La sombra de Dios
Se oye el ruido de los albañiles
que construyen la casa.
Se oye el ruido del capataz
que tala los viejos árboles del bosque.
Nuestros muertos queridos están bajo tierra
y nuestra muerte condiciona la herida del viento.
Pero la naturaleza retorna desde su orígen,
tozudamente,
para habitar la última palabra.
La flor se deshoja cada día en tu mano
como si fuera la sombra de Dios.
Horacio Preler
De zona de entendimiento, Colección Fénix, Ediciones del
Copista 1999
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