Manías
Tengo la eterna costumbre de escoger una de las dos
plazas
y dormir ahí sin jamás cambiarme al otro lado
Es una rutina que tiene una razón muy extendida
Dejo siempre abierto su espacio como una carnada,
o más bien, como una sugerencia en brillantes colores
Dejo también una almohada pequeña y menuda
para que acaricie su cuello cuando llegue
La costumbre me lleva incluso ha arropar su lado
Para no enfriar la esperanza
Vuelvo una y otra vez la mirada en señal de
conversaciones mudas
Lanzo una y otra vez la pierna en una búsqueda que
resulta en frió vacío
Incluso he llegado…sí, debo admitirlo, he llegado ha
acariciar los fantasmas que se presentan en la plaza contigua
Cada cierto maldito tiempo, sin un cortes aviso,
tengo una recaída y lleno mis insomnios de viejas
costumbres
Se me pasa la vigilia dibujando una invitación en las
sabanas
que se borra con la primera luz de la mañana
Y ahí, solo quedo
yo,
mis manías
y su
espacio.
Daniel Conn Calderon
de El Manifiesto del Zapatero, Córdoba, Argentina (2012)
dR.o. Poeta Lacustre
Villarrica, Chile