LOS SIGNOS DE LA
DEMENCIA
Esa parte rota en que dividimos el tiempo,
la máquina que gira, los gongs.
El rincón que apropia la basura.
Las semejanzas de las dudas del espejo,
del orden y la herida.
Las particulares voces de los hombres armados,
las voces de los hombres desnudos,
de las mujeres simples,
de los insectos complejos,
de los muy flacos por dentro.
Las iguales actitudes del oprobio y la basura,
del mal ocio y la incertidumbre.
Las mentiras toscas que justifican la bala,
el incendio, la tortura, las ventanas mudas,
la insistencia, el desorden,
la ambición.
Los costados extraños de la bebida
que resucitan las venganzas y los cuchillos.
Las razones castrenses que incendian las caras,
las aguas que bendicen la muerte.
Los cuerpos de paspartú
que derramaron luces negras
donde había pobreza suficiente
para sobrevivir sin gritar.
Los que sueltan el voltaje,
los que beben de los duelos
y los androides que ejecutan a conciencia
la visión de sus espejos.
Ricardo Rubio
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