La guitarra descansa
sin almohada -en un piano
esperando la peste de los vinos baratos
en la mano de un ciego con sabor a todo.
Como la guitarra siento cosquillas en el viento
dolor en la mirada
paz en el silencio que cuido.
Sólo me falta
alcanzar:
los colores de una nueva canción
y la fe de ese madero
que marcó el comienzo de los días.
Rafael Horacio López
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