CANCION DE LOS DOS TRADUCTORES
El traducía libros;
yo traducía pájaros.
El tenía los ojos
de un color amarillo apagado
por leer en infolios amarillos
alfabetos difuntos, ideogramas
y siempre la muerta celulosa
que fue carne de árbol.
Yo tenía en mis ojos
los libres y abiertos horizontes
donde el viento fatiga
su millón de caballos.
El traducía libros;
yo traducía pájaros.
El amaba la ciudad, las calles,
la soledad soltera de su cuarto,
los sillones de rojo terciopelo,
su escritorio de roble americano,
la lámpara de bronce y opalina,
la pipa de guindo que en el techo
con su humo erudito dibujaba
sonetos solitarios.
Yo amaba la
alegría,
el silencio poblado
por salvajes susurros primitivos,
los fantasmas del caos,
y traducía pájaros
Y él leía poemas con su nombre,
reportajes en francés, o ruso,
o inglés, o italiano,
y cierta vez universal se dijo
releyendo su verso en esperanto.
Y yo leía la Vida
en mirada de niño
en sexo de mujer,
en corazón dc anciano,
lo mismo que en un libro
y traducía pájaros.
Antonio Esteban Agüero
De Canciones para la voz humana. Edición de María Rosa
Romanella de Agüero diciembre de 1973
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