Apuesta final
Puedo resistir la perfección del
silencio.
Necesito depositar
mis huesos en el descanso, escuchar
su rendición, vengo de andar
existiendo, y ya sé,
que voy hacia otras las palideces.
No digan que siempre
hay medicina. Dejen que me siente
a ver pasar
los rostros queridos,
sin hacer crujir la sencillez del aire.
Manden a comprar pan,
no digo él de hoy, tal vez él de mañana
mi hambre es de lo que aún
no he visto.
Todo es legible en el libro de lo
incierto.
Claudio Amancio Suarez
Salvo algunos tropiezos ortográficos, se habrán colado al copiar, el poema es admirable.
ResponderEliminarEstimado poeta. He leído este poema y me ha encantado, es realmente bueno, lleno de fuerza e imágenes realmente poderosas. Le felicto por él y por su obra en general.
ResponderEliminarNo he podido obviar el paralelismo de algunos versos con los que el poeta Antonio Gamoneda, escribiera en su "Descripción de la mentira" (1977). Muchos de ellos están fusilados (copiados) tanto en su contenido como en su sentido o contexto.
Siendo como son ustedes dos grandes poetas, me gustaría saber quién pudo contaminar a quién, para que se de esta extrañísima coincidencia.
Una muestra de lo que apunto:
escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,
y no pude resistir la perfección del silencio. (Gamoneda)
Puedo resistir la perfección del silencio. (C.A. Suárez)
Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,
escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso (Gamoneda)
Necesito depositar
mis huesos en el descanso, escuchar
su rendición (C.A. Suárez)
Vienen rostros sin proyectar sombra ni hacer crujir la sencillez del aire (Gamoneda)
Dejen que me siente
a ver pasar
los rostros queridos,
sin hacer crujir la sencillez del aire. (C.A. Suárez)
Sólo es legible el libro de lo incierto (Gamoneda)
Todo es legible en el libro de lo incierto. (C.A.Suárez)
Mucho le agradecería si pudiera esclarecerme alguno de estos hechos. Un cordial saludo.
Julio Obeso González.
Vaya, qué cosas, tu poema se "parece" tanto al de el gran Gamoneda, que alguien malpensado podría creer que es un plagio.
ResponderEliminarEl óxido se posó en mi lengua como el sabor de una desaparición.
El olvido entró en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,
y no acepté otro valor que la imposibilidad.
Como un barco calcificado en un país del que se ha retirado el mar,
escuché la rendición de mis huesos depositándose en el descanso;
escuché la huida de los insectos y la retracción de la sombra al ingresar en lo
que quedaba de mí;
escuché hasta que la verdad dejó de existir en el espacio y en mi espíritu,
y no pude resistir la perfección del silencio