La amiga de mi amiga se pinta los labios
y hacen pis en el jardín,
yo miro el partido.
La amiga de amiga
se acerca y se sienta.
Tremendas distancias
pinchadas como un globo.
Blancas amapolas.
Les digo que las amo a ambas
pero en realidad las quiero a todas.
Mi centro es hueco.
Visitado por un montón de esquizos,
la radiografía muestra:
alas como muescas,
y a
mi en la cama,
monitoreando.
A la amiga de mi amiga
no la dejo sacarse los zapatos.
“Ni se te ocurra”,
aclara su amiga
volviendo de la cocina con la botella.
Vicente Luy
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