Cristina Fernández Cubas en el prólogo que escribió para la edición del libro Curso
de filosofía en seis horas y cuarto de Witold Gombrowicz cuenta que estando ya
enfermo muy grave, muy dolorido prácticamente de muerte, entre el 27 de abril y
el 25 de mayo de 1969, el escritor polaco Witold Gombrowicz da en su domicilio
de Vence, al sur de Francia, una especie de curso antiacadémico de filosofía a
un auditorio reducido: su esposa Rita y el poeta Dominique de Roux, coautor de
un libro de entrevistas a Gombrowicz publicado apenas un año antes.
KANT: LAS CATEGORÍAS
Hay dos elementos que no pertenecen a la realidad exterior sino que son inyectados por nosotros en el objeto: el espacio y el tiempo.
El curso es un invento del joven poeta y ocurrente amigo de
Witold no sólo para distraer del dolor al enfermo sino para hacerle olvidar la recurrente
idea del suicidio, ya había pedido un arma y veneno. Como toda ayuda, el
"profesor" Gombrowicz recurre a viejas anotaciones y a un puñado de
libros que compró en la Argentina, durante su estadía de años. Entre esos
libros se cuenta una edición de 1948 de las Lecciones preliminares de
filosofía, de Manuel García Morente.
Lección segunda
Lunes, 28 de abril de 1969
Hay dos elementos que no pertenecen a la realidad exterior sino que son inyectados por nosotros en el objeto: el espacio y el tiempo.
El espacio no es un objeto, sino la condición de todo objeto
posible.
El mismo razonamiento vale para el tiempo.
El tiempo no es una cosa que pueda experimentarse, sino que
todas las cosas están en el tiempo.
Podemos imaginar muy bien el tiempo sin fenómeno, pero es
imposible imaginar un fenómeno sin el tiempo.
El mismo argumento que con el espacio.
No podemos imaginar tiempos diferentes (como los objetos:
mesa, silla). El tiempo es siempre el mismo, no Proviene de nuestra observación del
mundo exterior, sino que es una intuición directa, un saber intuitivo, es
decir, un saber inmediato.
Hay que añadir que el tiempo es lo que hace posible los
juicios sintéticos a priori en la aritmética.
Las impresiones que tenemos del mundo exterior se suceden unas tras
otras; esto es la aritmética: 1-2-3-4.
La sucesión.
Los juicios sintéticos a priori se confirman en la
experiencia, pues se realizan en el tiempo.
Asimismo todos los juicios que pertenecen a la matemática son juicios
sintéticos a priori que se confirman en la experiencia.
Analítica trascendental
La analítica trascendental tiene por objeto las ciencias
físicas, porque la física reúne todo lo que sabemos acerca del mundo.
Repito: Kant
no habla mucho de la conciencia, sino de la razón pura.
¿Por qué?
Porque se trata de un saber organizado, racional, que se
manifiesta en la ciencia. Con ello
llegamos a una inspiración kantiana muy buena que se parece a la revolución
copernicana. Igual que Copérnico detuvo
el sol y puso a la tierra en movimiento, Kant demuestra que sólo la
correlatividad del objeto y el sujeto puede formar una realidad. El objeto debe ser tomado por la conciencia .
para formar la realidad en el tiempo y el espacio. En la física (Newton) tenemos un saber directo,
referido, a priori, a las cosas.
Ejemplo: podemos afirmar para siempre (absoluto) que todos
los fenómenos están sometidos a la ley de la causalidad o que, por ejemplo, la
famosa ley de Newton, acción igual a reacción (frase incompleta).
Una vez más: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a
priori en la física?
El gran golpe de Kant: nuestro saber referido a las cosas se
expresa mediante juicios.
Kant toma la clasificación de los juicios de la lógica de
Aristóteles (que era válida en la época de Kant).
Los juicios de Aristóteles pueden clasificarse según:
1.° La cantidad. Ejemplo:
juicios individuales que se refieren a un solo fenómeno. Pero si enunciáis un juicio como: «algunos
hombres son blancos», expresáis entonces un juicio particular.
También puede expresarse como juicio que todos los hombres
son mortales.
2.° La cualidad.
Juicios afirmativos A. Negativos B. Infinitos C.
(qué conduce a un juicio infinito: ejemplo, los peces no son
pájaros).
El descubrimiento de Kant consiste en deducir -extraer- de
cada uno de estos juicios una categoría.
Ejemplo: A.
juicio afirmativo: «Usted es francés»
(categoría: LA UNIDAD).
B. juicio
particular: «Algunos hombres son mortales»
(categoría de LO MÚLTIPLE).
C. juicio
universal: «Todos los hombres son mortales»
(categoría del conjunto: TOTALIDAD).
La conciencia es el elemento fundamental.
Objeto-sujeto: nada más.
1.° La conciencia no puede ser un mecanismo, ni puede
descomponerse en partes, puesto que no tiene partes. Es completa.
2.° La conciencia no puede estar condicionada por la
ciencia. Ella es la que permite la
ciencia, pero la ciencia no puede explicamos nada de la conciencia.
La conciencia no es el cerebro, ni el cuerpo, pues yo soy
consciente del cerebro, pero el cerebro no puede ser consciente.
CUIDADO: no hay que imaginar la conciencia como un organismo
o un animal.
Hay una importante frontera entre la ciencia y la
filosofía. La ciencia establece sus
métodos y sus leyes mediante la experiencia, pero no es válida más que en el
mundo de los fenómenos. La ciencia puede
darnos la relación entre las cosas pero no el conocimiento directo de la
esencia de las cosas.
A primera vista hay una contradicción, porque si la
conciencia es el elemento fundamental, ¿cómo puede ésta tener categorías? ¿Cómo
podemos dividirla como si fuera un mecanismo analizado científicamente?
Las categorías y los juicios no pueden pertenecer a la
conciencia.
En la obra kantiana la conciencia se juzga a sí misma. El
problema fundamental de Kant es: ¿cómo es posible nuestro saber acerca del
mundo? Precisamente es nuestra
conciencia la que se da cuenta de la limitación de nuestra conciencia. Aquí podríamos pensar que retrocedemos un
paso para formar otra conciencia que juzga a la primera. En este caso, una tercera conciencia debe
juzgar a la segunda, etcétera (Husserl).
La conciencia no puede ser juez. La conciencia (según la definición de Alain),
es saber que se sabe y nada más. E
incluso esta definición es mala porque divide a la conciencia. La conciencia es indivisible e
incondicional. En filosofía, a decir
verdad, no puede decirse nada. ¿Qué son las categorías de Kant? ¿Son las
condiciones que hacen posible la conciencia?
En Kant se da (en mi opinión) este proceso: la conciencia es
juzgada por otra conciencia que va hacia atrás.
Se trata solamente de establecer cuáles son las condiciones de esta
primera conciencia para la segunda.
Se trata solamente de saber cuáles son las condiciones
indispensables para esta segunda conciencia, para que la primera conciencia
pueda ser pensada sin sus elementos. La
conciencia, para nosotros, es imposible de imaginar.
Las categorías kantianas son la condición para el sujeto de
ser consciente del objeto. Pero estas
condiciones no pueden tener un sentido absoluto. Las categorías se nos aparecen como la
condición de todo juicio de la realidad.
Es preciso decir (igual que para el tiempo) que las
categorías están en nosotros. Somos
nosotros los que podemos captar la realidad al inyectarle las categorías.
Nada ha quedado de estas hermosas teorías de Kant; ni
siquiera ha permanecido la categoría más importante, que proviene del juicio
condicional (hipotético), por ejemplo: «Si yo.... luego yo ... ».
Pero ahora la filosofía se ocupa de algo distinto. Fueron descubrimientos formales, pero
considerables puesto que revolucionaron absolutamente la concepción de la conciencia,
de la relación sujeto-objeto y, por tanto, del hombre y del universo.
Witold Gombrowicz de CURSO DE FILOSOFÍA EN SEIS HORAS Y
CUARTO
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