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18 de febrero de 2016

Oda a la fundación de Villa Dolores, Rafael Horacio López

Oda a la fundación de Villa Dolores

“…Vivir en poesía es saber que alguna vez tuvimos raíces, nuestra sangre fue savia y nuestra voz fuego…”  Antonio Esteban Agüero

Palabra en alto

Villa Dolores
sonrisa inmóvil
apretado color
cansada nave
que regresa
para la fiesta del sol.

Pisoteada
dulcemente
por la abeja.

Abierta luciérnaga
Que busca leña
Para su sed de noche
Requesón
de ubre
que en la noche baja
desde una vía
sedienta
como labios
arenosos.

Ciudad
soneto americano
sangre de brotes
cavando el infinito.

Ciudad
con pájaros,
de pájaros,
lloviendo sobre el grito
y la palabra.

Jabonosa piedra
ALJIBE
EN El CENTRO DE LA PLAZA
Mujer que pasa
hombre con el sol a cuestas
perfume de puma
borracho de silencios.

Oh, ciudad
tengo que rendirme
ciudad
en tus casas que no arrancan
pero que huelen
a trabajo
a hombre sencillo
a madera barriendo
porfiadas veredas,
a granos
con rodillas
sangrantes,
a cuerpos
con humores azulados,
a sotanas soñando
con espigas.

Me rindo, ciudad,
Pero déjame abrirte ese
cascarón con soles,
y refundarte,
nuevamente
en el mordisco apedreado
de mi verso,
asi, como hace
ciento cincuenta años,
asi, como la palabra en alto
como buscando a Dios
en la lengua sedienta
de la memoria,
en la piedra original
de tu solemnidad
en los muslos del valle.


Los naturales

En tus raíces, ciudad,
no hubo asentamientos.
Vinieron
Pasaron
Pisaron
buscando la piedra,
el corazón de la montaña,
el calor del cardo
el calor del viento
el sabor alado de la menta.

Y vinieron
agazapados,
crines saladas
y pasaron
despertando pétalos
descolgando miedos
arañando el cielo
de los algarrobos.
Y pisaron
el río con piel de alargadas
lagrimas.

Y pasaron
dejando el rasgado
miedo de los espejos.

En tus raíces, ciudad,
temblaban apellidos
que pusieron sus fibras
de maíz
y balas verdes,
pero ellos pasaron
buscando el refugio
de las piedras.


La confirmación

Y vinieron
las cartas
las órdenes
las palabras.
Y despertaron
a las nuevas mediciones
“Será el veintiuno ”
pensaba el Dr.
y miraba
a Traslasierra
a través de notas
laboriosas,
manos gastando las cuerdas del día.

Y en el aire
el hombre sencillo
recordando el decreto:
“Será el veintiuno”
repitió el chingolo ,
y acomodó su copete
como un fusil lustroso.


La convocatoria

Y vinieron los vecinos
asombrados
levantando el polvo
de las fundaciones
Y acudieron
a la reunión
.
D. Pedro Gutiérrez y
Mamerto Gutiérrez
apellidos que aún
transitan
con el mate de la noche, s
Juan Ahumada y
Valentín Ahumada
nombres que rasguñan
los oídos del paisaje, y
Sebastián Cortés
Puso lo suyo y
Amancio Soto y
Ceferino Rivero,
vecinos como racimos
de un río rubio
Ignacio Castellano y
José María Castellano
que como verdaderos pinos
acercaron su sombra
larga
larga y
D. Genaro Funes,
entre otros, de familias
con música en las raíces.

Y vinieron los fundadores
sencillos
con solemnidad intensa
como una espiga de maíz
que se desgrana en soles.

Y vinieron
los vecinos
como una bandera nueva,
temblando,
de lado a lado
como la primera mariposa.


El día

Imaginemos el día
vestido de arena
de oro
de rubios cosechadores
y ranchos de adobes
sembrando de naranjas
el vacío.

De un día
tan simple
tan vulgar
como otro día
se registra todo.
De las cosas
tan sencillas
como un jabón casero
o la brillante pierna
femenina
levantando como al descuido
las salivas del día
se registra todo,
y se lo ama
y se lo deja estar
y se vuelve
para refundar el amor.

Así debieron hacer
los primeros fundadores,
y cortando el aire.
Con la palabra como espada
con la palabra en alto,
ciudad:
Novia del sol.

Rafael Horacio López
De Nombrar las cosas. Editorial Arkenia (2009)

17 de febrero de 2016

Oda a los suspiros, Rafael Horacio López

Oda a los suspiros

Los suspiros
son vocales admirativas
o resmas de quinientos latidos.

A la mañana me miran
con sus ojos rosados
o azules
o blancos
o de tonos desconocidos.

Son ojitos
que a todos convence.

A veces me acerco
para ver sus pupilas
así como quisiera
que me miraran
cuando esté muerto,
y me acarician
como con una saliva
dulce,
transparente,
diría, alada,
como el suspirar de una muchacha
oscura
que estruja las sábanas
de la mañana.

¡Cómo admiro a esas campanitas
que de tan livianas
ahuecan mis lejanías!

Y conozco otros suspiros,
los que están en los cercos
como dándoles importancia
a la humildes ramas
que transpiran olvidos.

Y visten de primaveras
a los abriles desteñidos.
Porque es otoño, sabes,
y los árboles guardan
sus ropas de verano.

Los veía colorear el día.
Los veía bailarines esbeltos,
pero no pensé en eso,
mas bien los convertí
en estrellas
en melodías

de escotados teatros,
en mozas de servir los vinos
o en carnes
de abejas misteriosas.

Así los ví,
crujiendo
en mi otoñal palabra,
sintiendo
el galope
de corazones victoriosos.

Rafael Horacio López

De Nombrar las cosas. Editorial Arkenia (2009)

16 de febrero de 2016

Nombrar las cosas (El Mate) Rafael Horacio López y contando anécdotas vividas con Antonio Esteban Aguero

Nombrar las cosas (El Mate) Rafael Horacio López y contando anécdotas vividas con Antonio Esteban Aguero
Ciclo Literario 2014, Lecturas en Biblioteca Municipal Domingo Faustino Sarmiento, Ramón J. Cárcano 150, Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Jueves 24 de Abril de 2014.

Mate

Mate,
te saludan mis manos
y mis labios.
   En el centro
estás, como un obsequio
pero como una flor
yo te festejo
cada mañana cada tarde
como el primer ladrillo.
 Vamos a compartir
   la fiesta
   de la poesía
   desde los verdes papales
y en el agua
convertida en tinta
   del arado.

Quiero que seas hoy
mi joven madre
y me ofrezcas
   la leche provinciana
convertida en arroyo
   verde
como lo hace
   el árbol con el nido:
columpio en el silencio
   de la casa.

No te quiero enorme
   ni pequeño
sino en mi estatura
de mazorca incaica
buscando la bandera
   de lo humilde.

Pero escribiré
       tu nombre
y me cubriré
con tu dulzor
como una manta
que sube a la montaña
entre las blandas sombras
y el viento,
que me empuja,
grabaré tu nombre
       en mis palabras
       y en mis ojos
ya pesados
de tanto caminar
encorvados fogones.

Me recuerdo:
       la lluvia andaba
       desatada en los remansos
y nosotros
entre las voces
quebradas de las piedras
saboreábamos su espuma.

       Yo los miraba
en la palabra amena
en la garganta
       del ovillo acustre,
me recuerdo:
la lluvia cayendo
en leves racimos,
en copas
destrozadas en la arena
y todo era así,
porque
el mate nos unía.

Recuerdo:
       mates tristes
como el de Las Encrucijadas
Eran tres
y cada uno
con el alado perfume del poleo,
con miradas
de sillas vacías
como abejas
que siguen
los senderos
de las uvas.
       Mate:
                 nombrarte
es nombrar las cosas,
los seres,
sentirlos adentro
en la palabra:
una copa,
una mesa,
un ser querido,
       Yo digo:
       mate amigo
y la yerba
se da vuelta
espumosa
y me sonríe
como pudiera hacerlo
un niño
con su fiel juguete.
Nombrar
me permite cumplir
con un ritual
tan antiguo como el agua,
distinguir,
pintar,
bautizar
nombrar las cosas y los seres,
sacar de los ojos
la lentitud
del paisaje:
y su corazón de pájaro.

Mate
Mate
verde como un sapo
inflamando a una nube,
caricia tibia
de guitarra
que de tanto pasar
de mano en mano
enronquece su voz:
se vuelve madera
en el mínimo aljibe
de la casa.

Creces como una montaña virgen
como el cielo
al apartar las nubes.
Permaneces en silencio
cuando los hombres
te cuentan
sus secretos,
o cuando auguras un beso
de espumante río.

Recuerdo a un mate
en el cogollo picaresco
de una criolla:
“Amigo López que viva
con el porongo en la mano,
es lindo tocar a veces
el porongo de un paisano”

Cuando me encuentro confuso
cuando no acierto
al corazón
de la palabra
recurro al mate.
Mate de silenciar
demoras,
calle verde,
saco de abrigar,
la soledad,
aliento oculto
entre la yerba:
despertador
de estudiantes aplazados.

Mate
mate
ahuecado tizón
musgo caliente
retazo provinciano,
al beber tu presencia
me siento repleto
y ya no tengo alas
para volar el charco
y llevar tu mensaje
de miel,
de familia
y de hojas,
pero al menos
te siento
en mi fervor argentino
y te pido, mate,
que me brindes el abrigo
de tu verde
y que sigas nombrando

como yo, las cosas,
y que una vez
o diez
o mil
seas la mano abierta de los pobres.


Rafael Horacio López

15 de febrero de 2016

Desde el poema, Alejandro Nicotra

DESDE EL POEMA

¿Para quién esta tinta, este ejercicio
de soledad que busca noches?
                                              Pienso
en el que bebe, con su vino, el otro
alcohol: de desamparo, y tedio, y muerte;
pienso en el caminante de una plaza,
su lectura de pájaros y hojas,
su pensar distraído por las fuentes;
pienso en el hombre de las oficinas
o los talleres, cuando desvestido
de aceites y estadísticas contempla
el pan, la mesa, el aire de su casa;
pienso en dos que se quieren en un bar,
en un andén, en un hotel sombrío;
pienso en el que recorre, como un niño,
calles y calles (siempre hay una calle)
para buscar lo que no encuentra, el rostro
que haga mágico el mundo, otros veranos.
Siempre se escribe para alguien.
                                                    Alguien
que en un bar, en un cuarto, en una plaza,
una tarde cualquiera se incorpora
(desde qué lejanías de qué ser)
convocado por unas pocas sílabas,
también ávidas.

Alejandro Nicotra

"Del libro "Detrás, las calles", Colección Adonais, Edit. Rialp, Madrid, 1971.

14 de febrero de 2016

Marina de invierno, Alejandro Nicotra

MARINA DE INVIERNO

La noche y sus ráfagas heladas
han traído al insomnio, como a una costa,
la visión errabunda
de un vago sur.

Y he vuelto a hallarte
aún naufraga de sus olas mas frías,
aún viva en su roca
Allá en las islas extraviadas,
siempre hundiéndose.


Alejandro Nicotra

De una palabra a otra, Colección Fénix, Ediciones del Copista (2008)

13 de febrero de 2016

Grita sus torres la ciudad, Alejandro Nicotra

GRITA SUS TORRES LA CIUDAD

Grita sus torres la ciudad,
no para mí.
Yo muero a solas en un bar,
muero y resucito:

rodeo de palabras el silencio,
establezco un espacio
donde caben tus ojos y mi muerte.

Allí nos esperamos.

A orillas del silencio y las palabras,
entre los gritos altos de la ciudad,
mi vida se confirma y se deshace
en un cuerpo de humo.

Alejandro Nicotra
De La Tarea a cumplir
Selección y prólogo de Ricardo Herrera

Colección Fénix. Editorial Brujas (2014)

12 de febrero de 2016

Dìa en vilo, Alejandro Nicotra

XVI

DÍA EN VILO

Día en vilo,
que no se da ni retiene.
Día en que la luz o la sombra
se expanden sin orillas, sólo distancia,
como agua o arena.

Desierto océano del ojo,
que no ha de verte.

Alejandro Nicotra
Del libro "El anillo de plata", Colección "Fénix",

Edit. El Copista, Córdoba, 2005.

11 de febrero de 2016

El anillo de plata, Alejandro Nicotra

EL ANILLO DE PLATA


He puesto en tu mano
una suerte de anillo
de sustancia lunar.

(Aunque brille en tu día,
su secreto prestigio
pertenece a la noche.)

Un anillo de metal paradójico,
que exalta y condena;
ligero como un sueño o tu gracia,
pálido como un adiós.

Alejandro Nicotra
Del libro "El anillo de plata", Colección "Fénix",

Edit. El Copista, Córdoba, 2005.

10 de febrero de 2016

A si mismo, Alejandro Nicotra

A sí mismo

Tema del anochecer,
última luz,
                materia
apta, tal vez, para ilustrar la estela
de este día -y su fe:
                                 y no, ahí
la dejas, virgen
en las canteras que ya oculta la noche,
como una veta de amatista o ágata
inexplorada.

   *
(Coda)
Así el día se va
como el amor que alentó las mañanas,
que dio al Oeste su declive
lento -de valle,

y ahora es el turno, dices, de la sombra

aún tenue, y su piedad.

Alejandro Nicotra

8 de febrero de 2016

Deber cívico, Aldo Luis Novelli

Deber cívico

hoy voté.

entré al aula oscura
y me vi sentado frente a la maestra.

el manual Estrada
los lápices de colores, la goma dos banderas
nos contaba de las invasiones inglesas
del pueblo defendiéndose con aceite hirviendo.

después me fui a casa
herví el aceite
y me hice unas buenas papas fritas.


Aldo Luis Novelli

7 de febrero de 2016

Renacimiento, Aldo Luis Novelli

Renacimiento

después del triunfo de la poesía
todo será como en el comienzo:
hombre y mujer sembrando la tierra
preservando el fuego del rayo
alimentándose de los peces del agua
evocando los pájaros del aire
amándose bajo la luna
y naciendo hijos al sol.
después del triunfo de la poesía
hombre y mujer serán dios

en un festivo canto cósmico.-

Aldo Luis Novelli

5 de febrero de 2016

El rayo que no cesa, Aldo Luis Novelli

 el rayo que no cesa

/"¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fieras...?"
/"El rayo que no cesa" Miguel Hernández Gilabert 1910–1942)

aquel salvaje
escribe el primer poema
como un rayo que cae
en la hojarasca/
enciende una fogata
que lanza mensajes humanos
al infinito incomprendido.
otros hombres
preservan ese fuego
desde la noche de los tiempos.
tal vez haya sido
para demorar
nuestro holocausto final.

Aldo Luis Novelli

4 de febrero de 2016

Brillarás, Aldo Luis Novelli

Brillarás

...he sido engendrado por el desierto alacranado y el viento del sur, mi poesía atraviesa el alma de las mujeres en pena y las vuelve sublimes.

nada será como ha sido.
otro signo las alumbrará.

(y ella brilló como si fuera cierto).

Aldo Luis Novelli

3 de febrero de 2016

Escribo mucho, Aldo Luis Novelli

Aldo Luis Novelli y Jose Luis Colombini


Escribo mucho 

a mis amigos poetas

Escribo mucho/ pero poco bueno
poco que me emocione a mí
después de un tiempo secreto
que olvido quién lo escribió.

Escribo mucho/ mucha cosa que nadie lee
pero le leo a él aunque se enoje
porque tiene sueño y mañana debe levantarse temprano
porque el pan de cada día y los hijos y todo eso
y la escritura es nada o es algo como
un foco triste en medio de la oscuridad de la pieza
un cuaderno donde me siento un Rimbaud viejo
traficando con esclavas lujuriosas/
un Gianuzzi vapuleando a Heidegger dentro de un círculo
acompañado de un perro que lo mira con hambre/
un Pessoa que se desdobla y me saluda desde la ventana
de este bar donde me encuentro bebiendo por ella.

Escribo algunos textos más fuertes que esta ginebra
que emocionan a Cursaro detenido allá/ en estación/tierra/nada
o admiran las ardorosas poetas Gaby Bruch y Soledad Davis
textos donde Mansilla: poetas de ojos rojos/ me nombra
o el poeta oculto: Spíndola me renombra/ pateando latitas en polvorientas calles laterales/
o Paula Yende, Yenny Paredes y Lili Campazzo
afamadas poetas fundadoras del club de la canasta
se transforman en fieras indomables
por la magia de un sombrero que esconde historias indecibles/
y allá en la populosa Tucson/ el poeta del Harlem: Julio Carabelli
o en la patria de arena/ el Quijote del verso: Sergio De Mateo
dedican poemas dolientes a un tipo
que baila borracho entre sombras ilusivas/
mientras ‘on te road’ Rigazio y ‘minimalism’ Bohoslavsky escriben como si no hubiera mañana
y Dante y el Vasquito se emborrachan de poesía alcohólica/ porque no hay mañana.

Pero no me quemo tanto como me quema esta soledad
cuando el viento arrastra viejos fantasmas contra el vidrio
y mi memoria viaja hasta aquel campamento petrolero
y estoy solo jugando a la pelota en medio del desierto.

Escribo mucho y no sé si esta noche
que el cielo esta borroso y la luna desaparecida
como tantos hace tiempo/
y un ángel negro me mira desde el borde de la mesa

esta lluvia que empapa mi alma/ me traerá el sabor de su piel.

Aldo Luis Novelli

2 de febrero de 2016

Disertación sobre la poesía, Aldo Luis Novelli

disertación sobre la poesía, Aldo Luis Novelli

el afamado poeta había terminado la disertación
estaba cansado
molesto de los cholulos que lo rodeaban
señoras edulcoradas que le decían:
“hermoso señor hermoso”
y eso que había dicho no era hermoso.

señores serios que se le acercaban y le espetaban:
“si en el mundo hubiera mas personas como usted
el mundo sería otro”.
estupideces pensó/ puras estupideces
al mundo no lo cambio yo ni ningún hombre solo
al mundo lo cambian hombres y mujeres
que sean capaces de mirarse al espejo
y decidir cambiar su infierno interior.
pero no lo dijo.

un joven pelilargo se le acercó grabador en mano
le dijo: “puedo hacerle dos preguntas?”
“claro” le contestó.

- qué es la poesía para usted? –

- terminar de hablar con usted
irme a mi casa de solitario
servirme una copa de buen vino
beberlo lentamente
abrir la puerta del dormitorio
y encontrar una bella muchacha
desnuda sobre la cama/
que al verla me diga con voz grave y seductora:
“te estaba esperando...”. -

- y qué es el amor para usted? –

- ir caminando por una playa desierta
y entre los restos humanos que devuelve el mar
ver flotando una botella con un mensaje dentro
levantarla/ sacar el papel y leer en él:
“te sigo esperando...”.-

Aldo Luis Novelli

1 de febrero de 2016

Variaciones a propósito de un tema según Lewis Carroll, Antonin Artaud

VARIACIONES A PROPOSITO DE UN TEMA según Lewis Carroll

Esto no es una traducción sino una adaptación-variación del tema de un poema del que mi pensamiento no se ha alejado más para unirse en espíritu al autor y tal como se vio él mismo a sí mismo no en el interior de este poema sino en el interior de la poesía.
Lewis Carroll vio su yo como en un espejo pero en realidad no creyó en ese yo, quiso viajar por el espejo con el fin de destruir el espectro del yo fuera de sí mismo antes de destruirlo en su mismo cuerpo, pero al mismo tiempo era en él mismo donde expurgaba el Doble de ese yo.
Hay en este poema un estadio determinante de los estados por los que pasa la palabra materia antes de florecer en el pensamiento, y operaciones de alquimia si puede decirse salivar que todo poeta en el fondo de su garganta hace experimentar a la palabra, música, frase, variación del tempo interior, antes de regurgitarlas en materia para el lector.
Lo que lo demuestra es esa comparación extraña entre el Epicúreo sentado a la mesa ante una tajada exquisita de venado y que para aguzar su glotonería se reprime de saborearlo un bocado de cada seis, y el poeta que sueña un aire melódico supremo y que para aumentar su paladeo interno se lanza sobre los detalles.
A Ese poema en el que una frase musical tipo parece diluirse de repente en volutas de humo, es el poema de un insensato que un día entró en el ser y acabó por abandonarlo, y es el esfuerzo de todos los insensatos en ser, aferrarse a una realidad huidiza y condenada, y a la que sólo se aferran en función de su propia perversidad.
Paladeamos minuciosamente el pensamiento y el lenguaje pero en ese intervalo se nos escapa nuestra alma y ésta era esa misma realidad ante la que nos creíamos sentados. Y nuestro Yo celeste, el Ángel de pelo pelirrojo de Lewis Carroll luchaba en la tierra con su espectro traidoramente convertido en demonio.
Pues Lewis Carroll es en realidad un espíritu de cólera, de venganza y de furor. Una especie de amotinador nacido de la percepción y del lenguaje y si no podemos creerlo totalmente mientras lo leemos es porque nadie tuvo jamás la idea de mirar con él detrás del espejo interno por el que su espíritu nervioso y sufriente no puede impedirse pasar.
El Epicúreo al que Lewis Carroll acusa de ese pecado de perversidad consigo mismo es el mismo; y el motín al que apela toda su obra es un motín contra el yo y las condiciones ordinarias del yo, es decir la noción temporal de nuestro yo.
Fatigado y padeciendo de aquel pecado a su vez, pasó su vida ejecutando variaciones sobre este tema; pero leer la obra de un poeta es ante todo leer a través. Pues toda obra escrita es un espejo donde lo escrito se funde ante lo no-escrito. Y lo no--escrito de Lewis Carroll es una profunda, sabia y vertiginosa insatisfacción.
Las cosas, Lewis Carroll, no son efectivamente todo lo que son. Y podemos soñar sobre ese tema y ejecutar muchas variaciones, pero siempre nos vuelve la idea del yo perverso como una terrible regurgitación, ¿y cuando encontraremos por fin ese no-yo en el que nos vemos tal cuales, por fin, y puros, es decir Vírgenes, en el fondo del espejo interno?
El aire soñado por Lewis Carroll durante toda su vida es el de su yo melódico supremo, palabra casta del Serafín enterrado detrás de los fantasmas repelentes de las cosas y que un día volverá a nosotros, ¿pero Cuándo? y a través de esas músicas y ese aire, en un mundo que ya ni siquiera tiene el eje de un aire Eterno para decirse, ni de una música inmaterial y Sobrenatural para repetirse.  


NO ME GUSTA LA CARA GACELA
ni me gusta comer platos caros;
pues los precios altos benefician a los que se benefician de los
los pobres cervatos.
y no quiero transformarme en acaparador por hacer esto.

CUANDO VEO QUE VIENE HACIA MI CON UN OJO A LA FUNERALA
mi hijo a la salida de las clases `
tras haberse pegado contra quién y qué
y sin saber decir demasiado por qué,
tengo la impresión de verme a mi
en batalla ante mi espejo
contra mi propia desesperación.

PERO CUANDO VINO PARA CONOCERME MEJOR
me echó fuera, el irritable Señor;
y cuando me puse a teñirme el pelo
cuyo cambio nota SU GRACIA intratable
y de esta suerte admira.

Y QUE POR FIN ELLA ME AMA, ESTABA SEGURO DE QUE Mi TEZ
de azul desvaído o verde fangoso
dejaría una huella espesa
visible a medias sobre mis ojos
del pelirrojo poderoso que me distingue mejor.


* Pauvres hëres: pobres cervatos, o en sentido figurado, “pobres diablos” (N. del T.).



ANTONIN ARTAUD (según Lewis Carroll)

31 de enero de 2016

La place de L´etoile de Robert Desnos por Antonin Artaud

LA PLACE DE L´ETOILE  de Robert Desnos por Antonin Artaud

La Place de l”Etoile de la que se trata en la obra de Robert Desnos no es la que irradia al final de la Avenida de los Campos Elíseos en París, sino el lugar que una estrella todavía nunca salida del vacío del corazón tiene que buscar. Los fantasmas existen, no deja de repetir Robert Desnos a lo largo de este anti-poema que ha querido decir acerca del destino secreto de las
cosas visiblemente más que toda la Tragedia. Este texto que no se asemeja a ningún texto conocido, no está en efecto escrito. Pero está ahí, mucho más que gran cantidad de cosas escritas, quiero decir que hay golpes de cortafrío entre todas las palabras espectrales emitidas por los interlocutores, como de un hombre que ha querido permanecer al margen del ser y hacer saltar dentro su voluntad de elocución. ¿Pues de qué se trata en esta obra sino efectivamente de nada, quiero decir de ese insano azar, de esa imposible emulsión de ausencias donde siempre tiene lugar lo improbable y nunca la realidad? Una ebullición a propósito de nada. - Pero yo veo en ella mucho más que eso: la historia de un alma que jamás ha podido vivir y que finalmente ha sido separada de la existencia por el tifus en un campo de exterminio.
Robert Desnos, cuando escribió esta obra, se sabía ya amenazado de muerte cuyos fantasmas no dejaba de ver y, ala inversa de todos los hombres, él lo decía, sin temor a ser tomado por un alucinado. Pues esta vida no es más que un mundo de larvas y fetos emitidos por el mezquino inconsciente de todos los seres, y que no tienen otra preocupación ni otro fin que montar guardia día y noche alrededor de todas las conciencias sospechosas de no querer entregarse como ellas al principio de inhibición. Que consiste tan humorístico principio no en vestir a los otros con pensamientos que no se desean sino en robar a las buenas conciencias todos los pensamientos que ellas inhiben, con el fin de aprovecharse de estos en su lugar y para ellas hasta su descomposición, y devolverlas descompuestas e infectas y de hacerlo por inhibición a continuación hacer caer el peso de esta infección, en, sí mismo, conservándose salvos. Y así fue como Robert Desnos murió de tifus en un campo de exterminio donde la “guardia-chusma” nazi tenía tras si y a través de si' un ejército de hechizadores judíos o cristianos. Pues Robert Desnos el autor de este anti-poema “la Place de l”Etoile” era ante todo un poeta que jamás había podido aceptar la vida, una flor demasiado rara para este mundo y que desde su nacimiento sólo vivió ahogada y asfixiada... Y yo he visto en el cristal de la sala donde escribo este artículo sobre él el alma de Robert Desnos que me ayudaba a hacerme en mi espalda la tau acerada de la espada que conservará su memoria en mi cuerpo hasta el día del juicio.
El libro de Robert Desnos fue publicado en Rodez por Gaston Ferdière, alma perdida desde antes del desastre de la primera Atlántida y que desde hace tantos siglos se busca bajo un montón incontable de muertos. Pues para él el culto de la amistad no ha muerto.

ANTONIN ARTAUD

De Cartas desde Rodez, Editorial fundamentos (1980)

30 de enero de 2016

Texto surrealista, Antonin Artaud

Texto surrealista

El mundo físico todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye. Pero algo sucedió de golpe.
Nació una arborescencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.
Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos.
La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado.
Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas.

Antonin Artaud
Publicado en "La Révolution Surréaliste", N° 2 (1925)

Versión de Aldo Pellegrini

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