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3 de diciembre de 2021

Os habéis fijado, Gloria Fuertes


 

Os habéis fijado
 
 
En el frío que pasan las castañeras,
en lo viejas que son casi todas las catedrales,
en lo déspotas que son algunos,
en lo golfos que son los niños pobres,
en lo que hablan los ebanistas,
en lo vestida que va la mecanógrafa,
en lo caro que cuesta todo.
Yo tengo capricho por un amor nuevo,
y todos son de segunda mano,
y entre citas y flautas salen caros.
En el peligro que corren los albañiles,
tanto o más que los toreros y que los jefes de Estado.
¡Qué lástima, no os habéis fijado!
Y todo esto es peligroso,
muy peligroso para vuestros cómodos escondrijos.
 
Gloria Fuertes
 
De Aconsejo beber hilo: Diario de una Loca, 2004

2 de diciembre de 2021

Oración, Gloria Fuertes

Oración
 
Que estás en la tierra, Padre nuestro,
Que te siento en la púa del pino,
En el torso azul del obrero,
En la niña que borda curvada
La espalda, mezclando el hilo en el dedo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En el surco,
En el huerto,
En la mina,
En el puerto,
En el cine,
En el vino,
En la casa del médico.
Padre nuestro que estás en la tierra,
Donde tienes tu gloria y tu infierno
Y tu limbo; que estás en los cafés
Donde los pudientes beben su refresco.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En un banco del Prado leyendo.
Eres ese viejo que da migas de pan
a los pájaros del paseo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
En la cigarra, en el beso,
En la espiga, en el pecho
De todos los que son buenos.
 
Padre que habitas en cualquier sitio,
Dios que penetras en cualquier hueco,
Tú que quitas la angustia, que estás en la tierra,
Padre nuestro que sí que te vemos
Los que luego hemos de ver,
Donde sea, o ahí en el cielo.
 
Gloria Fuertes
 

1 de diciembre de 2021

No es todo, Gloria Fuertes

 

No es todo
 
“No es todo hacer una poesía para el pueblo,
sino un pueblo para la poesía,
por eso escribo para el niño
y para el adolescente
que pronto serán el nuevo pueblo decente.
Mi sitio es estar en medio del pueblo
y ser un medio del pueblo
para servir sólo al pueblo.
Estoy con el pueblo de donde vine
y adonde voy para quedarme”
 
Gloria Fuertes
De Historia de Gloria 1983


30 de noviembre de 2021

Niños de Somalia, Gloria Fuertes

Niños de Somalia
 
Yo como
Tú comes
Él come
Nosotros comemos
Vosotros coméis
¡Ellos no!
 
Gloria Fuertes
En: Mujer de verso en pecho, 1996

 

29 de noviembre de 2021

Delfina, Claudio Suárez


Delfina
 
Por la calle donde trepa
la dispersión áspera del ánimo,
Delfina es la pura cicatriz
de un lastima joven, el rojo granizo
de un corazón golpeado
y un largo silencio de vergüenza.
 
Hay algo de naufragio
en este obsceno ruido de inclemencias:
victimas que se estorban y
no se reconocen
en las orillas de la noche,
tan llena de realidades imaginadas.
 
La ciudad se vacía
cultivando la mansedumbre
de los inocentes y en el follaje urbano
quedan otras sombras flotando a la deriva
y también tienen miedo.
 
El viento sabe lo que es el dolor
y solitario mide las heridas de la tierra
 
Claudio Suárez  

 

28 de noviembre de 2021

Remolinos de agua, Claudio Suárez

Remolinos de agua
 
Qué es este obsesivo latido
fabricado por vaya a saber qué extraño
rumor, que las manos del agua
dejan en la orilla. 
 
Hay todavía un adiós
y un sol que pesa como una niebla
en el umbral esmerilado,
que lava la lluvia
dejando caer
en la hondonada, la coartada
de un eco
que suena en otra parte.
 
No se puede decir con certeza
que señales porfían en los espejos enfrentados,
bajo esa piel de agua sólo hay silencios
formando remolinos.
 
 
Claudio Suárez  
 

27 de noviembre de 2021

Barrancas, Claudio Suárez

 

Barrancas
 
¿Y sí nos quedamos aquí
abrazados al perdón de las cosas,
llenos de lluvias y de truenos: divisando
como las nubes son bandidos celestiales
que se roban el cielo?
 
En esta greda hay un tiempo
eterno y dilatado cruzando ausencias,
soñando que algunos Dioses
todavía están vivos.
 
Claudio Suárez


26 de noviembre de 2021

Visión temprana, Claudio Suárez


 

Visión temprana
 
Primero fue un viento
la clara ventana inerme como la piedra
y después la sed.
 
Aún hoy siento los tragos
afiebrados,
todavía soporto sus
destellos.
 
Claudio Suárez  
Parte del día, BABEL
 

25 de noviembre de 2021

Perspectiva, Claudio Suárez

 

Perspectiva
 
Aquel fuego, es ceniza antigua,
acaso la calma tibia de una tristeza
que ya no puedo combatir.
 
Todo sucede lejos o se apaga
como los pasos 
                que no doy
 
De tu presencia guardo,
sobre todo, las huellas que dejaron
tus sonrisas primeras y la confusa
sombra de mi melancolía.
 
Claudio Suárez

 

 



24 de noviembre de 2021

Asunto personal, Claudio Suárez


Asunto personal
 
No culpo a tu perfil en la ventana,
ni a la copa del nocturno tinto, este traer
hasta mis labios, el deseo desterrado
del paraíso terrenal
y la canción de tu cintura.
 
Pero hoy el asunto es otro
anhelo la lámpara de tu voz,
estoy solo con las cosas últimas
y toda la oscuridad ha sido herida
con hogueras que evocan la nostalgia.
 
 
Claudio Suárez

 

23 de noviembre de 2021

Ninfa Elena, Claudio Suárez


 

Ninfa Elena
                                A mi madre i, m
 
Todo lo que ahora sé, lo aprendí
de vos, por ese saber que respiró mi infancia.
Ninfa Elena Rodríguez: susurrada leyenda
de un amor de tan feliz memoria,
que todavía vive.
 
Organizando el caos de la aurora
tu sonrisa era una apuesta de los pájaros
mientras un rayo de sol centellea
en tus tachos de geranios.
 
En la fatiga de tus brazos,
como la sombra que nace del verdor
llegaba el pan del día, el corazón del silencio
y la navidad del fuego.
 
Extraviado en tu luz
sé que nada remediara tu ausencia,
la muerte sabe tomar del mundo más
de lo que está permitido.
 
A luz de mis travesuras te recuerdo,
madre, tu nombre ronda entre las copas rojas
y tiende a durar más que la vida.
 
Claudio Suárez
 
 

22 de noviembre de 2021

Todo lo visto y vivido, Edgar Bayley


TODO LO VISTO Y VIVIDO
 
todo lo visto y vivido
cabe en muy pocas palabras:
en la luz de una mañana
en un trompo saltarín
en una tarde de sol
en una silla vacía
en cada piedra y la casa
 
todo lo visto y vivido
fulgura
se va ocultando
tras las hojas
y entre el viento
al borde de la bahía
 
todo lo visto y vivido
cabe en la sal
y en la mano
de quien saluda
y me lleva
al caracol y la araña
a la verdad de este día
a mi sendero y mudanza
 
Edgar Bayley
 

 

21 de noviembre de 2021

Dificultades con la traducción, Edgar Bayley


DIFICULTADES DE LA TRADUCCION
 
más allá de vegetaciones
y palabras
mi solo argumento es este árbol
bajo su sombra
estoy conmigo
 
el follaje
el fulgor
se han conmovido
y no pueden traducirse
 
así somos nosotros
árbol tierra
ida vuelta
contigo estoy
es mi argumento
no puede traducirse
 
Edgar Bayley

 

20 de noviembre de 2021

Reconquista, Edgar Bayley

RECONQUISTA
 
1
esto lo digo por el flamenco y el polen
por el aire
por el viaje
que de tanto recorrer
y desandar
se me ha vuelto pan todo romero
 
2
si estoy o no estoy
(quimera verdad campana)
lo mismo da
para el mar y la araucaria
 
3
avanzan las sombras y las luces
poco a poco
en la bahía
¿estoy despierto?
¿juego mal?
¿elijo bien la flor de mi destino?
todo es igual
victoria o exterminio
igual al fondo de la gruta
 
4
la casa la partida
el comején la duda
y engaño altar portón estría
nada importan al topo y al orante
 
5
florecer florecer
una y otra vez
en la tormenta
agridulce escozor
molienda diaria
todo sirve
 
6
en este salir entrar
en este incendio
ni esparto ni exorcismo
ni manantial
ni cuenca taza
ni escafandra:
sin auxilios
nada más que el rumbo cierto
 
7
¿pero en qué ribera
hachón
o salamandra
surgirá la fe o la pregunta?
 
8
¡qué difícil el rostro
el ademán
la altura!
¡oh qué bueno es estar
de verdad
en todo instante
conservar el bastón en la borrasca
aventar la duda
la señal aciaga
madurar
cobijar la adormidera
inocencia y vigilia en una mano!
 
9
volver
entonces volver
al sueño
al mediodía
y dejar que convivan los jazmines
con los ojos de buey y los lagartos
 
10
dejar que un rostro oval
un piano
la sentina
surjan de improviso
en la negra muralla embanderada
 
11
esto veo lentamente
reconozco el monte y el camino
 
Edgar Bayley


19 de noviembre de 2021

Los mismos, Edgar Bayley


LOS MISMOS
 

están muy altas las ramas de ese árbol
pero ascendemos por el aire
por la fragancia
hasta ser los mismos
que el recuerdo y la luz hospedan
 
la misma enredadera
el mismo búho
reciben la mirada
la palabra que entonces ofrecimos
 
y la pasada unión
pero el alba
en el silencio de la playa
del bosque antiguo nos desprende
 
renacemos con el gallo y la tórtola
en tierras distintas
y el agua del arroyo nos lleva de la mano
al móvil reposo
 
ahora claramente veo
la circular andanza
la puerta de aquel día
la estela azul y la fugaz victoria
estuvo todo bien
está muy bien
 
por el sendero desciende un leñador
hasta el arroyo
y nos saluda
 
Edgar Bayley
 

 

18 de noviembre de 2021

La sarten, Edgar Bayley

LA SARTEN
 
una sartén poco usada
sirve a veces para estallar
el aceite y el huevo
para estrellar el blanco
el rojo
el amarillo
por el calor de una llama
silenciosa
sirve el mango también
y el pulso de quien pone
en el plato el huevo embebido
en aceite y unas papas
una sartén usada sólo en ocasiones
sirve para el huevo y las papas
y cuando la fregamos y lavamos
advertimos el riesgo de acordarnos
de embarcarnos de nuevo
en una sartén poco usada
 
Edgar Bayley
 
 

17 de noviembre de 2021

Danza de la muerte, Edgar Bayley

DANZA DE LA MUERTE
 
danza de la vida
el campo se enverdece
un libro es vertebrado
ante la danza y el trigo
ante la fragua y la ría
el cerco y el pajonal
en soledad compañía
digo tajamar ventana
sueño
verdad
buena andanza
 
Edgar Bayley

 

15 de noviembre de 2021

Cambio de estación, Edgar Bayley´


 

Cambio de estación, Edgar Bayley´
 

los ruidos de la calle
tan diversos
la agitación del follaje
de los árboles cercanos
el ir y venir de las hormigas
el fin del verano
ponen un orden nuevo
en el peldaño
el estribo
en la cabellera de la noche
 
un balcón entreabierto
la luz crece como un río
rodando por escaleras
es el primer paso del sueño
en la fogata lejana
 
un hombre camina solo
se detiene a ratos
observa
escucha una risa
la fiesta está por comenzar
y baila finalmente
con la mujer que lo llamaba en sueños
en la luz y el aire
y en la noche despierta
 
Edgar Bayley

14 de noviembre de 2021

De todos modos, Edgar Bayley


 

De todos modos, Edgar Bayley
 
ella se va sintiéndose llamada
abre este sol su mano extiende
rechazo amor
una quimera
su oficio es ser de todos modos
aquí estará
su nombre sabe
nada la oculta
ni destello falaz
tormenta sol
ni la avenida
vuelve a ser furor helada fauce
presagio estrella nacimiento
aplomo y ansiedad
dulzura imprecación testigo
aquí está
para ser de todos modos
 
Edgar Bayley
 

13 de noviembre de 2021

Certidumbre, Edgar Bayley

 

Certidumbre
 
un ladrido es un problema de garganta
de corazón más bien
es disonante en un coro de callados
concuerda con el estruendo y la violencia
¿para qué más? ¿qué otra certidumbre?
gota a gota cae el sentido
de las voces y ladridos
las cuerdas vocales han durado
en esta sonora certidumbre
 
Edgar Bayley

12 de noviembre de 2021

La arena, Edgar Bayley


 

 

La arena
 
hay pisadas en la arena
de damas que pasean junto al mar
castillos por supuesto
gaviotas y allá lejos delfines y un velero
celebro todas las pisadas
y los rastros del viento
hay un pintor junto al mar
un pintor de caballete
y más allá un titiritero
ahora hay calma
pero a veces las tempestades cambian el espectáculo
aquí muy cerca en una ferretería
venden cañas de pescar y los aparejos correspondientes
también está el cielo
abierto
claro
las nubes avanzan hacia el castillo abandonado
nadie ha podido todavía violar los cerrojos
de sus grandes puertas
ni siquiera las nubes
hay una sola ventana abierta
por donde se introducen unos jóvenes músicos
para ensayar sus próximos conciertos
y refugiarse de la arena y del sol
 
Edgar Bayley
 

11 de noviembre de 2021

Los desiertos reales, Edgar Bayley


 

Los desiertos reales, Edgar Bayley
 
los desiertos reales
los mares imaginarios:
no hay palabras para elogiar a esta magnolia
tampoco hay forma de destruir las palabras
ni el oficio de florista
(guarden compostura: :
en la soga de colgar se agita la flor blanca)
una tez de flores de cerezo:
la última gota de sangre
los desiertos reales
los mares imaginarios
no pueden compararse a esta magnolia.
 
 
Edgar Bayley

10 de noviembre de 2021

Bermellón 1, Edgar Bayley


Bermellón 1
 
1
sin nombre ni razón
y con sentido
te leo te agradezco
bermellón
esta mañana
este monte me lleva tras el monte
y este cielo a otro puerto me traslada
aquí estoy
bermellón
me llevas de la mano
al mundo que ya soy
seremos
 
Edgar Bayley

 

9 de noviembre de 2021

Augurio, Edgar Bayley


 

AUGURIO
 
feliz
año
nuevo
digo
lluvia luz ventana
neblina rosa labrador alcázar
río mío balcón
perdí mi nombre
y aquí
ballesta
encuentro
voy naciendo
por solsticios
herbarios
destrucciones
año nuevo
blanca flor brotaste
y el camino que sigo
y la voz
en la playa
a medianoche
y el silencio y la caja
y la ventana habitación el viento
todo lo marchitaste
me digo
no estoy solo
feliz lluvia
luz
ventana
 
 
Edgar Bayley

8 de noviembre de 2021

Viaje al Paraguay con Oliverio, Francisco Madariaga

 


 

Viaje al Paraguay con Oliverio
 
Brillan todos los pájaros y estamos viajando al
Paraguay.
Lejos van quedando las costas del Plata y del
Atlántico.
Las estaciones de andenes con aliento a zorrino
De la Provincia de Buenos Aires,
y la laguna del Tordillo.
A nuestro costado una franja de todos los colores
de la Cuenca del Plata aborda a nuestro barco.
Mi padre y un changador alcohólico, de barbas
rojizas,
nos saludan desde la brillante costa correntina.
Una laguna se ha colocado –como sombrero celestesobre
el camposanto donde viven.
 
El Río de la Plata se le ha salido del sombrero,
Oliverio,
y desborda en su camarote.
-Pero, che, Madariaga, usted se ha meado todo un estero.
-No, es el agua que usted recogió en la Bahía de
Samborombón,
y la tenía guardada en su sombrero.
 
Derecho, allá, donde el crepúsculo tiene volteada a
una palmera,
está mi rancho con techo de hojas de palmeras.
Al regresar, entraremos en esos palmares, en una
volanta celeste y negra:
la misma que manejaba Anastasio Jenuario –un negro
rengo-,
conduciendo a mi abuelo en 1881.
 
Aquel es mi pedazo de recuadro del mundo recibido
Antiguamente por las fieras.
 
-Che, camarero.
 
El paquebote se dirige a los esteros paralelos a la
costa.
Quiere vararse en la parte florecida, colorada, verde
y cremosa del estuario.
Hemos varado, pero conozco algunos canoeros que,
Botando con tacuaras rosadas y amarillas, nos
bajarán en una costa firme.
Nos haremos de montados para llegar a algún
puertecillo natural.
Nuestro barco recuperará la marcha.
Ya estamos frente al puerto de Corrientes, y el postre
de la tiniebla entera ya ha llegado.
Durmamos una medianoche, hasta que los monos nos
devuelvan la luna,
y no habrá más peligro de vararse en un estero.
 
Asunción baila ya su galopa del encuentro,
Arden las mulatas verdes de ojos dorados.
 
¿Oye el sonido multicolor del canto de ese pájaro,
Oliverio?
Es el pájaro de una princesa guayaki, que se enjoyaba
con los ojos de ese pájaro de infierno.
Estamos en la bahía de Asunción y corre el fuego.
La chiquilla de las naranjas canta en el alba,
descalza y vestida de frutas enarenadas.
 
Estamos entre jazmines y mosquiteros.
Vamos a comernos todo el mercado.
Raptemos a:
una burrera
una burrera,
una naranjera,
una mendiguera,
una india con las orejas llenas de
frutas,
una galopera,
una canoera,
una yuyera,
una frutillera,
una aguatera,
una cañera,
una payesera,
una cigarrera,
una vendedora de coronas de agua
de ananá
para beber toda la siesta.
 
Oliverio, nos espían desde sus carpas
las hechiceras:
serán nuestras amigas,
nos ofrecerán las mejores mujeres.
 
 
 
(Antes de morir, Oliverio Girando me invitó a viajar con él a
Paraguay.
El viaje no se llevó a cabo. Después nació este Sueño, en
homenaje al gran poeta y amigo)

 
Francisco Madariaga
De Criollo del universo

7 de noviembre de 2021

Planeta azul, Francisco Madariaga


 

Planeta azul
 
 
 
¡La redonda e invisible jornada mía por la
eternidad!
El planeta azul gira y tiene a la muerte como
reina del todo.
No provocar a la reina de infierno.
¡Póngale un santo, amigo, a su bandido!
La fuerza de la estrella del corazón sea tomada
de la mano:
ella es salvaje caridad de agua de cielo
que ha bajado con los vientos de la infinitud,
y un pequeño pedazo de ese cielo sangra y se
enciende con un sueño terrestre.
 
a mi hijo Lucio
 
Francisco Madariaga
De Criollo del universo

6 de noviembre de 2021

Rehén de la colina, Francisco Madariaga


Rehén de la colina
 
Oh candoroso embriagado entre loros,
entre isletas subiendo hasta el nivel de la colina,
canta en tu boca el canto ardiente de otra boca,
y cuando la sangre sube hasta tus ojos es
porque están quebradas todas las fulguraciones
del sollozo en tu pecho.
Canta, viejo rehén de la colina.
Arde, candoroso de alcohol negro, que con palmas
salvajes tienen hijos que retornan al viento,
al gemido del clima en el olor áspero y cruel
de las arañas del estero,
en aquel paisaje de cristal desprendido del fuego.
 
Asombra al mundo en un paisaje de enero,
oh demente,
oh luz de la humedad.
Ah colgado sediento de unos ojos,
duerme, duerme bajo la luz del padre al otro
extremo del poder y la delicadeza.
En tus ojos la berlina del viaje amarillo arde
helada.
Beso tras beso el pasajero toca la raya de ácido
caliente del retorno.
Sé piadoso con el otro limite de tu fragilidad,
padre aletargado por el sol,
presión de la locura de una tierra suspendida en
la tela del agua y del fuego.
 
Francisco Madariaga

 

5 de noviembre de 2021

Pajarera en el espacio, Francisco Madariaga

 


Pajarera en el espacio
 
Los árboles-cabellos de las hadas fijan el
arenal del infinito.
Adiós, mi pajarea que huyes al espacio,
con el pájaro-puma santificado por el agua
y el aire.
 
Francisco Madariaga
De Criollo del universo


4 de noviembre de 2021

Juan L. Ortiz, Francisco Madariaga

 

Juan L. Ortiz
 
Mientras se cubre el monte
con una marejada de razas,
nublados de cuchillas hacen sombra
y cruza el parejero de Corrientes.
 
Atrás, muy atrás, planea una sombrilla
de aves,
vaga se moja la sombra de la tierra
y huye en una tordilla alada.
 
Francisco Madariaga


3 de noviembre de 2021

Sobre Edgar Bayley, Francisco Madariaga

 

PRESENTACIÓN
 

Edgar Bayley alguna vez dijo: “Ahora suena un poco extraño hablar de vanguardia, porque vivimos tiempos de intemperie, en los que el creador tiene que defenderse de sí mismo”.  Esos tiempos de intemperie a lo que se refería Bayley son los mismos que vivimos ahora. El poder de la impostación, del desprecio y de la iniquidad, que él combatió, en especial en el terreno de la creación poética, no desaparecerán —recordemos que así lo pensaba Van Gogh, cuando dijo “la miseria no terminará jamás”. La conciencia de un verdadero artista, siempre alerta, lo sabe.
Reeditar la obra de este poeta y mago es un acto que dará frutos positivos en muchos seres vivos que ansían impactos de verdad, sobre todo, verdad poética. Las imágenes reales milagrosas de Bayley lo lograrán.
Para mí Bayley fue eso y mucho más:
A veces podían ser excesivas su franqueza y su valentía, pero sus humos o sus rechazos vehementes, como sus celebraciones, le brotaban, con el color del día más puro, frente a la imbecilidad, la soberbia ignorante de aquellos “autores que aceptan sin crítica el llamado lenguaje corriente porque quieren ser ‘efectivos’ y eso no puede ser”, como dijo el gran narrador brasileño Joao Guimaráes Rosa.
A aquel señor muy alto de imaginación y de cuerpo de Gran Comandante de Vikingos para la defensa de la poesía, la libertad: el amor, hoy lo seguimos teniendo entre nosotros —está encantado— en la tierra de nadie de la poesía, como al máximo fabulador de oro, que aprueba o desaprueba entre amigos o entre adversarios... Lo tenemos resplandeciente, con su misterioso Doctor Pi, una relampagueante pelirroja, o una morocha de fuego lento, que a veces desembarcan de una barcaza hecha con avellanas, con esmeraldas y con sal verde de un mar de sol: ¿acaso de ese maravilloso Mar de los Castillos —como lo llamaban en los tiempos coloniales— al mar del más extremo Este Uruguayo?, que Edgar tanto frecuentó.
 
 
FRANCISCO MADARIAGA
Mayo de 1999

 
 
De Obras Edgar Bayley
Presentación de Francisco Madariaga y prologo de Rodolfo Alonso
Edición Julia Saltzmann
Revisión y estudio preliminar: Daniel Freidemberg
Grijalbo Mondadori 1999

 


2 de noviembre de 2021

Aldo Pellegrinil, Francisco Madariaga


 

Aldo Pellegrini
 
Aldo Pellegrini fue un hombre de la materia
divina de lo terrestre y tenía el furor, el
dolor y el color de la infinitud.
 
Dotado de rebeldía poética, vital, a veces
era áspero, y con la cólera de un arcángel.
 
Muy tierno con los inocentes, atacó las madrigueras
de las impostaciones literarias, del desprecio, de
la imbecilidad de los poderes, y de la peste de la
técnica mal aplicada.
 
Su destrucción fue construcción.
Su arcángel, de llamas rojas y blancas, defendió la
poesía como pocos.
 
Aldo, te ruego que hasta reconocer el primer paraje
del infinito, entornando los ojos, seas áspero con los
primeros vientos solares que salgan a tu encuentro.
 
 
Francisco Madariaga

1 de noviembre de 2021

Trottoir, Néstor Perlongher

Trottoir, Néstor Perlongher
 
Si a la pelambre de los güeldos lía, caparazón de anís, la sobreceja,
enarca sus trebejos un aceite de alambre. El encarnado pie, si avanza,
atrácase, en la remolina de los pliegues, en los pegasos de limozul
asaetinados en el brete, que se emberretan en el vuelto: el derrame de
flejos sobre las cejas almendradas. Almena, almena da a castillo sobre-
ceja que si líquenes vierte sesgo aceza. Jadea, en esa almena, el casti-
llejo regodeante, el zalameo de las tejas en el peje jaspeado del alambre.
El cinto, de las cinchas, en el empeine terciopelo casca las limbas del
jabón. El vierte, si prepucio, sobre la lima azul el atorrante jopo de
la jarcia, el limonero de la leche en el dije de chambre. La chambona,
campera, campechana, si se olvidaba la campana, era por acezas las
ristras del jadeante, esterillarlo en cremas de calambre, en paniazul
nostalgia paniaguada de un desagüe rellano. En esa incertidumbre,
vespertina, del jadeo al masaje, del raye del Luis XV en la manguera de
la calle, jopo, esa aspereza de la chapa, guiño, el parpadear errante y fijo.
Renguea al ramonear la pestaña de nylon de la mirada que se aplasta.
 
Néstor Perlongher

 

31 de octubre de 2021

Por qué seremos tan hermosas... Néstor Perlongher

 

 
Por qué seremos tan hermosas...
 
 
Por qué seremos tan perversas, tan mezquinas
(tan derramadas, tan abiertas)
y abriremos la puerta de calle
al monstruo que mora en las esquina,
o sea el cielo como una explosión de vaselina
como un chisporroteo,
como un tiro clavado en la nalguicie.
 
Por qué seremos tan sentadoras, tan bonitas
los llamaremos por sus nombres
cuando todos nos sienten
(o sea, cuando nadie nos escucha)
Por qué seremos tan pizpiretas, charlatanas
tan solteronas, tan dementes
 
Por qué estaremos en esa densa fronda
agitando la intimidad de las malezas
como una blandura escandalosa cuyos vellos
se agitan muellemente
al ritmo de una música tropical, brasilera.
 
Por qué seremos tan disparatadas y brillantes
abordaremos con tocado de plumas el latrocinio
desparramando gráciles sentencias
que no retrasarán la salva, no
pero que al menos permitirán guiñarle el ojo al fusilero
 
Por qué seremos tan despatarradas, tan obesas
sorbiendo en lentas aspiraciones
el zumo de las noches peligrosas
tan entregadas, tan masoquistas,
tan hedonísticamente hablando
 
Por qué seremos tan gozosas, tan gustosas
que no nos bastará el gesto airado del muchacho,
su curvada muñeca:
pretenderemos desollar su cuerpo
y extraer las secretas esponjas de la axila
tan denostadas, tan groseras
 
Por qué creeremos en la inmediatez,
en la proximidad de los milagros
circuidas de coros de vírgenes bebidas y asesinos dichosos
tan arriesgadas, tan audaces
pringando de dulces cremas los tocadores
cachando, curioseando.
 
Por qué seremos tan superficiales, tan ligeras
encantadas de ahogarnos en las pieles
que nos recuerdan animales pavorosos y extintos,
fogosos, gigantescos.
 
Por qué seremos tan sirenas, tan reinas
abroqueladas por los infinitos marasmos del romanticismo
tan lánguidas, tan magras
 
Por qué tan quebradizas las ojeras, tan pajiza la ojeada
tan de reaparecer en los estanques donde hubimos de hundirnos
salpicando, chorreando la felonía de la vida
tan nauseabunda, tan errática.
 
Néstor Perlongher

30 de octubre de 2021

Como reina que acaba, Néstor Perlongher

COMO REINA QUE ACABA
 
Como reina que vaga por los prados donde yacen los restos
         de un ejército y se unta las costuras de su armiño raído
         con la sangre o el belfo o con la mezcla de caballos ly
         bardos que parió su aterida monarquía
 
así hiede el esperma, ya rancio, ya amarillo, que abrillantó
         su blondo detonar o esparcirse — como reina que abdica —
         y prendió sus pezones como faros de um vendaval confuso,
         interminable, como sargazos donde se ciñen las marismas
 
Y fueran los naufragios de sus barcas jalones del jirón
         o bebederos de pájaros rapaces, pero en cuyo trinar
         arde junto al dolor ese presentimiento de extinción
         del dolor, o una esperanza vana, o mentirosa, o aún más
         la certidumbre
 
de extinción            de extinción            como un incendio
 
como una hoguera cenicienta y fatua a la que atiza apenas el
aliento de un amante anterior, languidecente, o siquiera
el desvío de una nube, de un nimbo
 
que en el terreno de estos pueriles cielos equivale a un amante,
por más que este sea un sol, y no amanezca
 
y no sé dé a la luz más que las sombras donde andan las arañas
las escolopendras con sus plumeros de moscas azules y
amarillas
 
 (Por un pasillo humedecido y hosco donde todo fulgor
 
         se desvanece)
 
Por esos tragaluces importunas la yertez de los muertos, su
molicie, yerras por las pirâmides hurgando entre las
 
         grietas, como alguien que pudiera organizar los sismos
 
Pero es colocar contra el simún tu abanico de plumas,
como lamer el aire caliente del desierto, sus hélices
 
         resecas
 
 
Néstor Perlongher
 

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