LA PLACE DE L´ETOILE
de Robert Desnos por Antonin Artaud
La Place de l”Etoile de la que se trata en la obra de
Robert Desnos no es la que irradia al final de la Avenida de los Campos Elíseos
en París, sino el lugar que una estrella todavía nunca salida del vacío del
corazón tiene que buscar. Los fantasmas existen, no deja de repetir Robert
Desnos a lo largo de este anti-poema que ha querido decir acerca del destino
secreto de las
cosas visiblemente más que toda la Tragedia. Este texto
que no se asemeja a ningún texto conocido, no está en efecto escrito. Pero está
ahí, mucho más que gran cantidad de cosas escritas, quiero decir que hay golpes
de cortafrío entre todas las palabras espectrales emitidas por los interlocutores,
como de un hombre que ha querido permanecer al margen del ser y hacer saltar dentro
su voluntad de elocución. ¿Pues de qué se trata en esta obra sino efectivamente
de nada, quiero decir de ese insano azar, de esa imposible emulsión de
ausencias donde siempre tiene lugar lo improbable y nunca la realidad? Una
ebullición a propósito de nada. - Pero yo veo en ella mucho más que eso: la historia
de un alma que jamás ha podido vivir y que finalmente ha sido separada de la
existencia por el tifus en un campo de exterminio.
Robert Desnos, cuando escribió esta obra, se sabía ya amenazado
de muerte cuyos fantasmas no dejaba de ver y, ala inversa de todos los hombres,
él lo decía, sin temor a ser tomado por un alucinado. Pues esta vida no es más
que un mundo de larvas y fetos emitidos por el mezquino inconsciente de todos los
seres, y que no tienen otra preocupación ni otro fin que montar guardia día y noche alrededor de todas las
conciencias sospechosas de no querer entregarse como ellas al principio de inhibición.
Que consiste tan humorístico principio no en vestir a los otros con
pensamientos que no se desean sino en robar a las buenas conciencias todos los
pensamientos que ellas inhiben, con el fin de aprovecharse de estos en su lugar
y para ellas hasta su descomposición, y devolverlas descompuestas e infectas y
de hacerlo por inhibición a continuación hacer caer el peso de esta infección,
en, sí mismo, conservándose salvos. Y así fue como Robert Desnos murió de tifus
en un campo de exterminio donde la “guardia-chusma” nazi tenía tras si y a
través de si' un ejército de hechizadores judíos o cristianos. Pues Robert
Desnos el autor de este anti-poema “la Place de l”Etoile” era ante todo un
poeta que jamás había podido aceptar la vida, una flor demasiado rara para este
mundo y que desde su nacimiento sólo vivió ahogada y asfixiada... Y yo he visto
en el cristal de la sala donde escribo este artículo sobre él el alma de Robert
Desnos que me ayudaba a hacerme en mi espalda la tau acerada de la espada que
conservará su memoria en mi cuerpo hasta el día del juicio.
El libro de Robert Desnos fue publicado en Rodez por Gaston
Ferdière, alma perdida desde antes del desastre de la primera Atlántida y que
desde hace tantos siglos se busca bajo un montón incontable de muertos. Pues
para él el culto de la amistad no ha muerto.
ANTONIN ARTAUD
De Cartas desde Rodez, Editorial fundamentos (1980)
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