Mi Tía
Enriqueta, Felipe Angellotti
Cuando
niño vivíamos con mi tía Enriqueta-hermana de mi madre- No se había casado y al
morir mi abuela, se vino a vivir con nosotros ,era una de esa mujeres criadas a
la antigua usanza .Muy de la casa, señorial y meticulosa hasta en los mínimos
detalles .
Después
supe que las personas con esas características son un poco esquizofrénicas ; no
podía ver un papelito en el suelo que de inmediato se inclinaba y lo levantaba
.No soportaba un plato sucio después de la comida .No alcanzábamos a comer el
último bocado que ya estaba levantando el servicio. Verdaderamente era
insoportable.
Cuando
entraba a mi cuarto se horrorizaba porque no era precisamente la imagen del
orden y de la limpieza. Cuadernos por aquí, medias y zapatos por doquier y ni
hablar de la ropa que desparramada alfombraba toda la habitación. Reconozco que
era desordenado y aún todavía lo soy .mi mujer reniega cuando dejo mis cosas
tiradas y ella tras de mí, las levanta, mientras me carga de reproches al igual
que mi recordada y amada tía Enriqueta.
La
tía , vestía con largas faldas ,se acicalaba empolvándose la nariz y se ponía
un tinte color rojizo en las mejillas que le daban una apariencia de estar
sonrojada . Tenía un cabello extenso y sedoso el que se ataba con una cinta que
le caía sobre la espalda.
A su
favor puedo decir que era amable, con una mirada dulce y una sonrisa
complaciente. Nos trataba con tanta efusividad que compraba hasta la voluntades
más hoscas.
Había
algo que me tenía intrigado y era esa llave que siempre llevaba colgada de una
cadenita adornando su blanco y esbelto cuello. Sabía que era de un alhajero que
tenía en su habitación .Era un arca grandecita y allí seguramente tenía cosas
que a mí me obsesionaba saber , porque como todo niño era curioso y quería
indagar todos los secretos de la casa.
Nunca
se la sacaba así que jamás tendría acceso ella a no ser que en un descuido la
desprendiera y la dejase sobre algún mueble. Pensé que al bañarse seguramente
se la sacaba. Hubiese sido el momento oportuno de entrar ,tomar la llave y abrir
ese cofre que tanto me intrigaba. No me atreví a hacerlo me pareció que sería
invadir su intimidad.
El
tiempo pasaba y yo me obsesionaba cada vez más con ese arconcito que contenía
vaya a saber qué cosas de la tía Enriqueta.
Un
día se me dio esa oportunidad .Mi madre le había pedido que la acompañara a una
tienda y salieron muy temprano .No pude explicarme como se olvidó de la
cadenita con la llave. Fui hasta su habitación y allí sobre la cómoda estaba lo
que más codiciaba. La llave .La tomé con mis manos temblorosas y abrí el
cofrecito como quien descubre un tesoro escondido.
Lo
primero que invadió mi nariz fue un perfume suave y delicioso .Un atado de
cartas se encontraban en el cofre junto con otras pertenencias ,aros, cadenas y
otros recuerdos que no atrajeron mi atención. Sí un anillo enorme con una
piedra azul preciosa .Lo contemplé largamente para luego dejarlo y tomar las
cartas. Eran varias pero solo leí las últimas. La letra grande y firme me
indicó que era de un hombre .Las leí pausadamente .Por ellas me enteré que la
tía había estado de novia con un muchacho y estuvo a punto de casarse.
Todas
las cartas las firmaba un tal Luis ,en ellas le manifestaba todo el amor que
sentía por ella .La última le comentaba que ya había comprado los anillos de casamiento
y que la fecha de la unión matrimonial sería el día 13 de septiembre de 1952 .
Debajo
le escribió .”Llegaré el 10 de septiembre para que arreglemos todos los
detalles del casamiento”.
No
había más cartas. Observé un recorte de diario doblado meticulosamente y lo
abrí para leer en letras pequeñas una noticia .
El
diario tenía fecha 10 de septiembre de 1952
ACCIDENTE
ENTRE UN AUTO Y UN CAMIÓN
Por
causas que se investigan un camión se salió de su carril y embistió a un
automovilista que circulaba en sentido contrario . murieron instantáneamente
ambos ocupantes .
El
hombre que conducía el automóvil era de unos 35 años de nombre Luis Molinari
según los documentos que se le encontraron “.
Quedé
helado ,ahora comprendía muchas cosas .De pronto detrás de mí escuche una voz
que me decía;
-¿Por
qué hiciste eso sobrino.?.
No
sé porqué comencé a llorar y ella acercándose a mí, me abrazó y comenzó a
llorar conmigo.
-Perdón
tía, perdón solo atiné a decir .
-Ahora
conoces mis secretos dijo con voz queda.
-Perdón,
volví repetir ,yo no sabía.
-Ahora
lo sabes pero, por favor que esto quede entre vos yo.
-Sí
tía, sí ,dije compungido.
Nunca
revelé el secreto y cuando ella falleció quemé las cartas y el diario .Aún
conservo ese arconcito que esconde una historia íntima de una amor truncado.
Beso
la llave como besar a mi tía y la dejo donde estaba. Ella también sabe el
secreto sólo que jamás podrá revelarlo.
Felipe
Angellotti