Quiero explicar que todos los post que fueron subidos al blog están disponibles a pesar de que no se muestren o se encuentren en la pagina principal. Para buscarlos pueden hacerlo por intermedio de la sección archivo del blog ahi los encuentran por año y meses respectivamente. también por “etiquetas” o "categorías de textos publicados", o bajando por la pagina hasta llegar al último texto que se ve y a la derecha donde dice ENTRADAS ANTIGUAS (Cargar más entradas) dar click ahí y se cargaran un grupo más de entradas. Repetir la operación sucesivamente hasta llegar al primer archivo subido.

INSTRUCCIONES PARA NAVEGAR EN EL BLOG:

El blog tiene más contenidos de los que muestra en su pantalla inicial al abrir la página. En la pantalla principal usted vera 5 entradas o posteos o publicaciones. Al llegar a la última que se muestra puede clickear donde dice ENTRADAS ANTIGUAS verá las 5 entradas, posteos o publicaciones anteriores. Puede seguir así y llegará hasta la primera publicación del blog. A la izquierda en la barra lateral (Sidebar) Usted verá el menú ETIQUETAS. Ahí están ubicadas las categorías de los textos publicados, si usted quiere ver poemas de un determinado autor, busca su nombre, clickea ahí y se le abrirán los trabajos de ese autor, Si no le mostró todo lo referido a esa categoría al llegar al final encontrará que dice ENTRADAS MAS RECIENTES, PÁGINA PRINCIPAL Y ENTRADAS ANTIGUAS. Debe clickear en ENTRADAS ANTIGUAS y le seguirá mostrando mas entradas o post con respecto al tema que busca. A la derecha , se encuentra un BUSCADOR, usted puede ingresar ahí el nombre del poema, o texto, o un verso, o autor que busque y le mostrará en la página principal el material que tenga el blog referido a su búsqueda. Debajo del Buscador del Blog encontramos el Menú ARCHIVO DEL BLOG en el cual se muestran los Títulos de las entradas o textos publicados del mes en curso, como así también una pestaña con los meses anteriores en la cual si usted clickea en ella verá los títulos de las entradas publicadas en determinado mes, si le da clic verá dicha entrada y asi año por año y mes por mes. Puede dejar comentarios en cada entrada del blog clickeando en COMENTARIOS al final de cada entrada. El blog es actualizado periodicamente, pudiendo encontrar nuevos textos, fotografías, poemas, videos, imágenes etc...

Gracias por visitar este lugar.




11 de enero de 2017

Lección 1 KANT, 1724-1804, Witold Gombrowicz


 Witold Gombrowicz de CURSO DE FILOSOFÍA EN SEIS HORAS Y CUARTO 


Lección primera

Domingo, 27 de abril de 1969

Referéndum

KANT, 1724-1804
 Inicio del pensamiento moderno.

También podríamos nombrar a Descartes (comienzos del XVII).
Descartes: una sola idea importante: la duda absoluta.
Aquí comienza el racionalismo: someterlo todo a la duda absoluta, hasta que la razón obligue a admitir por fuerza una idea.
(Base de la fenomenología de Husserl.)

-Sujeto:           yo pensante

-objeto:           anteojo, mesa

-la idea del objeto que se forma en mi conciencia.
Descartes reduce estos tres elementos del saber.
Estoy seguro de que esto se halla en mi conciencia, pero no corresponde a la realidad.  Ejemplo: centauro.
Duda sistemática.  Pone el mundo en duda, entre paréntesis:

1.0 el objeto

2.1 todo lo que concierne al objeto.

La única certeza es la de que existen en mi conciencia.
Entre paréntesis: la idea de Dios; las ciencias relativas a la realidad (supuestamente objetivas): sociología, psicología, salvo las ciencias abstractas: las matemáticas y la lógica, porque no se refieren al mundo exterior sino que son leyes para mi propia conciencia.
  ¿Cuál es el gran error, la «desviación» de Descartes (según la expresión de Husserl)?  Descartes tuvo miedo de las consecuencias terroríficas de sus ideas.  Intenta mostrar la realidad objetiva de Dios y, por tanto, del mundo (como creación de Dios).
El miedo de Descartes es parecido al de Sartre.  Por esta razón, se falseó toda su filosofía posterior.  Lo importante de Descartes es el Discurso del método: ELIMINAR EL OBJETO: la gran idea de Descartes.
La filosofía comienza a ocuparse de la conciencia como tema fundamental.  Imaginad una noche absoluta con un único objeto.  Si este objeto no encuentra una conciencia capaz de experimentar su existencia, rib existe.
No conciencia individual, sino conciencia en general.
(Consciente del cerebro, etcétera.)
El perro.
Descartes, precursor del pensamiento moderno.
Kant Berkeley Juventud campesina) Hume.
Kant Sobre todo, Newton.  Descartes.
Kant se funda en el saber racional organizado científicamente.  Influido por Newton.
Obras: Crítica de la razón pura; Crítica de la razón práctica.
La gran realización de Kant: Crítica de la razón pura.
No se trata de una crítica de la razón pura; quiere juzgar su propia conciencia.  La conciencia juzgada por la conciencia. Ejemplo: ¿podemos estar seguros de la existencia de Dios mediante una deducción filosófica?
Preguntas: ¿hasta dónde puede uno estar seguro de su conciencia? ¿Hasta qué punto la conciencia de uno puede ser auténtica?
El razonamiento de Kant en la Crítica de la razón pura, aun expresado de forma oscura, es:
Todo cuanto sabemos acerca del mundo lo expresamos a través de juicios.
Ejemplo: «Yo existo» y, juicio condicional: «Si le doy una patada a Dominique,* él me dará dos».
Se trata de la relación de causalidad.
Los juicios son analíticos o sintéticos.
Los juicios analíticos son juicios que provienen del análisis: descomponer un todo en sus partes esenciales. 
Kant dice que los juicios analíticos no añaden nada a nuestro saber porque ponen de manifiesto un elemento de su definición.
Ejemplo, definición del hombre: ser vivo, mamífero, etcétera.  Escojamos la noción «vivo»: el hombre es un ser vivo. ¿Por qué?  Porque hay descomposición.  Hay un concepto extraído de un concepto, es decir, un elemento extraído de la definición.
Los juicios sintéticos.  Procedimiento distinto:
se añade algo.  Por tanto, enriquecen nuestro saber acerca del mundo.
Los juicios sintéticos no son válidos a priori (a priori: independientemente de toda experiencia). 

* Se trata de Dominique de Roux [Todas las notas al texto de Gombrowicz pertenecen al editor original francés (N. del E.).
Los juicios sintéticos son a posteriori, es decir, fundados en la experiencia.
Ejemplo: el agua hierve cuando alcanza cierto grado de calor.
Enriquecimiento de nuestro saber.  Fenómeno nuevo en nuestro conocimiento del mundo.
Los juicios a posteriori no siempre son válidos.  Ejemplo: no hay garantía de que después de diez mil veces, el agua hierva una vez más.
Kant busca la Precisión.  Se ajusta a la realidad.  Mente sólida.
Hay sin embargo juicios sintéticos que son a priori, que añaden algo a la realidad; pero de cuya infalibilidad, al mismo tiempo, estamos seguros.  Influencia de Newton.
Ejemplo: la acción equivale a la reacción.
Desde el momento en que hemos descubierto esto, tenemos la certeza de que es así para siempre.
Ejemplo: la línea recta es el camino más corto entre dos puntos.
Ahora bien, Para Einstein, la línea curva es el camino más corto entre dos puntos.  Pero esto no cambia nada, pues estamos ante una realidad distinta a la de Newton.  Si aceptáis todas las premisas de Newton, las leyes de éste son absolutas cuando se trata de su realidad.

Hay juicios sintéticos que son:

a priori -que acrecientan nuestro saber- y que son absolutos y válidos para toda la humanidad.
Todo el problema de la filosofía kantiana radica, pues, en una única cuestión: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori?
Kant plantea esta cuestión porque dichos juicios, sin ser accidentales o estar fundados en la experiencia, enriquecen no obstante nuestro saber.  Sintético: que aporta una novedad eterna.
   Kant procede a partir de tres análisis, tres partes de la Crítica de la razón pura.
Pero, puesto que se trata de la razón, es decir, del saber organizado, todo debe estar fundado en el saber sintético.
La ciencia formula juicios sintéticos a priori (es decir, eternos).
Primera parte: Estética trascendental (trascendente significa que está fuera de mí).
Estética empleada en el sentido matemático.
La matemática: ciencia de las formas y de las relaciones.
En esta primera parte: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la matemática?
Segunda parte: Analítica trascendental
En ella se ocupa de los juicios en la física.  Todo cuanto sabemos respecto a las cosas comportamiento, reacciones).  Todo ello es objeto de la física. Es la ciencia de las cosas.
Tercera parte: Dialéctica trascendental, donde se ocupa de problemas metafísicos como el de «la existencia de Dios».
Con Kant comienza la gran reducción del pensamiento, proceso que dura hasta nuestros días.
Por primera vez la conciencia plantea la cuestión: ¿cuáles son los límites de la conciencia (de la razón)?
El gran golpe dado por Kant. Tuvo ideas fulminantes que lo trastornaron todo.
Pregunta: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori?
Respuesta: los juicios sintéticos a priori en general y, por tanto, en la estética trascendental, son posibles porque el tiempo y el espacio no son una propiedad de las cosas sino una propiedad del sujeto.
Para que una cosa exista para nosotros, debemos inyectarle tiempo y espacio.
Y aquí el razonamiento kantiano es sencillo.
Dice: «Hay tres razones por las que el espacio no existe en el mundo objetivo, fuera de nosotros, sino que es parte integrante de nuestra conciencia».
Primer argumento.  El espacio no surge de ninguna experiencia, si. no que es la condición inevitable de toda experiencia.  El espacio no es objeto, sino la condición de la existencia del objeto.  El espacio no proviene de la experiencia.
Segundo argumento.  El espacio no es un concepto obtenido por deducción.  No podemos comprenderlo como concreto, puesto que no es un objeto; el espacio es intuición pura, es decir, no es una cosa, sino la condición para cualquier cosa, porque lo tenemos en nosotros mismos.
Tercer argumento (o, más bien, consecuencia).  La intuición del espacio es la condición inevitable de nuestros juicios sintéticos a priori; es lo que otorga realidad objetiva a las cosas.
Sin esto no hay más que impresiones (comparación con Descartes).
Ejemplo: la geometría, apoyada en construcciones en el espacio, en figuras, no está fundada en la experiencia sino que es válida porque (frase incompleta en el texto).

Conclusión:
Se ha demostrado que los juicios sintéticos a priori de Kant son en realidad juicios analíticos.
El soberbio edificio se desmorona.
Y la idea de Kant de las categorías de la razón pura también se desmoronará.
Es la suerte de toda filosofía.  Ningún sistema perdura.  A través de la filosofía, la conciencia humana en marcha se descubre a sí misma; Hegel lo expresará de forma magnífica.
-No se trata de preguntar si hay que filosofar o no.  Filosofamos porque es obligatorio.  Es fatal.  Nuestra conciencia se plantea cuestiones y hay que intentar resolverlas.  La filosofía es algo obligatorio.
¿Cuál era la visión del mundo más profunda en el siglo xviii?  La encontramos en Kant, sin quien sería imposible conocer el desarrollo de la conciencia a través de los siglos.  La filosofía es necesaria para tener una visión global de la cultura.  Es importante para los escritores.
La filosofía permite a cada uno organizar su cultura, introducir un orden, reencontrarse, obtener seguridad intelectual.

Witold Gombrowicz de CURSO DE FILOSOFÍA EN SEIS HORAS Y CUARTO
Cristina Fernández Cubas en el prólogo  que escribió para la edición del libro Curso de filosofía en seis horas y cuarto de Witold Gombrowicz cuenta que estando ya enfermo muy grave, muy dolorido prácticamente de muerte, entre el 27 de abril y el 25 de mayo de 1969, el escritor polaco Witold Gombrowicz da en su domicilio de Vence, al sur de Francia, una especie de curso antiacadémico de filosofía a un auditorio reducido: su esposa Rita y el poeta Dominique de Roux, coautor de un libro de entrevistas a Gombrowicz publicado apenas un año antes.
El curso es un invento del joven poeta y ocurrente amigo de Witold no sólo para distraer del dolor al enfermo sino para hacerle olvidar la recurrente idea del suicidio, ya había pedido un arma y veneno. Como toda ayuda, el "profesor" Gombrowicz recurre a viejas anotaciones y a un puñado de libros que compró en la Argentina, durante su estadía de años. Entre esos libros se cuenta una edición de 1948 de las Lecciones preliminares de filosofía, de Manuel García Morente.

9 de enero de 2017

Sobre lo que ha de nacer, Aldo Pellegrini

Sobre lo que ha de nacer, Aldo Pellegrini

Hechizo de la sed sol despiadado y luego niebla
o más bien una noche cerrada en la que se habla despacio
con voz palpable llena de islas sombrías.
con bandadas de aves migratorias que desgarran las
.......tormentas
y vuelan con un clamor incesante que hace florecer lo
.......oscuro
Sí no levantéis la voz sedientos es la época de las barcas
.......violentas
de los remos atormentados y los puertos taciturnos
es la época en que un hombre nuevo está por nacer
y se instalará en el centro del furor de los mares
un hombre que destrozará la pesadilla submarina que nos
.......ahoga
para iniciar la era en que ya nada tarde
en que la luz dance las hordas de ceniza se domestiquen
y el roce de un ala haga despertar la boca
que no usa sonido ni lenguaje pero que sabe
llevar hartura a los hambrientos
De la estirpe de los miserables nacerá un hombre nuevo
.......y el agua del mar
se hará potable para apaciguar la sed corrosiva de los
.......náufragos
con el diamante de los gemidos construirá un amor
.......verdadero
y toda noche prolongará el secreto sabor del día.


Aldo Pellegrini de Distribución del Silencio (1966)

8 de enero de 2017

Martirio de las formas, Aldo Pellegrini

Martirio de las formas

Siento frío
en el viento que nace de tu cerebro
Las llamaradas eternas sueñan con arquitecturas inextinguibles
Dos pasos atrás
para que el peligro se transforme en una lluvia amedrentada
Los vigilantes conducen a las holandesas borrachas
y las mujeres escotadas apagan una multitud de luces
Profundidades deslumbradas de esplendores superficiales
por efecto de terremotos incalculables
En las oficinas caminaba por un laberinto de celuloide
En la noche se deslizaba, pensativo, por el corredor del insomnio
Caja de cartón perdida en un mal humor metálico
Las miradas rechinaban contra las puertas
Esferas fosforescentes rodeadas de soldados paralíticos y de termómetros rotos
y de pájaros amenazantes y de manos sangrientas, lejanas
que hacen alusión a las rutas inhallables
Silencio transparente
nunca alcanzarás el soberbio olvido de ver

aunque abras la puerta de la vida y te desvanezcas con la rapidez de un relámpago.


Aldo Pellegrini

7 de enero de 2017

Horizontal, Aldo Pellegrini

HORIZONTAL

Horizontal
frente al pájaro irreparable, la herida lenta
el tiempo acosado por lobos verdes
la columna destrozada, el ojo que habla a la noche
los lobos se apaciguan
sólo es verde el paisaje
sólo es horizontal la mirada
anteojos rotos, materia de fuego

la llamaremos la exquisita sal de los misterios.


Aldo Pellegrini

6 de enero de 2017

Necesidad de la máquina de calcular, Aldo Pellegrini



Necesidad de la máquina de calcular

Los búhos de cráneo transparente
todas las mañanas engendran el mismo paisaje en sus ojos
de allí parten las sonámbulas vestidas de frío
para descender las desnudas escalas barométricas
de allí parten galopando las pestañas
para alcanzar la cumbre más alta de la pasión
los búhos de cráneo transparente
confunden el tiempo y la realidad
confunden el hombre y la miseria
confunden la ciencia con el sueño
sólo la máquina de calcular
puede aclarar la inmensa confusión que nos rodea
es necesario calcularlo todo
es necesario estudiar el origen de los precipicios
calcular el número de mujeres de rostro roído por la niebla
calcular la ferocidad de los dientes
calcular los denominadores frenéticos
calcular los ríos que corren por la memoria
calcular las personas que se detienen bruscamente en los puentes
calcular el vértigo de las láminas sumergidas
calcular los escalofríos
los castigos
la buena voluntad que se enfría
y calcular la distancia del hombre implacable
que se incorpora
para vomitar.


Aldo Pellegrini

5 de enero de 2017

Para que las momias se tornen incandescentes, Aldo Pellegrini



Para que las momias se tornen incandescentes

Saltarás de la oscuridad a la luz henchido de clemencia
sin solemnidad, con el tacto con que se persuade o fracasa
cuando el mono busca su estrella dentro de los acontecimientos
brillando desatinadamente en la opulenta ventana hacia la calle
Saltarás sobre el punto en que la garganta cede, huella invisible del desertor
y los idiomas parlamentan en la conjunción de la voz ahogada
y encontrarás palabras llenas de natural encanto
como poeta, catequista, político honrado, visión crepuscular
y te espantará el recrudecimiento de la gripe
en las estaciones abiertas a todos los impulsos
abiertas a medianoche con sus sonrisas de días templados
para llegar jadeando casi a la puerta de la izquierda
donde descubrirás a la mujer que huye, oh tu castigo
roedor, murciélago
vendiendo porcelanas hasta la culminación de agosto
hasta que las ratas abandonen tu próximo viaje, el que no se decide
hasta alcanzar la fecha, la fecha frágil de los encuentros
y perder a los naipes y asomarse a la molesta ventanilla del suicidio
y nada más, oh trenes, descendiendo a tiempo de la fiebre
descendiendo del hambre con prudencia rectangular
Con rectangular prudencia
encenderás la mirada inexpresiva de los peces
186 navegante que recorres el sentido vertical del agua
con cierta elegancia sostén de un declinante prestigio
y con la agonía del último esfuerzo
interpretarás fielmente la locura de los dioses, la confusión de los hombres
Activo, resueltamente sutil, casi al nivel de la aventura
saltarás sobre la teoría de la conversión de los pasos en exquisitos
[instrumentos para torturar la sospecha
saltarás hasta el mismísimo punto de congelación
donde las miradas llenas de resentimiento retardan los amores
y ofrecen su helada mano a la amistad o al desprecio
Desequilibrio
puerto seguro para refugio de una convulsión de milímetros por segundo
y viajeros que multiplican rumores en el gran corazón de tu equipaje
con su prédica descorazonante y su capacidad de viaje ilimitada
bebedor, bebedor de oscuridad y violencia
recorres a grandes saltos la cámara de los errores
persiguiendo sin alcanzarlas
mujeres apasionadas envueltas en su lluvia insinuante
y con la existencia en estado de alerta
recoges el secreto impalpable de las palabras, el encantamiento del séptimo día
He ahí la vigilia que espera imperturbable

La hora exacta en que la vida se produzca.

Aldo Pellegrini

4 de enero de 2017

La soledad del artista. Aldo Pellegrini



La soledad del artista, Aldo Pellegrini

.
El tema de la soledad del artista no es nuevo, quizás, hasta esté un poco envejecido, y despida cierto tufo a romanticismo, haciendo sonreír imperceptiblemente a aquellas personas que han logrado colocarse más allá de todo. No hay duda de que el romanticismo, al afirmar la existencia del individuo, actualizó el problema y lo popularizó en cierto modo. Pero la soledad del artista es tan vieja como el mundo: ¿No fueron solitarios Dante o Shakespeare?. Habría que decir más bien que la soledad del hombre es tan vieja como el mundo. Pero hoy, en este estupendo mundo en que vivimos, el problema de la soledad ha adquirido proporciones gigantescas. Ya no se trata de literatura: se trata pura y concretamente de soledad, de decantada, cristalina, sólida e impenetrable soledad.
El fenómeno de la soledad parece inherente al hombre desde el momento en que se multiplica, y a mi juicio responde a una ley matemática. A medida que crece el número de hombres que viven en común crece la soledad de cada uno de ellos en particular. Se trata de una relación inversamente proporcional: donde hay diez hombres la soledad es mayor que donde hay tres. Por eso es tan pavorosa la soledad en el mundo moderno.Y podría decirse que esta relación también depende la distancia: a medida que más juntos están los hombres, más crece la soledad de cada uno. Mientras menos apiñados están, las probabilidades de estar solos, son menores. ¿Qué mayor soledad que la que existe en los departamentos modernos? Cientos de personas viven allí codo a codo como extraños. El campesino no es, en general un solitario y sí lo es el hombre de las grandes urbes. Ni siquiera el ermitaño es solitario, es simplemente un hombre aislado. Soledad y aislamiento son dos cosas absolutamente distintas y hasta cierto punto opuestas. Y la razón está en que la soledad es un suplicio de Tántalo: el hombre tiene a los otros hombres próximos, los mira, los ve, oye sus voces, desea acercarse, pero cuando lo intenta cae en la cuenta de que lo separa una sólida e impenetrable muralla de cristal y que las voces que oye sólo son un murmullo, no dicen nada. Y su hambre de acercamiento crece monstruosamente ante aquellos otros seres que están tan próximos, casi al alcance de su mano. Ese es el suplicio de Tántalo de la sociedad moderna y ello explica la diferencia fundamental entre la soledad y el aislamiento.
¿Por qué razones el artista, que parece destinado a concitar interés a su alrededor, sólo provoca malestar y alejamiento? Casi podría decirse que la piedra de toque del verdadero artista estaría dada por la rapidez con que el hombre normal le hace el vacío. Aunque el artista trate de pasar inadvertido suscita inmediatamente la desconfianza de ese hombre normal, desconfianza que rápidamente toma caracteres de la malevolencia y el rencor.
En el panorama general de la incomunicación social, al artista le toca la parte del león. Lo que podría llamarse su convivencia con el ambiente es mala, directamente desastrosa. En ese ambiente creado para el hombre común, todos son indulgentes entre sí, todo se lo perdonan mutuamente, todo se lo justifican, pero lo que no justifican de ningún modo es al artista. Este es una presencia perturbadora: para el hombre normal es el individuo de los excesos. Es cierto, el artista es el hombre de los curiosos excesos, de los exasperantes excesos, porque en él se dan simultáneamente y en toda su demasía los estados opuestos: el exceso de silencio junto con el exceso de expresión, el exceso de generosidad con el exceso de egoísmo, el exceso de altivez con el exceso de humildad, el exceso de seguridad con el exceso de desamparo, el exceso de pasión con el exceso de renunciación, el exceso de amor con el exceso de desamor. Para el hombre normal ese tipo de exceso constituye la marca del desorden, para el artista significa la señal de un vivir humano en plenitud. Sin lugar a dudas el hombre medio no es capaz de ningún tipo de exceso, todo lo vive en muy reducida escala; así vive sumergido en una abyección descolorida ( y por eso mismo doblemente abyecta) sustituye la generosidad por el trueque de favores ( y así logra suprimir aparentemente el egoísmo), sustituye la altivez, que es áspera e hiriente, por la vanidad, que es roma y chata; sustituye la pasión por la avidez y la codicia, y como es incapaz de amor, desconoce el desamor, con lo que el lugar que corresponde a ellos queda mondo y vacío para llenarlo con lo que menos le disgusta, desde un vínculo matrimonial, hasta el té de las cinco, desde los “amigos” de café, hasta las cenas de homenaje. Todos estos sentimientos descoloridos están servidos con la más exquisita pulcritud, de modo tal que adquieren todo el aspecto de virtudes, de virtudes también descoloridas; porque hay una sola virtud verdadera: la grandeza de alma, y esta sí la posee el artista auténtico. Pero no hay que ser totalmente injustos con el hombre normal: es capaz de sentimientos intensos, pero sólo en una dirección: es muy propenso al exceso de odio y resentimiento, entiéndase bien que llamo hombre normal no a la gran masa de humildes, oprimidos y descastados, sino a aquellos que tienen una participación activa en la conducción de la sociedad, a aquellos que forman la opinión e imponen normas.
Esta desmesura en los sentimientos coloca al poeta, como al criminal, fuera de la ley. Se lo acusa de locura o estupidez. Es el idiota que no comprende la vida: la vida que para el común de los hombres significa desgarrarse las carnes a dentelladas para conquistar el dinero con miras a obtener el poder, o para conquistar el poder con miras a obtener dinero. El artista pregona una riqueza inútil, la riqueza del espíritu. Busca en la vida un sentido que no es el de la vida práctica. Se convierte a su vez en testigo acusador de la realidad trivial, de la existencia sin sentido. El artista ofrece un mundo de valores distintos, los valores que surgen del vivir con autenticidad. El artista afirma su ser, y al afirmarlo, solo conquista la soledad, en un mundo de hombres que tienden a aniquilar su ser, disolviéndose en la masa, en grupo-masa que responden sólo a rótulos vacíos. El hombre común rehuye el problema de la soledad adoptando la vida vegetativa de las amebas; vive muerto.
En esta actitud de distanciamiento con su medio, el artista llega a una situación tal de desamparo en que se ve obligado a decir como Pessoa: “Nada me une a nada”.
Tal es la posición del artista en el área del hombre común. Pero se dirá: tiene a sus hermanos de sangre, los otros artistas. Nadie podrá describir en forma aproximada la intensidad de sentimientos que abarcan el odio, el resentimiento, la envidia, la indiferencia, abundantemente condimentados por la intriga, la calumnia, la deslealtad, la vileza, el despecho, la degradación, el saqueo, la estafa, que esos llamados “hermanos de sangre” tienen hacia un artista auténtico. En este caso especial suele despertar de un modo prodigioso la “imaginación” de estos “hermanos de sangre”, y entonces realizan una verdadera multiplicación de los pecados capitales, que como milagro no queda a la zaga de la multiplicación de los panes. Por eso el artista está todavía más solo entre los falsos artistas. Estos últimos forman una multitud desesperada en busca del éxito: se patean, se codean, se empujan, pero en definitiva se unen y se apoyan para defenderse del artista auténtico, porque ellos también tienen derecho a la vida. Y por ese derecho a la vida lanzan baratijas para consumo de los idiotas: cantidades innumerables de cuadros, poemas, novelas, teatro, que llegan por montañas, por toneladas, en medio de un alboroto de aplausos, exclamaciones, admiradoras radiantes de felicidad que se levantan las faldas para ofrecer su único don; y el éxito, la fama, los altavoces, los titulares, los afiches; los espectadores y los lectores mueren de un placer exquisito, y resucitan y vuelven a morir; las adolescentes agonizan en brazos de sus madres, ¡oh agonía del goce! Agobiado por tanto placer entran ganas de pedir: ¡Por favor sólo un segundo de respiro! Pero no: la inmersión, la asfixia en un torrente de deleites intelectuales, y nuevas toneladas de libros, de cuadros, hasta ya no poder más. Y entonces llega la industrialización de tan suculentos artículos de “goce”, con su cohorte de editores, productores, marchands, críticos, vendedores, promotores, sus investigadores de mercado, y la publicidad, la enorme, seductora y alucinante publicidad, que lleva de la mano al hipnotizado consumidor hasta esas quintaesencias del placer. Y entre los mercaderes del éxito y especuladores de la falsificación, el artista está solo; no, no está solo: lo empujan, lo patean, lo sacuden, lo chocan, lo derriban, en su desesperada carrera, aquellos que acuden sofocados a la distribución de premios, medallas, honores, pañuelos de seda, todo en un escenario sembrado de ramos de flores delicadamente envueltas en celofán, que rápidamente se vuelven malolientes, y de vaginas que aspiran a compartir la fama (el delicioso gusto amargo de la fama); y algo más allá la madre grita: “¡Oh, tengo un hijo genial!”, y el padre es tan dichoso que sólo le queda la salida del suicidio, y naturalmente se suicida, porque no hay nada como la procreación para crear un desmesurado sentimiento de culpa. Después de esa gran aventura sólo quedan pequeños plagios y algunos jirones de retórica. ¿Y acaso no basta? ¿No queda también después del amor, del más grande amor, un poco de ceniza?
Pero volviendo a un terreno menos agitado, nos encontramos con el solitario que ha sido escupido, vejado y derribado, y su cabeza minuciosamente pisoteada, porque hay que decir la verdad, lo han reconocido y lo han apartado de modo harto eficiente. De todo este acontecimiento, el solitario sólo conserva una gran fatiga y un sueño, un inmenso sueño. ¿Qué ha pasado? El solitario no comprende nada. ¿Acaso su vida difiere de los otros? ¿No come, bebe, se emborracha, fornica, fuma, juega a los naipes, sufre de gripe y de cólicos, cruza calles, se fractura, se baña en sudor, se baña en agua, toma vitaminas, purgantes etc? La misma jornada de todos. Pero su tiempo es otro; su tiempo de minutos infinitos, distintos, densos o fugaces, dilatados o sobrios, hórridos o resplandecientes, o hirientes, espinosos, cálidos. En todos esos minutos hay una partícula de un ingrediente secreto: una partícula de eternidad.
Es la gratuidad del arte, su absoluta inutilidad lo que constituye una afrenta para la mente común. Pero en esa inutilidad reside precisamente su importancia. Es tan inútil como el amor. Y el argumento de que no sirve para los fines prácticos de la vida, no queda sino rebatirlo con la aclaración de que no sirve para vivir, justamente porque es la vida misma. Arte y vida son términos ligados. El arte es un modo de manifestarse la vida, sin el cual queda mutilada. Pero ni lerdo ni perezoso, el hombre común ha sabido convertir el arte en mercadería, en valor cotizable en el mercado; le dio un precio a la inutilidad. Y al mismo tiempo que le daba un precio lo pervertía. Los mercaderes de obras de arte, los productores de libros: ¿en qué medida promueven la labor del artista? ¿En qué sutil medida, acaso, no van carcomiendo el espíritu del artista, no lo despojan de su autenticidad?Hay otro motivo para la soledad. El artista penetra en las comarcas inexploradas, en esa selva virgen del espíritu donde habitan los más terribles engendros del terror y de la angustia. Es la zona de todos los riesgos. Allí nadie lo acompaña. Está solo con su delirante empeño de penetrar en lo más profundo, en lo más denso, en alcanzar lo más distante, lo inalcanzable. Así penetra en la comarca del amor hasta su último límite para descubrir su apasionante misterio., allí donde el placer físico y la unción religiosa se encuentran, allí donde se produce la metamorfosis de la carne en espíritu, allí donde el amor aparece como principio y fundamento de todas las cosas, y la ley única que preside a todos los movimientos posibles.
Esta exploración por territorios nunca transitados es la que rehuye el hombre común. El artista es un exiliado más allá de las fronteras de una vida social. Ya no se trata de ser pisoteado, se trata de algo más grave: nadie lo acompaña. Pero el artista no tiene vocación de soledad, todo lo contrario: tiene la vocación del amor, y ese amor se vuelca hacia el universo entero, y en primer término hacia los otros hombres, hacia todos los hombres. No ve en ellos maldad, sino simplemente desamparo. Los ve más terriblemente solitarios que él mismo, en medio de su bullicio y de su simulada alegría, y los ve más solitarios porque ignoran serlo, con lo que su soledad no tiene salida, creando esa angustia y ese malestar que desemboca en la agresividad y en el odio. Ama a los hombres, y para ellos es su mensaje, no para sí mismo, nunca para sí mismo; pero los hombres lo rechazan, porque quieren ignorarlo todo, porque tienen miedo al pánico de una revelación que los dejara tocando la nada con dedos que tiemblan.
Siempre hablo del arte en función de su contenido poético, y este contenido es el que impulsa al artista hasta el último límite. Lo poético es esa mano que no tiembla y atraviesa el plomo. La poesía desintegra lo compacto, tiene el ácido irresistible que corroe las convenciones, que pone en evidencia la fragilidad de lo falso. La poesía es la máquina infernal que hace explosión en medio del letargo de un mundo sin sentido. Porque la poesía no tiene por objeto la búsqueda de una belleza serena y estática, sólo tiene por objeto la creación de esa máquina explosiva, la máquina que pretende arrancar al hombre de su letargo. Un verdadero poema debe transformar al lector que lo comprenda. Después de entrar en contacto con el poema, ese lector ya no será el mismo hombre.
El artista no se representa a sí mismo en su obra, sino al hombre en sí, a todo hombre. El pronombre que usa no es yo, sino nosotros. Representa al hombre cabal que hay en el interior de cada uno de nosotros, aunque lo neguemos; representa la rebelión de ese hombre sumergido en un mundo de mentiras, en el que se predica la libertad para ofrecer la esclavitud, en el que se predica el amor para ofrecer el odio.
Por eso la poesía tiene que ser extraña, difícil e hiriente. Pero por sobre todo tiene que ser inmaculada. ¡Qué ninguna mano sucia se pose sobre ella! Ninguna mano sucia, entiéndase bien. Puede soportar la risa, la sorna, el más estúpido gesto de incomprensión, pero ni el más mínimo contacto con una mano sucia. Y es una misión fundamental en el poeta mantener alejada su obra de esa mano, llámese el que la lleve crítico, poeta, amigo o transeúnte.
Sobre el mundo de la simetría y el orden el artista construye el magnífico imperio del desorden. Y hay desorden hasta en la obra de Mondrian, pues, ¿qué otra cosa sino desorden puede provocar una obra que aparta al hombre de la rutina cotidiana para lanzarlo a un universo de claridad y pureza indescriptibles? Ese imperio del desorden es un imperio de libertad, por eso todos los buscadores de un “nuevo orden” son promotores de esclavitud. En realidad, el artista va a la conquista de ese estado superior del hombre en el que las palabras orden y desorden no tiene sentido. Pero la conquista de ese estado humano más alto no se logra sin dolor. En ese sentido, el arte es una experiencia de vida de una intensidad sin precedentes para el hombre medio, es la vida colocada a un grado de alta tensión. No se puede compartir ese estado, y el artista sufre el aislamiento con que se prescribe a los enfermos contagiosos.
El problema de la soledad es el problema esencial del hombre, y está ligado al problema de la incomunicación, que se ha constituido en el gran tema de nuestro tiempo: toda la literatura y el arte moderno están cargados de él. En cuanto al hombre común, decide ignorarlo y se aferra a los medios de información masiva que en gran escala ha lanzado la técnica moderna y que constituyen en realidad falsos medios de comunicación. El resultado es una soledad cada vez mayor del hombre, adherido a los periódicos, la radiotelefonía, o la televisión, como un apéndice vacío de humanidad. Pero la gran humorada, el terrible sarcasmo, es que aquellos falsos artistas, que por razones de insensibilidad no sienten ni pueden sentir la angustia de la soledad, la pregonan con gran altisonancia en sus versos, en sus prosas o en sus cuadros, que son todos productos de la cocina bastarda con la que se desfigura un problema que el artista siente y expone como arquetipo del hombre auténtico. Y el asunto ha llegado a un grado tal de mistificación que es el momento oportuno para decir: ¡Basta ya de soledad!

Aldo Pellegrini

Etiquetas

Videos (231) Jose Luis Colombini (115) Osvaldo Guevara (111) Café Literario Traslasierra (93) Rafael Horacio López (86) Aldo Luis Novelli (76) Claudio Suarez (69) Antonio Esteban Agüero (65) Alejandro Nicotra (64) Roberto Jorge Santoro (64) Juan L. Ortiz (59) Baldomero Fernández Moreno (50) Oscar Guiñazú Alvarez (50) Gianni Siccardi (49) Olga Orozco (49) Vicente Huidobro (49) Jorge Teillier (48) Aldo Pellegrini (47) Elvio Romero (47) Enrique Lihn (47) Felipe Angellotti (45) Gloria Fuertes (45) Circe Maia (41) Hermann Hesse (41) Fernando Pessoa (36) Rodolfo Alonso (35) Vicente Aleixandre (35) Horacio Castillo (34) Gonzalo Rojas (33) Miguel Ortiz (33) Alejandra Pizarnik (32) Edgar Bayley (31) Raúl Gustavo Aguirre (29) Rodolfo Godino (29) Alberto Luis Ponzo (28) Anton Chejov (28) César Vallejo (28) Daniel Conn (28) Marco Denevi (27) Octavio Paz (27) Gabriela Bayarri (26) Jorge Ariel Madrazo (26) Théophile Gautier (26) Alberto Girri (25) Carlos Garro Aguilar (25) Jacques Sternberg (25) Jaime Saenz (25) Leónidas Lamborghini (25) Leandro Calle (24) Orfila Bardesio (24) Leopoldo Marechal (23) H. P. Lovecraft (22) Poetas Chinos (22) William Carlos Williams (22) Carlos Castaneda (21) Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento (21) Horacio Preler (21) Leopoldo "Teuco" Castilla (21) O. Henry (21) Sandro Penna (21) Sandro Tedeschi (21) Witold Gombrowicz (21) Julio Bepré (20) Mario Torres (20) Nicanor Parra (20) Cesar Moro (19) Francisco Madariaga (19) María Meleck Vivanco (19) Vicente Luy (19) Omar Yubiaceca (Jorge Omar Altamirano) (17) Jorge Luis Carranza (16) Teresa Gómez Atala (16) Ariel Canzani (15) Manuel Mujica Laínez (15) Marcelo Dughetti (15) Ana Cristina Cesar (14) Carlos Drummond de Andrade (14) Isidoro Blaisten (14) Karen Alkalay-Gut (14) Manuel López Ares (14) Mircea Eliade (14) Nestor Perlongher (14) Raymond Carver (14) Richard Aldington (14) Spencer Holst (14) Alaide Foppa (13) Andres Utello (13) Anne Waldman (13) Antonin Artaud (13) Charles Baudelaire (13) José B. Adolph (13) Lawrence Ferlinghetti (13) Marcel Schwob (13) Miguel Angel Bustos (13) Ricardo Rubio (13) Sam Shepard (13) Teresa Wilms Montt (13) Cecilia Meireles (12) Ernesto Cardenal (12) Jose Emilio Pacheco (12) Rainer María Rilke (12) Laura López Morales (11) Música (11) Rodolfo Edwards (10) Carlos Bousoño (9) Victor Saturni (9) Adrian Salagre (8) Eugenio Mandrini (8) Federico Garcia Lorca (8) Horacio Goslino (8) Inés Arredondo (8) José María Castellano (8) Juan Jacobo Bajarlia (8) Julio Requena (8) Roberto Juarroz (8) Roque Dalton (8) Allen Ginsberg (7) Antonio Porchia (7) Basho (7) Carlos Oquendo de Amat (7) Charles Simic (7) Conde de Lautréamont (7) Francisco Rodríguez Criado (7) Gaspar Pio del Corro (7) Gerardo Coria (7) Gianni Rodari (7) Hans Magnus Enzensberger (7) Leonard Cohen (7) Li Bai (7) Li Po (7) Litai Po (7) Lope de Vega (7) Norah Lange (7) Oliverio Girondo (7) Pedro Serazzi Ahumada (7) Robert Frost (7) Eduardo Galeano (6) Gregory Corso (6) John Forbes (6) Revista El Gato del Espejo (6) Torquato Tasso (6) Victoria Colombini Lauricella (6) William Shand (6) Círculo de Narradores de Traslasierra “ Paso del Leon” (5) Hugo Mujica (5) Jorge Luis Borges (4) Leopoldo Lugones (4) Eduardo "Lalo" Argüello (3) Encuentro Internacional de Poetas "Oscar Guiñazù Alvarez (3) Roberto Bolaño (3) Tomas Barna (3) Pablo Anadón (2) Pablo Neruda (2) Ricardo Di Mario (2) Rubén Darío (2) Susana Miranda (2) Walter Ruleman Perez (2) Antonio Machado (1) Beatriz Tombeur (1) Eduardo Fracchia (1) Enrique Banchs (1) Enrique Molina (1) Ernesto Sábato (1) Jose Caribaux (1) Juan Gelman (1) Julio Cortázar (1) Mario Pacho O Donnell (1) Ricardo Piglia (1) Victoria Ocampo (1)