El desierto
A Arturo y Clara Botella
En el desierto
uno es la sombra
la hendidura
por donde pasa la
muerte
o el día siguiente
uno vive su tumba
a oscuras
dentro de su
carne,
oyendo cómo el
viento se lleva el día
y el polvoriento
mar,
que golpea sin
aire
contra el aire
su mariposa negra.
Aquí
las constelaciones
cargan
al escorpión
y el hombre se
envenena
si pronuncia, a
solas, su propio nombre en la noche.
Sólo cuando el
médano rojo
espanta a la luna,
después que el
espacio se ha devorado,
recién entonces
lo que queda
de uno
cicatriza.
Leopoldo “Teuco” Castilla