En la agonía romántica
En el mismo escenario
donde hasta avanzado el siglo
los enamorados todavía se buscaban
y estrechaban por lo idílico,
posándose
"cada día sobre la ramita
que puede morir",
elevóse gradualmente un
marco
de gustos crepusculares,
por
las prostitutas de lujo
titilante
rococó,
baudelaireanas
correspondencias,
y allí acechaban
las Lou Andreas Salomé, Alma Malher,
proponiendo que a partir de sus romances,
exaltación de luminarias en ciernes
(el
casto Nietzsche, Rilke el joven,
atraídos
hacia la órbita de un tex to
diáfano
y a la vez temible),
caducarían todos los estereotipos
femeninos hasta entonces conocidos,
y en trance y a de esfumarse
para siempre hasta el más lev e
rastro del bíblico
infundio
que asegura que la mujer no tiene
potestad sobre su cuerpo.
Alberto Girri
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