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26 de marzo de 2022
Los hermanos Karamazov o El ocaso de Europa Reflexiones en la lectura de Dostoievski, Hermann Hesse.
25 de marzo de 2022
«Dostoievski descrito por su hija», Hermann Hesse
«Dostoievski descrito por su
hija»
Que una hija de Dostoievski viva aún, que le
conociese al menos aún cuando era pequeña y tenga recuerdos directos y claros
de él y que nos los trasmita ahora, es algo que debemos agradecer y aceptar
como un regalo y disfrutarlo. Y de hecho aprendemos a través de este libro
algunas cosas nuevas sobre Dostoievski, no muchas, pero sí algunas importantes
y además un número de recuerdos pequeños, no esenciales en sí, pero llenos de
vida.
Si la autora de este libro no fuese la hija
del gran escritor nos sentiríamos tentados a la crítica y, a menudo, a la más
enérgica protesta, pues el libro muestra una clase de espiritualidad muy
contradictoria y trabaja con teorías muy extrañas, incluso fantásticas, que
incitan a la crítica por presentarse con la pretensión de ser una especie de
prueba científica. Sin embargo, se trata de la hija de Dostoievski, y si, en
lugar de ser una mujer ingeniosa y especial, fuese una inválida o una idiota me
seguiría descubriendo ante ella y me alegraría de tener ocasión de mostrar mi
aprecio a alguien que está tan próximo a Dostoievski y por cuyas venas corre su
sangre.
Las teorías con las que defiende la señorita
Dostoievski sus argumentaciones requieren para la mayoría de los lectores una
explicación, y más aún una traducción. Se trata de teorías raciales.
Dostoievski no es explicado a través de su vida y sus obras, sino a través de
su sangre, su origen, y entonces resulta que no es un ruso, sino medio lituano,
medio ucraniano y que también esto son sólo mezclas, lo esencial, noble,
valioso en él es una gota de sangre «normanda». Para Aimée Dostoievski Tolstoi
es un alemán, Turgeniev un mongol. Naturalmente estas frases son estériles e
inquietantes si las tomamos al pie de la letra como pretende desde luego su
autora. Pero tenemos que recurrir a traducciones y conservar tranquilamente
toda la escala de valores que la autora denomina normando, sueco, finlandés,
europeo, alemán, mongol, etc., pero sustituyendo los nombres. Cuando se refiere
a algo bueno, noble, distinguido dice normando, cuando se refiere a algo débil,
joven e ingenuo dice eslavo, cuando odia dice «mongol» etc., y si traducimos
razonablemente estas fantasías raciales, obtenemos una geografía del alma
bastante fecunda y comprendemos que la hija tiene que sentir esto y aquello en
Dostoievski como ucraniano, polaco, etc.
Con esta limitación, con el consejo de tomar
estas teorías raciales sólo simbólicamente, recomiendo encarecidamente el libro
de esta mujer singular, valiente y obstinada. Hasta en él, en su peculiaridad y
hasta en sus rarezas late el recuerdo de su gran padre.
(1919)
Hermann Hesse
24 de marzo de 2022
Diálogo entre el escritor y el crítico (1930), Hermann Hesse
23 de marzo de 2022
La llamada «elección del tema», Hermann Hesse
La llamada «elección del tema»
La «elección del tema» es un concepto habitual
de muchos críticos, para algunos es incluso imprescindible. El crítico medio se
enfrenta a diario a un tema que le es impuesto desde fuera. Aunque sólo sea por
eso, envidia al escritor por su aparente libertad en el trabajo. Además el
crítico del día trata casi exclusivamente con literatura de evasión, con
literatura imitada y un novelista hábil, aunque también con una cierta
arbitrariedad y por razones puramente prácticas, puede elegir su tema, aunque
su libertad está también muy limitada. El virtuoso de la evasión, elegirá
libremente su escenario, y siguiendo las tendencias de la moda trasladará su
nueva novela al Polo Sur o a Egipto, dejará que se desarrolle en círculos
políticos o deportivos, tratará en su libro problemas actuales de la sociedad,
de la moral, del derecho. Pero detrás de esta fachada de actualidad hasta el
imitador literario más astuto representará una vida que corresponda a sus ideas
más profundas, establecidas forzosamente, no podrá evitar una predilección por
ciertos caracteres, por ciertas situaciones, y una indiferencia por otros.
Hasta en la obra más insulsa se manifiesta un alma, el alma del autor, y el
peor escritor que no sabe dibujar ni un solo personaje, ni caracterizar
claramente una sola situación humana, acertará en algo en que no había pensado:
siempre desvelará su propio yo a través de su artefacto. En la literatura
auténtica no existe una elección del tema. El «tema», es decir los personajes
principales y los problemas característicos de una obra literaria, no es
elegido nunca por el escritor, en realidad es la sustancia original de toda
literatura, es visión y experiencia síquica del escritor. Este puede sustraerse
a una visión, huir de un problema vital, dejar a un lado por incapacidad o
comodidad un «tema» vivido auténticamente. Pero nunca puede «elegir» un tema.
No puede dar a un contenido que por razones puramente racionales y artísticas
considera apropiado y deseable, la apariencia de que es el fruto de un estado
de gracia, que no ha sido pensado, sino vivido en el alma. Es cierto que
escritores auténticos han hecho a menudo el intento de elegir temas, de mandar
sobre la poesía: para los colegas los resultados de estos intentos son siempre
extremadamente interesantes e instructivos, pero como obras literarias nacen
muertas. En una palabra: cuando alguien pregunta al autor de una obra
auténtica: «¿No deberías haber elegido otro tema?» —es como si un médico
preguntase al paciente que tiene una pulmonía: «¿Por qué no se ha decidido
usted mejor por un catarro?»
Hermann Hesse
(1930)
22 de marzo de 2022
Sobre la lectura (1911), Herman Hesse
Sobre la lectura
(1911)
La mayoría de las personas no sabe leer, y la
mayoría no sabe bien por qué lee. Los unos ven en la lectura un camino difícil
aunque ineludible hacia la «cultura». Los otros consideran la lectura una
diversión fácil, con la que matar el tiempo y en el fondo les es indiferente lo
que leen con tal de que no les aburra.
Herr Müller lee el «Egmont» de Goethe o las
memorias de la margravina de Bayreuth, porque espera hacerse así más culto y
colmar una de las muchas lagunas que presiente en sus conocimientos. Ya el
hecho de que sienta y controle con tanto temor esas lagunas es un síntoma de
que sabe abordar la cultura desde fuera y que la considera como algo que hay
que adquirir con trabajo, es decir que por mucho que estudie, toda la cultura
permanecerá en él muerta y estéril.
Herr Meier lee «por diversión», es decir por
aburrimiento. Tiene tiempo, es rentista, tiene incluso mucho más tiempo del que
es capaz de ocupar con sus propias fuerzas. Así que los escritores le tienen
que ayudar a matar su largo día. Lee a Balzac como fuma un buen cigarro, y lee
a Lenau como lee el periódico.
Sin embargo estos mismos Herr Müller y Herr
Meier, igual que sus mujeres e hijos, no son tan arbitrarios y tan poco
independientes en otros asuntos. No compran ni venden valores del Estado sin
tener buenas razones, han comprobado que las comidas pesadas sientan mal por la
noche y no realizan más esfuerzo físico que el que les parece absolutamente
necesario para adquirir y conservar la salud. Algunos de ellos hacen incluso
deporte y tienen una ligera idea del secreto de este curioso pasatiempo por el
que una persona inteligente no sólo se puede distraer, sino también rejuvenecer
y fortalecer.
Pues bien, igual que Herr Müller hace gimnasia
o rema debería leer.
No debería esperar de las horas que dedica a
su lectura menos ganancias que de aquéllas en las que atiende a sus negocios y
no debería dejarse impresionar por ningún libro que no le enriquezca con un
nuevo conocimiento vivido, que no le haga un poco más sano y un día más joven.
Debería preocuparse de la cultura tan poco como se preocupa por conseguir una
cátedra y debería avergonzarse del trato con ladrones y rufianes de novela como
se avergonzaría del trato con indeseables reales. Pero el lector no piensa de
una manera tan sencilla; o ve el mundo de la letra impresa como un mundo
absolutamente superior donde no rigen el bien y el mal, o lo desprecia en su fuero
interno como un mundo irreal, inventado por especuladores, en el que se adentra
por aburrimiento y del que sale con la sensación de haber pasado un par de
horas relativamente agradables.
A pesar de este enjuiciamiento erróneo y
negativo de la literatura, tanto Herr Müller como Herr Meier, leen demasiado.
Sacrifican a algo que en el fondo de su alma no les importa nada, más tiempo y
atención que a algunos negocios. Sospechan vagamente que en los libros tiene
que haber escondido algo valioso. Pero muestran con ellos una dependencia
pasiva que en los negocios les llevaría pronto a la ruina.
El lector que busca pasatiempo y recreo y el
lector que se interesa por la cultura, presienten que en los libros hay fuerzas
secretas de solaz y estímulo intelectual que no conocen ni saben valorar
exactamente. Por eso hacen como un enfermo imprudente que sabe que en la
farmacia hay muchos remedios buenos, y que se ponen a probar estante por
estante, y frasco por frasco. Sin embargo, tanto en la farmacia real, como en la
librería y la biblioteca cada uno podría encontrar la hierba adecuada y en
lugar de envenenarse y empacharse podría sacar de allí fuerzas y estímulos.
Para nosotros los autores es agradable que se
lea tanto y quizás sea estúpido que un autor piense que se lee demasiado. Pero
a la larga satisface poco un oficio que por todas partes es víctima de mal
entendidos y abusos, y diez buenos lectores agradecidos son preferibles, —a
pesar de que los derechos de autor sean más pequeños— y dan más alegrías que
mil lectores indiferentes.
Por eso me atrevo a afirmar que por todas
partes se lee demasiado, y con ese exceso de lectura no se le hace ningún honor
a la literatura sino una injusticia. Los libros no están para hacer aún más
dependientes a las personas dependientes, y mucho menos están para proporcionar
a las personas incapaces de vivir, una vida barata de mentira y evasión. Al
contrario, los libros sólo tienen un valor si conducen hacia la vida y le
sirven y son útiles, y cada hora de lectura es inútil si no proporciona al
lector una chispa de fuerza, un atisbo de rejuvenecimiento, un hálito de nuevo
frescor.
Ya desde un punto de vista externo, la lectura
es un motivo, una obligación para concentrarse, y no hay nada más falso que
leer para «distraerse». El que no esté enfermo no debe distraerse sino
concentrarse y dedicar siempre, en todas partes y a todo lo que haga, piense o
sienta, todas las fuerzas de su ser. Por eso al leer hay que notar antes de
nada que todo libro honesto constituye una concentración, una síntesis y una
simplificación intensa de cosas complicadas. Cualquier pequeña poesía es ya una
simplificación y una concentración de sensaciones humanas, y si al leer no
tengo la voluntad de colaborar y participar con atención soy un mal lector. La
injusticia que cometo así con un poema o una novela, puede serme indiferente.
Pero al leer mal cometo sobre todo una injusticia conmigo mismo. Dedico tiempo
a algo inútil, empleo fuerza visual y atención a cosas que no me son en
absoluto importantes y que ya de antemano estoy dispuesto a olvidar
rápidamente, fatigo mi cerebro con impresiones que no me sirven para nada y que
no puedo digerir.
Se dice a menudo que los periódicos tienen la
culpa de esta manera de leer equivocada. Yo lo considero completamente falso.
Se puede leer todos los días un periódico o varios y hacerlo concentrado y con
entusiasmo y hasta se puede realizar un ejercicio sano y valioso en la elección
y rápida combinación de las noticias. Y se pueden leer las
«Wahlverwandschaften»
(«Las afinidades electivas»), como un pedante
de la cultura o como un lector que busca el pasatiempo, de una manera que
carece absolutamente de valor.
La vida es breve y en el más allá no preguntan
a nadie por el número de libros que ha leído. Por eso es imprudente y
perjudicial pasar el tiempo con lectura fútil. No estoy pensando siquiera en
libros malos sino sobre todo en la calidad misma de la lectura. De la lectura,
como de cada paso y cada respiración que se hace en la vida, hay que esperar
algo, hay que dedicar fuerzas para cosechar fuerzas más ricas, hay que perderse
para encontrarse más conscientemente. Es inútil conocer la historia de la
literatura, si de cada uno de los libros leídos no hemos obtenido alegría o
consuelo, fuerza o paz del espíritu. La lectura superficial, distraída, es como
caminar por un paisaje bonito con los ojos vendados. Tampoco debemos leer para
olvidarnos a nosotros y nuestra vida cotidiana, sino al contrario, para volver
a tomar con mano firme y con mayor conciencia y madurez nuestra propia vida.
Debemos acercarnos a los libros no como colegiales asustados a profesores
fríos, ni como desesperados a la botella de aguardiente, sino como montañeros a
los Alpes, como guerreros al arsenal, no como fugitivos y desganados de vivir,
sino como personas de buena voluntad a los amigos y salvadores. Si así fuese,
apenas se leería la décima parte de lo que se lee ahora y todos estaríamos diez
veces más contentos y seríamos diez veces más ricos. Y aunque eso condujese a
que nuestros libros no se comprasen, y llevase a su vez a que nosotros los
autores escribiésemos diez veces menos, para el mundo no sería ninguna pérdida.
Porque hay que reconocer que no se escribe mejor de lo que se lee.
Herman Hesse
21 de marzo de 2022
Dejen que le diga a los jóvenes: Leonard Cohen
Dejen que le diga a los jóvenes:
no soy sabio, ni rabino, ni roshi, ni gurú
soy un mal ejemplo.
A las personas con experiencia
que han señalado el trabajo de mi vida
como algo barato, superficial, pretencioso, insignificante:
les digo; no saben
la razón que tienen.
Entre las putas
hay algunas
que preferimos hacer bien el amor
y entre (aquéllas) éstas
algunas
lo hacen gratis,
Yo soy una puta
y un yonqui.
si alguna de mis canciones
te hizo más fácil
algún momento,
por favor, no olvides esto.
Leonard Cohen
versión de J.L.C.
20 de marzo de 2022
Esto es una amenaza, Leonard Cohen
19 de marzo de 2022
Qué hago aquí, Leonard Cohen
Qué hago aquí
No sé si el mundo nos mintió
Yo he mentido
Yo no sé si el mundo ha complotado contra el amor
Yo he complotado contra el amor
El clima de tortura no sirve de consuelo
Yo he torturado
Aunque no hubiera existido la nube en forma de hongo
habría odiado
Escúchame
Yo habría hecho las mismas cosas
aunque no existiera la muerte.
Me niego a que se me sujete como a un borracho
bajo el frío grifo de los hechos.
Yo rechazo la coartada universal
Como un ninfomaníaco que ata a un millar
en una extraña hermandad
Yo espero
a que cada uno de ustedes confiese
Leonard Cohen
versión de J.L.C.
18 de marzo de 2022
Regalo, Leonard Cohen
Regalo
Me decís que el silencio
está más cerca de la paz que los poemas
pero si como regalo
te trajera el silencio
(porque yo conozco el silencio)
vos me dirías
Esto no es silencio
esto es otro poema
y me lo devolverías.
Leonard Cohen
17 de marzo de 2022
Durante mucho tiempo, Leonard Cohen
Durante mucho tiempo
Durante mucho tiempo
no tuvo música,
no tuvo decorados.
Mató a tres personas
en las tinieblas de su ambición.
La lluvia no pudo ayudarle.
Sigue tu camino,
esto no es una visión que se te
ofrezca,
esto es la verdad.
Leonard Cohen
Versión de Jose Luis Colombini
16 de marzo de 2022
Me gustaría leer... Leonard Cohen
Me gustaría leer...
Me gustaría leer
uno de los poemas
que me empujaron a la poesía.
No recuerdo ni un verso,
no sé dónde buscar.
Lo mismo
me ha pasado con el dinero,
las mujeres y las conversaciones
cuando la tarde agoniza.
Dónde están los poemas
que me alejaron
de todo lo que amaba
para llegar a donde estoy
desnudo con la idea de encontrarte.
Leonard Cohen
Versión de Jose Luis Colombini
15 de marzo de 2022
14 de marzo de 2022
Osvaldo Guevara leyendo su poema Nunca Más 24/03/2020 Grabado en la casa de Osvaldo Guevara
Osvaldo Guevara leyendo su poema Nunca
Más 24/03/2020
Grabado en la casa de
Osvaldo Guevara
13 de marzo de 2022
Hacia el grito, Osvaldo Guevara
Hacia el grito
Las cosas se empapan de mi ser
cuando las nombro, sacerdotalmente:
rosa, piedra, cuchillo, bruma, polen,
caballo,
raíz, harina, vino, golondrina…
Ah, la palabra que recorta y decide,
que humea y huele,
que bulle, palpa y pesa,
que rezuma su esencia, agazapada
como en la pluma el vuelo.
Digo las cosas con labios codiciosos y
húmedos,
las paladeo apretadamente,
las siento saltar como tibios surtidores
en mi lengua,
reír como un rocío juvenil en mi
garganta,
percutir sus frescas chispas en mis
dientes,
revolotear frente a mis cejas,
resbalar por mis manos,
florecer la tierra seca del silencio.
Y en esta soledad de larga tierra
escapándoseme
ante el camino que estremece mis pies
insomnes y curiosos
aspiro el aroma de las leguas,
presiento vientos ásperamente
atormentados,
escucho mi sangre suelta, proyectándome
a despecho del cuerpo en las palabras:
mar, vaca, pájaro perdiéndose,
nube, caracol cauto, ruda rama
alambrados hirsutos arando en mis dedos,
río bruñendo, sol revuelto, todo,
ah, todo,
respira ya en mi boca, dientes, lengua
y se envuelve, cantando, en mi saliva…
Pero yo tuviera una palabra,
una palabra única:
rotunda y palpitante como el casco de un
toro,
delgada como los párpados del aire,
leve y tremenda,
vilano en la tormenta…
Ah, la palabra total, ceñuda y
parturienta
que me llueva en la voz
un puro paracaídas de paloma
ese pausado peso arrepentido
de tu vida en mi piel.
Osvaldo Guevara
De La sangre en armas
UniRío editora, Universidad nacional de
Río Cuarto 2015
12 de marzo de 2022
Osvaldo Guevara recordando a Oscar Guiñazú Álvarez
Osvaldo
Guevara recordando a Oscar Guiñazú Álvarez
Acto
Homenaje al Poeta y mentor del Grupo Literario Tardes de la Biblioteca
Sarmiento Oscar Guiñazú Álvarez 9 de julio de 2010
11 de marzo de 2022
Casi Tu, Osvaldo Guevara
Casi tú
Hoy
encontré
en la
calle
entre
motores y tenderos
una
mujer
igual
que tú.
Navegables
los
ojos
descendientes
las
manos
del
aire
y su
abandono
los
pies
de
saltar pájaros caídos
la
cintura
inasible
grito
en mitad del mar.
Me le
acerqué
azorado
tembloroso
impaciente
y no
eras tú.
No oí
su voz
pero
presiento
que era
menos
tibia y mojada
no
nacida
anhelante
del
fondo
de los
besos
ah,
tu voz
de agua alegre sobre piedras con sed.
No eras
tú
y hace
tanto
que no
te veo
tanto
y
pudiste ser tú
esa
mujer
bellísima
esa
mujer
igual
casi tú
sin
tu voz.
Aunque
ya no me quieras,
te
demando
amor
mío
no
parecerte a cada mujer mágica que ande
por mis
calles confusas
o ser
en lo
posible
si a
alguna te pareces
en
lugar de
ella
extraña
directamente
tú.
Osvaldo
Guevara
10 de marzo de 2022
Ubérrima, Osvaldo Guevara
Ubérrima
Con un súbito golpe de cintura
y abriendo el verde la muchacha brilla
E1 sol -tigre de circo- se le humilla
y hasta sonríe con su dentadura.
Un galope de pastos se apresura
al río dulce de la pantorrilla.
Todo el olor del campo se engavilla
bajo su pelo de bandada oscura.
Acompasando al trigo la cadera
llega al corral de vértigos nupciales
donde un ternero solitario gime.
Y un peón sentado junto a una lechera
mira la fértil blusa y las frutales
ubres de miel rabiosamente oprime.
Osvaldo Guevara
De La sangre en armas
UniRío editora, Universidad nacional de
Río Cuarto 2015
9 de marzo de 2022
Palabra Cantada Osvaldo Guevara y Jorge Trueno Soria
Palabra Cantada Osvaldo Guevara y Jorge Trueno Soria 9 de noviembre 2019.
Una conversación desde la palabra y las
canciones -poesía contenida en el cancionero popular argentino, en la voz y la
mirada de Osvaldo Guevara y de Jorge Trueno Soria
8 de marzo de 2022
Poetas, Osvaldo Guevara
Poetas
“…un sujeto en el que lo humano tiene
tiempos de cambio muy diferentes al de los organismos artificiales.”
Me escriben cartas fraternales
sobre mis libros.
Cuando nos encontramos
su mano brilla en mi hombro como una
charretera.
Pero
“es demasiado humano”
cuchichean
olímpicos.
El poeta y el hombre
en mí caminan con el mismo paso.
(Plumajes altaneros
no garantizan vuelos altos.)
Poesía Eres Tú
Esos poetas
que parecieran ser los únicos
en saber
a ciencia cierta
o ciencia infusa
qué es la poesía
y hablan de ella
parados
en el último eslabón de las gradas
que conducen al templo.
Esos poetas…
Yo no sé lo que es la poesía.
Tal vez
mi poesía sí
y no sepa decírmelo.
Osvaldo Guevara de Sin pena en la
palabra, Edición de Autor (Código Gráfico), Villa Dolores, Córdoba, Argentina,
2007
7 de marzo de 2022
Gabriela Bayarri leyendo Café Amadeus de Osvaldo Guevara
Café Amadeus de Osvaldo Guevara leído por Gabriela Bayarri
Abril de 2010
Café Amadeus
Entre las sillas atestadas
tus pasos te derivan
hacia el invierno de mi mesa.
Tontamente se entreabre
mi boca reseca.
Intima como un aire de abanico
tu pollera
barriendo
los ruidos indeseables
el olor a tristeza.
Osvaldo Guevara de Sin pena en la palabra 2008
6 de marzo de 2022
Entre las hojas, Gabriela Bayarri
ENTRE LAS HOJAS
He viajado cansadamente
por las estaciones,
he pisado las hojas,
también vencidas de otoño,
recostadas
en los
senderos de las plazas.
Caminé inútilmente laberintos de cristal,
hasta que me perdí,
buscando el regreso.
Gabriela Bayarri
5 de marzo de 2022
Ella escribe, Gabriela Bayarri
ELLA ESCRIBE, Gabriela Bayarri
Escribe porque las palabras le fluyen, no por la
garganta, sino por los dedos. Le es imprescindible siempre tener una lapicera a
mano, un lápiz, papel, servilleta, lo que sea, porque las musas, a ella, se le
aparecen en cualquier circunstancia, son como mariposas fugaces, que ella debe
atrapar, correr a veces, matar otras. Lo cierto es que ella casi no habla,
porque las palabras le salen mejor escritas. Escribe porque ella, COMO DECÍA
Alejandra Pizarnik, siente que “no es de este mundo”, sospecha que vino de un
libro de cuentos, y tiene la certeza de que deberían haberla dejado vivir
adentro de él. Si hubiera podido elegir, viviría como Alicia, en el país de las maravillas. Se
siente arrojada y ajena a este mundo, sería muy feliz viviendo adentro de un
libro de aventuras.
Lee mucho entonces, es la forma que tiene de buscar el
camino de retorno a su casa, a aquél libro, a su mundo. Escribe porque ella
viaja con las palabras, va de unas páginas a otras como recorriendo planetas,
paisajes, aventuras. Por eso, ella, escribe.
La foto, con el velo del tiempo pasado, tal vez se haya tomado en 1980. Son dos poetas, Alejandro Nicotra, a la derecha, su inseparable pipa, y el gesto aparentemente adusto; pero con su abrazo inmenso de ternura, sobre los hombros de Ricardo Herrera, poeta y creador de la revista Hablar de Poesía (asoma un niño, parece un sol). El lazo que uniría esa amistad, vigente hasta la actualidad, fue la poesía. También fue la excusa de la palabra poética la que unió mi destino a Alejandro, para sumarme al consejo de redacción de la revista Asueto, hojas de poesía, en 2004. Aún hoy, extraño la tibieza de esas reuniones de los sábados por la mañana en Café Amadeus, frente a la plaza principal de Villa Dolores. Pero lo más valioso, es que aún perdura ese regalo sutil e invisible: la amistad, la ternura, los consejos literarios, y el mismo abrazo. Celebro la vida con este poema, que le regalé hace unos días.
EL ABRAZO DE LA FOTO
a Alejandro Nicotra
El mismo abrazo de esa foto en sepia,
la mirada más templada, serena,
la mano protectora, solitaria
hacia los nuevos, escasos poetas.
El mismo abrazo, idéntica luz
que hoy nos ampara,
como la entrañable sombra de la parra
que te cubría, allá en tu infancia,
junto al Tono*.
El abrazo que nos lleva a perdernos,
infinitamente,
en un laberinto de palabras.
Gabriela Bayarri
*El Tono es el apodo familiar con el que nombraban al
gran poeta puntano Antonio Esteban Agüero.
4 de marzo de 2022
Hostal Hispania, Gabriela Bayarri
3 de marzo de 2022
Bar cuartito azul, Gabriela Bayarri
1 de marzo de 2022
Recuerdos de carnaval, Gabriela Bayarri
Recuerdos de carnaval, Gabriela Bayarri
Video poético. Café Literario del Jueves 18 de Febrero de
2010, en Big Pancho, Sarmiento 269, Villa Dolores, Capital de la Poesía,
Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue EL CARNAVAL y coordino la
velada José Luis Colombini