DANCER IN GREEN
Pobres imitadores de Degas
proliferan en la Place du Tertre
Las revistas de moda lo utilizan
para vender perfumes, pero no han acabado
los fenicios con el
Pues siento a la belleza (como otro en sus rodillas)
en la silla anatómica
le aplico la corriente de su mirada clínica
y descompuso el gesto con que la bailarina
hace el paso de la estrella, en la visión
del brazo cadavérico que arranca a su esqueleto
el aire de volar
y del pie que parece posarse pero emprende
el efecto del vuelo mientras en realidad
cae pesadamente bajo el peso del cuerpo,
hinchado, en esa lucha, como el pie de un, conscripto.
Enrique Lihn
(De Musa de la calle)
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