y el Ilolay, la flor de la leyenda
que nos devuelve la visión perdida.
¡Ellas guarden mi nombre del olvido
Bajo el sol y la luna de provincia!
Antonio Esteban Agüero
De Los “Digo” del Poeta. Un hombre dice su pequeño país (1972, Edición Post Mortem)
7 de junio de 2023
Soneto II Las calaveras, Antonio Esteban Agüero
Soneto II
Las
calaveras
Descubrí
calaveras, calaveras
calaveras
de tordo y golondrina
no
mayores que frutos de moreras
calaveras
de formas femeninas.
Como
flores de raras primaveras,
como
fresas de carne blanquecina,
como
mínimas lunas verdaderas
sobre la
falda de la hierba fina.
Allí
estaba la sabia calavera
del
lechuzo sutil, la guardadora
de los
mensajes de la brujería.
Y allí
estaba la grácil calavera
—por tan
menuda casi aterradora—
del
picaflor en gesto de agonía
Antonio
Esteban Agüero
De Cementerio
y otros poemas (1940 - 1947)
6 de junio de 2023
Gratitud agrícola, Antonio Esteban Agüero
Gratitud
agrícola
Gracias,
claro cielo, por tu bello regalo:
la lluvia
que ayer noche
cayó
sobre los prados.
La
gratitud mía es la misma de los huertos,
De los
campos agrestes o labrados.
Gracias,
claro cielo…
Podré
continuar, riente y confiado,
Mi
agrícola trabajo comenzado:
el de
atar y sembrar
la
menguada extensión de mi cerdado.
Ya me
parece ver la blanda tierra
florecer
su negrura tras mi arado,
ya
paréceme sentir
doble
suela de tierra en mi calzado,
y mirar
en las melgas tordos negros,
devorando
lombrices y gusanos,
y
paréceme estar viendo
un casal
de urracas, reposando,
en el
pacífico lomo del caballo.
Antonio
Esteban Agüero
De poemas
lugareños (1937)
5 de junio de 2023
Pulso, Miguel Angel Bustos
Pulso
Caído al borde, Estoy cansado no agotado.
Pulso –pulso
–pulso.
Me oigo venir
apoyando mi oído en mis venas.
Miguel Angel
Bustos
4 de junio de 2023
Una Marioneta, Miguel Angel Bustos
Una Marioneta
Palma de Mano tomó
agua y se le pudieron frescos los ojos. Abrió la boca y rió. Bajo la mano y la
hundió en la arena caliente. Sacudió su carne al quedar parado y una leve cantidad
de arena abrazada a su piel, cayó lenta ondulada en el viento. Con dos dedos
alisó su frente y mirando sus pies descalzos, a ratos el cielo azul y duro,
caminó erguido frente al mar revuelto.
Miguel Angel
Bustos
3 de junio de 2023
Multitud, Miguel Angel Bustos
Multitud
Sé que alguna edad
se mezclará con la nuestra. Por un instante la multitud se queda parada. Mira
alrededor y hacia el cielo, luego cae de rodillas al suelo, inundada de
desesperación y horrorosa angustia. Se arrastra y sigue nuevamente sobre sus
rodillas avanzando sobre las duras piedras.
Las paredes giran
desnudando las casas que en ellas se confían, el asesino reconoce por fin a su
puñal.
Miguel Angel
Bustos
2 de junio de 2023
Los Patios del Tigre, Miguel Angel Bustos
Los Patios del
Tigre, Miguel Angel Bustos
Fueron siempre los
pájaros los que anduvieron en los patios de mi infancia.
A la claridad del
canario se sumó el gritito entrecortado del calafate, el vuelo diminuto de los
bengalíes. Algún mono hubo, pero fue efímero.
Agregaba mi abuelo
a la magia reinante sus oros de Gran Maestro. Sus libros que, de a poco, fueron
siendo mis pájaros.
Un tío viajó y en
una gran jaula trajo un tigre. Lo aseguraron a una cadena y esperaron que lo
viera.
Su garganta me
llamó; aparecí.
Desde ese día los
patios dejaron de ser tales. Fueron selvas de mármol y mosaicos gastados en
donde el terror habitaba. Era feliz. Tocaba el misterio a diario y no
desaparecía. Me acostumbré ávidamente a lo extraño.
Cuando alguien
ordenó su encierro en el Zoológico, lloré.
Entonces
comenzaron mis fugaces visitas; temblaba cerca de su jaula. Su rugido era
música tristísima para mi. Le imploraba a su memoria de fiera el recuerdo.
El día en que me
fui a despedir de él para siempre me olió, detuvo su andar en círculos. Una
sombra humana le cruzó la mirada. Intenté tocarlo. El griterío prudente me
clavó en el piso.
Pensé un adiós,
suavemente me marché. Más tarde supe de su muerte. Su carne fantástica se juntó
en el polvo a otras carnes.
He crecido. Guardo
de mi infancia sus huesos en mi alma, los libros en mi sangre.
Pero cuando llegue
el fin y me miren los ojos que aún no he visto, pienso que será el tigre
incierto de la locura el que me lleve tanteando a la nada, aquel tigre de
titubeo y delirio del suicidio que en su boca me ahogará clamando.
O tal vez mi viejo
tigre, rayado por la piedad, quiera devorarme como a un niño.
Miguel Angel
Bustos
1 de junio de 2023
Canción para el niño travieso, Miguel Angel Bustos
Canción para el
niño travieso
Pelota.
Luna
que partes con el
pie.
No la sigues?
Perrito.
Brinca
triciclo de lana
blanca.
No te montas
Deditos.
Tibios
cohetes al cielo.
No te vas?
Mamá.
Cuevita
cálida con música.
No regresas?
Miguel Angel
Bustos
31 de mayo de 2023
Arreglo con frutas e instrumentos de viento, Miguel Ángel Bustos
ARREGLO CON FRUTAS
E INSTRUMENTOS DE VIENTO
Naranjos
hasta cuándo serán
naranjos las calles del Tigre
y no el corazón de
mi amor.
Pulpa de tu
tremenda boca la toqué y se me fue por la noche entre
los naranjos
volvió para pegarme como la rama más débil
o la ola más fría
iniciando la tormenta
Y yo que creí que
nos pondríamos juntos en nuestra vida de mil
años.
Trompa apaga la
luz que desciendo solo a la ciudad de los
hombres. Apaga
lamento de hierro y bronce entre los
naranjos.
Ahí voy lava tu
cuerpo y vamos. Ah santa piel joven el mundo
será nuestro.
Silencio con la
sorda alegría. Ahora duerme al fin. Clarín
entre los
naranjos.
Miguel Ángel
Bustos
30 de mayo de 2023
Sueño quebrado, Miguel Angel Bustos
29 de mayo de 2023
Rivera, Néstor Perlongher
RIVERA
“Pardejón significa el macho toruno que
suele encontrarse en las crías de mulas, tan malo y perverso que muerde y corta
el lazo, se viene sobre éste y atropella a mordiscos y patadas; que jamás se
domestica, y cuyo cuero no sirve, porque los padrillos de las crías lo muerden
a menudo; que no tiene grasa y cuya carne tampoco sirve, porque es tan
pestífera que ni los indios la comen...; y los paisanos llaman pardejón aun
hombre perverso”
SALDÍAS, Historia de la Confederación
Argentina
En las carpetas donde el té se vuelca, en
esos bacarats
vencías pardejón? O dabas coces en los
establos de la República,
– reducida a unas pocas calles céntricas –
qué más?
coces a los manteles? aquellos que las
chicas uruguayas se empecinaban en bordar?
O era la tarde del gobierno con lentos
trotes por la plaza
con el cerro copado por los bárbaros pasos
de aya en la oscuridad
Héroe del Yaguarón una historia que cante a
los vencidos
ellos se arrastran por las ligustrinas
ocupadas acaso hay un linde para esta feroz profanación?
Por qué Oribe no tomó Montevideo antes de
que este amor fuera imposible?
Mi muy querida esposa Bernardina:
he perdido parte de la montura al atravesar
el Yaguarón crecido,
te ruego envíes el chiripá amarillo y unas
rastras;
aquí no tenemos ni para cachila, así que si
tienes unos patacones
me los mandas
En qué cogollos encopetados andarás? mi
ama, mi vecina
Te entregarías a él, mi Bernardina? O a los
muchachos de la Comisión Argentina, que miran con azoro cuando te beso?
Sé que se urden a costa de mí infames
patrañas dales crédito, algunas de ellas son exactas
Hemos tenido con los unitarios relaciones
muy íntimas
Y si no los conociera tan de cerca, qué me
uniría a ellos a mí, un gaucho bruto
si fuera manso y no me diera de corcovos en
los rodeos
Estamos sitiados, Bernadotte Adónde iremos
después de esta película tan triste
Néstor Perlongher
De Alambres
(Buenos Aires, Último Reino, 1987)
28 de mayo de 2023
Mme. S., Néstor Perlongher
Mme. S.
Ataviada de pencas, de gladíolos: cómo
fustigas, madre, esas escenas
de oseznos acaramelados, esas mieles
amargas como blandes
el plumero de espuma: y las arañas: cómo espantas con tu ácido bretel el fijo bruto:
fija, remacha y muele: muletillas de madre parapléxica: pelvis
acochambrado, bombachones de esmirna: es esa madre la que en el
espejo se insinúa ofreciendo las galas de una noche de esmirna y
bacarat: fija y demarca: muda la madre que se ofrece mudándose en amante
al plumereo, despiole y despilfarro: ese desplume de la madre que corre las gasas de los
vasos de whisky en la mesa ratona: madre y corre: cercena y garabato:
y gorgotea: pende del cuello de la madre una ajorca de sangre,
sangre púbica, de plomos y pillastres: sangre pesada por esas
facturas y esas cremas que
comimos de más en la mesita de luz en la
penumbra de nuestras
muelles bodas: ese borlazgo: si tomabas mis
bolas como frutas de un
elixir enhiesto y denodado: pendorchos de
un glacé que te endulzaba:
pero era demasiado matarte, dulcemente:
haciéndome comer de esos
pelillos tiesos que tiernos se agazapan en
el enroque altivo de mis
muslos, y que se encaracolan cuando lames
con tu boca de madre las
cavernas del orto, del ocaso: las cuevas; y yo, te penetraba?
pude acaso pararme como un macho ebrio de
goznes, de tequilas mustio,
informe, almibararme, penetrar tus
blonduras de madre que se ofrece,
como un altar, al hijo - menor y amanerado?
adoptar tus alambres de
abanico, tus joyas que al descuido dejabas
tintinear sobre la mesa. entre los vasos de ginebra, indecorosamente
pringados de ese rouge arcaico de tus labias cual lobezno lascivo, pude, alzarme tras tus enaguas, y lamer tus senos, como
tú me lamías los pezones y dejabas babeante en las tetillas - que
parecían titilar - el ronroneo de tu saliva rumorosa? el bretel de tus
dientes? pude madre? como un galán en ruinas que sorprende a su
novia entre las toscas braguetas de los estibadores, en
los muelles, cuando laxa desova, en los botones, la perfidia a
él guardada? ese lugar secreto y púbico? cómo entonces tomé esa
agarradera, esos tapires incrustados con mangos de magnolia,
aterciopeladamente sospechosos y sosteniendo con mi mismo miembro la
espuma escancorosa de tu sexo, descargar en tu testa? Sonreías borlada
entre las gotas de semen de los estibadores que en el muelle te tomaban
de atrás y muellemente: te agarre: qué creías?
Néstor Perlongher
27 de mayo de 2023
El mal de sí, Néstor Perlongher
El mal de sí
Detente, muerte:
tu infernal chorreado
escampar hace las estanterías
la purulenta salvia los baldíos
de cremoso torpor tiñe y derrite,
ausentando los cuerpos en los campos:
los cuerpos carcomidos en los campos
barridos por la lepra.
Ya no se puede desechar.
Ve muerte, a ti.
Encónchate sin disparar el estallido de la
cápsula.
Escondida que no haya mares descubiertos.
Pues una vez presente todo lo vuelves
ausencia.
Ausencia gris, ausencia chata, ausencia
dolorosa del que falta.
No es lo que falta, es lo que sobra, lo que
no duele.
Aquello que excede la austeridad taimada de
las cosas
o que desborda desdoblando la mezquindad
del alma prisionera.
Mientras estamos dentro de nosotros duele
el alma,
duele ese estarse sin palabras suspendidas
en la higuera
como un noctámbulo extraviado.
Néstor Perlongher
26 de mayo de 2023
El mal de sí, Néstor Perlongher
El mal de sí
Detente, muerte:
tu infernal chorreado
escampar hace las estanterías
la purulenta salvia los baldíos
de cremoso torpor tiñe y derrite,
ausentando los cuerpos en los campos:
los cuerpos carcomidos en los campos
barridos por la lepra.
Ya no se puede desechar.
Ve muerte, a ti.
Encónchate sin disparar el estallido de la
cápsula.
Escondida que no haya mares descubiertos.
Pues una vez presente todo lo vuelves
ausencia.
Ausencia gris, ausencia chata, ausencia
dolorosa del que falta.
No es lo que falta, es lo que sobra, lo que
no duele.
Aquello que excede la austeridad taimada de
las cosas
o que desborda desdoblando la mezquindad
del alma prisionera.
Mientras estamos dentro de nosotros duele
el alma,
duele ese estarse sin palabras suspendidas
en la higuera
como un noctámbulo extraviado.
Néstor Perlongher
25 de mayo de 2023
El cadáver, Néstor Perlongher
EL CADÁVER
¿Por qué no entré por el pasillo?
Qué tenía que hacer en esa noche
a las 20.25, hora en que ella entró,
por Casanova
donde rueda el rodete?
Por qué a él?
entre casillas de ojos viscosos,
de piel fina
y esas manchitas en la cara
que aparecieron cuando ella, eh
por un alfiler que dejó su peluquera,
empezó a pudrirse, eh por una hebilla de su pelo
en la memoria de su pueblo
Y si ella
se empezara a desvanecer, digamos
a deshacerse
qué diré del pasillo, entonces?
Por qué no?
entre cervatillos de ojos pringosos,
y anhelantes
agazapados en las chapas, torvos
dulces en su melosidad de peronistas
si ese tubo?
Y qué de su cureña y dos millones
de personas detrás
con paso lento
cuando las 20.25 se paraban las radios
yo negándome a entrar
por el pasillo
reticente acaso?
como digna?
Por él,
por sus agitados ademanes
de miseria
entre su cuerpo y el cuerpo yacente
de Eva, hurtado luego,
depositado en Punta del Este
o en Italia o en el seno del río
Y la historia de los veinticinco cajones
Vamos, no juegues con ella, con su muerte
déjame pasar, anda, no ves que ya está muerta!
Y qué había en el fondo de esos pasillos
sino su olor a orquídeas descompuestas,
a mortajas,
arañazos del embalsamador en los tejidos
Y si no nos tomáramos tan a pecho su muerte, digo?
si no nos riéramos entre las colas
de los pasillos y las bolas
las olas donde nosotras
no quisimos entrar
en esa noche de veinte horas
en la inmortalidad
donde ella entraba
por ese pasillo con olor a flores viejas
y perfumes chillones
esa deseada sordidez
nosotras
siguiéndola detrás de la cureña?
entre la multitud
que emergía desde las bocas de los pasillos
dando voces de pánico
Y yo le pregunté si eso era una manifestación o un entierro
Un entierro, me dijo
entonces vendría solo
ya que yo no quería entrar por el pasillo
para ver a sus patas en la mesa de luz,
despabilando
Acaso pensé en la manicura que le aplicó el esmalte Revlon?
O en las miradas de las muchachas comunistas,
húmedas sí, pero ya hartas
de tanta pérdida de tiempo:
ellas hubieran entrado por el pasillo de inmediato
y no se hubieran quedado vagando por las adyacencias
temiendo la mirada de un dios ciego
Una actriz –así dicen–
que se fue de Los Toldos con un cantor de tangos
conoce en un temblor al General, y lo seduce
ella con sus maneras de princesa ordinaria
por un largo pasillo
muerta ya
Y yo
por temor a un olvido
intrascendente, a un hurto
debo negarme a seguir su cureña por las plazas?
a empalagarme con la transparencia de su cuerpo?
a entrar, vamos por ese pasillo donde muere
en su féretro?
Si él no me hubiera dicho entonces que está solo,
que un amigo mayor le plancha las camisas
y que precisaría, vamos, una ayuda
allá, en Isidro
donde los terrenos son más baratos que la vida
lotes precarios, si, anegadizos
cerca de San Vicente (ella
no toleraba viajar a San Vicente
quiso escapar de la comitiva más de una vez
y Pocho la retuvo tomándola del brazo)
Ese deseo de no morir?
es cierto?
en lugar de quedarse ahí
en ese pasillo
entre sus fauces amarillas y halitosas
en su dolor de despertar
ahí, donde reposa,
robada luego,
oculta en un arcón marino,
en los galeones de la bahía de Tortuga
(hundidos)
Como en un juego, ya
es que no quiero entrar a esa sombría
convalecencia, umbría
–en los tobillos carbonizados
que guarda su hermana en una marmita de cristal–
para no perder la honra, ahí
en ese pasillo
la dudosa bondad
en ese entierro.
Néstor Perlongher
24 de mayo de 2023
El bretel, Néstor Perlongher
El
bretel
Cuerpos, marcas de cuerpo en el bretel
trenzado, que ata a la baldosa la pirueta de la mirada que circula, azul, el
fijo merodeo de los rabos en el fulget del parque oscuro, cuevas curva el
bretel, lumina, reconoce en lo blondo de las gasas la ceguera del ánade,
guiándolo,
incrusta en la espesura de las pieles un
tornillo de jade, un anteparo
un recaudo barroco sosteniendo a horcajadas
el peso
de los muslos
en la blusa.
Néstor Perlongher
23 de mayo de 2023
Canción de amor para los nazis en Baviera, Néstor Perlongher
CANCIÓN DE AMOR PARA LOS NAZIS EN BAVIERA
Marlene Dietrich
cantaba en Londres una canción entre la
guerra:
Oh no no no es cierto que me quieras
Oh no no no es cierto que me quieras
Sólo quieres a tu padre, Nelson, que murió
en Trafalgar
y ese amor es sospechoso, Nelson
porque tu papá
era nazi!
Era el apogeo de la aliadofilia
debajo de las mesas aplastábamos soldados
alemanes
pero yo estaba sentada junto a ti, Nelson
que eras un agente nazi
Y me dabas puntapiés
Oh no no no es cierto que me quieras
Ay ay ay me dabas puntapiés
Ceremoniosamente me pedías perdón
posabas una estola de visón sobre mis
hombros
y nos íbamos a hacer
el amor a mi buhardilla
pero tú descubrías a Ana Frank en los
huecos
y la cremabas, Nelson, oh
Oh no no no es cierto que me quieras
Ay ay ay me dabas puntapiés
Heil heil heil eres un agente nazi
Más acá o más allá de esta historieta
estaba tu pistola de soldado de Rommel
ardiendo como arena en el desierto
un camello extenuado que llegaba al oasis
de mi orto u ocaso o crepúsculo que me
languidecía
y yo sentía el movimiento de tu svástica en
mis tripas
oh oh oh
Néstor Perlongher
22 de mayo de 2023
José Luis Colombini leyendo En enero y 24 de marzo de 1976
José Luis Colombini leyendo En enero y 24 de marzo de
1976
5º ENCUENTRO DE "POETAS EN EL ARA"
“Que no falte el pan de la palabra
en la mesa tendida del encuentro”
DOMINGO 15 DE MARZO DE 2015
OJO DE AGUA (NONO) TRASLASIERRA, CÓRDOBA, ARGENTINA
Organizó Grupo "Amigos del Ara de la Poesía"
Idea y Producción; Carlos Tapia
21 de mayo de 2023
En la tranquilidad de un pueblo en el valle, Jose Luis Colombini
Somos el borrador de un texto
que nunca será pasado en limpio.
Roberto Juarroz
En la tranquilidad de un pueblo en el valle
miro los cacholotes picotear el suelo
y el sol bañar la plaza cubierta de vegetación exótica.
Una pareja cruza un sendero circular
afectuosamente se abrazan
gente pasa disparándole al paisaje
desde sus cámaras de fotografía
veo termos, mates, criollos, pan casero
niños corriendo entre las plantas,
aplausos, gritos, los sones de una guitarra,
camisetas de futbol, tan disimiles
como la gente que las lleva puesta.
Gente cargando niños,
gente que habla a los gritos,
los que se quejan, los que comen
los que se enajenan desde su celular
los que caminan por calles de tierra
los que se miran con ojos enamorados
y el mundo que pasa sin rozarlos.
José Luis Colombini
20 de mayo de 2023
José Luis Colombini Durante el ciclo de entrevistas Infames 2022 jueves 8 de setiembre de 2022 Grupo Literario Los infames, Resistencia, Chaco
José Luis Colombini Durante el ciclo de entrevistas
Infames 2022 jueves 8 de setiembre de
2022
Grupo Literario Los infames, Resistencia, Chaco
19 de mayo de 2023
Me pase hora y media, José Luis Colombini
Me pase hora y media
observando una pareja de novios,
ella morocha, flaca, rasgos bonitos.
No tenía un cuerpazo, más bien era
menudita.
El rubio, ojos claros, camiseta de river de
entrenamiento,
pelo corto, músculos de gimnasio, barba de
5 días.
Tomaban mate con yerba CBSE energía.
Me llamó la atención que en todo ese
tiempo,
casi una hora no se dijeron nada, ni una
palabra.
Ese silencio como tumba que ahoga
pensamientos,
ese no decir nada como sarcófago de
secretos.
Miradas.
La
mirada de él refleja un lugar
donde quizás enterró a su última amante.
La mirada de ella ahogada en azogue,
ahorcada en el espejo del baño
de la cabaña que alquilaron.
Pienso en ellos,
en los recuerdos que nunca tendrán.
Pienso en ella
y el traje roído y desteñido del príncipe
azul.
Pienso en él y el cuento de Chejov.
Pienso en mi y me reprocho cosas.
Pienso en ellos
y en la gente que construye
sus propias cárceles de zonas de confort
mientras desdibujo mi vida.
José Luis Colombini
18 de mayo de 2023
A veces, José Luis Colombini
A VECES
A veces estrujo mis errores
para borrarlos de mi ser
mientras salgo a caminar
por las polvorientas calles
de mis pensamientos.
A veces me gusta escribir en bares
con el ruido de cucharas y pocillos de café.
A veces estrujo silencios
y medito sobre como ganarle
la partida de naipes a la vida.
A veces reflexiono sobre que es la felicidad.
A veces me aburro.
A veces desdibujo sueños
y columpio olvidos.
A veces me arrullo en las crines del viento
y hago malabares con los pensamientos.
A veces momifico esperanzas
y masajeo recuerdos.
A veces alivio realidades
y prestidigito mi suerte
mientras escucho a Tom Verlaine
tomo una cerveza y estrujo
las estrías de mis días.
José Luis Colombini
17 de mayo de 2023
Ahora que cumplo más de 50 años, José Luis Colombini
Ahora que cumplo más de 50 años me dejo llevar
como una hoja arrastrada por la vertiente
y su pequeño cauce de agua.
5 décadas degastando tiempo
y dejándolo correr como una película.
En estos años hubo de todo.
Aburrimiento, felicidad, lecturas, música,
días como trenes, libertad,
momentos apilados en la mente
donde disfrute cosas que nunca pensé que disfrutaría.
50 años y uno hace un balance:
Me gusta leer, escuchar música, ver películas.
Dejar que los días resbalan en el brillo del sol,
dejar correr noches sobre algunas piedras.
Mirar pasar personas que tejen su propio infierno
y otras que ya terminaron su propia red.
Contemplar palomas cortando el tiempo con su vuelo.
Sentir gente que respira aires nuevos.
Sensaciones que derriten recuerdos.
Orfandades en la tumba de los días.
Palabras que no se dicen.
Gritos que no se escuchan.
Amor en una mirada cómplice
con la mujer que se ama,
Mojarse en la lluvia
y así sentir que estas vivo.
José Luis Colombini
16 de mayo de 2023
Intento escribir como mecanismo de defensa, José Luis Colombini
Intento escribir como mecanismo de defensa
de mi mente enferma de cotidianidad y
rutina.
Intento escribir para saciar la sed
de pegarle al mundo y a la estupidez
humana.
Escribo para romper el paroxismo de la
tarde
y la monotonía de la noche.
Escribo para desnudar las mentiras
que cargo en mi mirada.
Intento escribir para teñir de colores
la oscuridad que me envuelve.
Escribo para sobrevivirle al tirano
que habita dentro de mi.
Intento escribir como venganza
por las veces que no me defendí a mi mismo.
Intento escribir para escupirle a mis
fantasmas.
Intento escribir para arrancarle las ropas
al consumismo que mastica mi ser.
Intento escribir para regurgitar
mi propia suspicacia de sabotearme a mi
mismo.
Escribo y así acuno mis días
tapando los gritos de mi inaudible ser.
Escribo porque las palabras gambetean mis
labios
y entonces callo y caigo en la mendicidad
de estos tiempos.
José Luis Colombini
15 de mayo de 2023
Osvaldo Guevara lee Poema nombre
Osvaldo Guevara lee Poema nombre
Videopoético del Café Literario del martes 21 de marzo de
2023, Ciclo Literario 2023. Lecturas en Biblioteca Municipal Domingo Faustino
Sarmiento, Ramón J. Cárcano 150, Villa Dolores, Capital de la Poesía,
Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue La Poesía.
Café Literario de Tardes 2001- 2023
14 de mayo de 2023
Casa al sol de y por Osvaldo Guevara
Casa al sol de y por Osvaldo Guevara
Video de la 5ª Maratón de Lectura, 18 de Junio de 2012 organizada y
llevada a cabo por el Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento, 9
horas de lectura continua (de 9 a 18 Horas) en donde dieron su apoyo
importantes personalidades del medio local, Periodistas, Escritores,
Funcionarios Municipales, Judiciales, Docentes, Alumnos de nivel primario,
secundario y terciario, Poetas, Público en general, en la sala de arte del
Teatro Municipal de la ciudad de Villa Dolores (Mítico lugar de Traslasierra),
"Capital de la Poesía", Traslasierra, Córdoba, Argentina.
13 de mayo de 2023
Poema esperado, Osvaldo Guevara
POEMA ESPERADO
Gajo mío, murmullo de sol, fuente radiante
en la sombra del patio gastado de mi vida.
Tus meses rubios traen con su luz balbuceante
mis olvidadas sangres, mi eternidad perdida.
Yo era como un crepúsculo que entre cenizas rueda
hasta que apareciste con tu aliento de canto
levantando en mis ojos una azul polvareda
y aceitando con música los goznes del espanto.
Tu tumulto de trinos me ladea la casa,
tus sílabas de polen en mi piel siembran lumbre.
Tras tus impulsos voy de la brisa a la brasa
saltando con tus pasos, hondos de levedumbre.
Cuando tus dedos rientes recorren mis arrugas
me florece la cara como un charco sediento.
Cuando tus inasibles pies desgranan sus fugas
me brotan alas nuevas por todo el pensamiento.
Los pájaros traducen tu idioma y me salpican
los silencios, las fiebres, las canciones, los hombros.
Al sol de tus fulgores mis años dulcifican
sus demorados sueños, sus lejanos asombros.
Vuelvo a tocar juguetes tiernos como el rocío.
Otra vez mi saliva tiene un sabor celeste.
Y me invento un lenguaje que es ciencia y desvarío
para que tu misterio musical me conteste.
Hija mía, estos versos no saben qué decirte,
manotean difusos, ciegos de claridades.
Falta en este poema lo que pude escribirte,
pobres palabras mías que sirven por mitades.
Cuando crezca tu tiempo y también te sea dado
comprender que el poema no es más que un vuelo herido,
sonreirás leyendo este desesperado
intento de limpiar mis palabras de ruido.
No obstante, hija insondable, me alza, me reconstruye
sospechar que en tus sueños fluirá la poesía;
que en tu sangre su río profundo se diluye
repartiendo las lenguas de su sabiduría.
Sabiduría lenta de dolor y hermosura,
ella te mostrará mi entrega y mi camino.
Perdonarás mis versos y su torpe aventura
cuando entiendas que mi alma no supo otro destino.
Gajo mío, llovizna en la sed de mis huesos,
harina con que amaso mis panes de infinito:
desde tu madre amada te han traído mis besos;
nombrándote, mi boca ha lavado su grito.
El día en que el invierno prenda en mi voz su escarcha
y me duela el silencio como una vieja tos,
yo tendré decidido el rumbo de mi marcha
porque tus pies soleados ya andan buscando a Dios.
Osvaldo Guevara
12 de mayo de 2023
Osvaldo Guevara lee Letanía por tu piel
Osvaldo Guevara lee Letanía por tu piel
Videopoético del Café Literario del martes 14 de marzo de
2023, Ciclo Literario 2023. Lecturas en Biblioteca Municipal Domingo Faustino
Sarmiento, Ramón J. Cárcano 150, Villa Dolores, Capital de la Poesía,
Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue El verano.
11 de mayo de 2023
Carta a Raúl Pignolino, Osvaldo Guevara
Carta a Raúl Pignolino
“No me sueltes, Raúl
que voy tomado del
pasamanos celeste de tus sueños.
Raúlruedasilla “.
Horacio Goslino
Te escribo porque hay sol, como en las ruedas
valientemente aladas de tu silla;
porque el domingo esta mañana brilla
sin desazón sobre las arboledas;
porque hay perros soñando en las veredas
y aunque el invierno aún mueve su cuchilla
el agua del canal de orilla a orilla
entrechoca la luz de sus monedas.
Villa Dolores, como yo, añora
tus visitas fanáticas de otrora
con tu pena, tu humor tu poesía.
Ya Buenos Aires para mí está lejos
y algunos sueños se me han puesto viejos
pero tus ruedas vuelan todavía.
Osvaldo Guevara