Amor y una pregunta
Un extraño llegó hasta la puerta en el
ocaso,
Y habló con el justo novio.
Llevaba una vara blanca y verde en la mano,
Que a su vez sostenía todas sus cargas.
Preguntó, más con los ojos que con los
labios,
Si habría refugio para él durante la noche,
Y se volvió para mirar la distancia del
camino,
Sin luces ni ventanas iluminadas.
El novio dio un paso y cruzó la puerta
diciendo:
Miremos hacia el cielo,
Y preguntemos por la noche que vendrá,
Tú y yo, extraño compañero.
Las hojas de la vid cubrían el patio,
Los frutos de la vid eran azules,
Otoño, si, pero el invierno estaba en el
viento;
Extraño, ojalá lo supiera.
Dentro, la novia yacía sola en el
atardecer,
Inclinada sobre el fuego del placer,
Su rostro brillaba rojo frente al carbón,
Y rosa era el deseo y el pensamiento del
corazón.
El novio observó el camino desgastado,
Sin embargo la vio a ella en el interior,
Y deseó su corazón en un cofre de oro,
Inmóvil con un alfiler de plata.
El novio pensó en un pequeño regalo,
Algo de pan, una bolsa para el descanso,
Una oración sincera por los pobres de Dios,
O para los ricos una humilde maldición.
Pero si aquel extraño fue consultado o no,
Sobre la muerte del amor de dos,
Por albergar la pena en la noche que
vendrá,
El novio nunca lo supo, pero deseó saberlo.
Robert Lee Frost (San Francisco, 26 de
marzo de 1874 - Boston, 29 de enero de 1963) fue un poeta estadounidense,
considerado uno de los fundadores de la poesía moderna en su país por expresar,
con sencillez filosófica y profundidad sentimental, la vida y emociones del
hombre rural de Nueva Inglaterra.