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30 de noviembre de 2020
Frustración, Osvaldo Guevara
Frustración
Siempre deseando verte y no consigo
ni lo que dura el humo tu presencia.
Sólo la soledad y la violencia
de algún recuerdo dulce como un higo.
Mis poemas y todo lo que digo
con palabras de enérgica frecuencia
se lastiman en vos como la urgencia
de una mano asustada en un postigo.
Voy comprendiendo que no soy tan fuerte.
Me abandono al silencio y a mi suerte
como un soldado al sueño en su trinchera.
Y cuando llueve –como ahora– y cierro
estos ojos sin fe soy como un perro
esperando que pase la perrera.
Osvaldo Guevara
De Siempre deseando verte… -Selección amatoria-
Cartografías ediciones, Río Cuarto, 2010
29 de noviembre de 2020
Osvaldo Guevara leyendo Triptico alucinado de su libro Solo Sonetos
Osvaldo Guevara leyendo Triptico alucinado de su libro Solo Sonetos
Celebración del "Día del Idioma", en el Hall del "Dancing Alhambra" Presidente Peron 142 de la Ciudad de Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Viernes 27 de abril 2012
28 de noviembre de 2020
Carta a Raúl Pignolino, Osvaldo Guevara
Carta a Raúl Pignolino
“No me sueltes, Raúl
que voy tomado del
pasamanos celeste de tus sueños.
Raúlruedasilla “.
Horacio Goslino
Te escribo porque hay sol, como en las ruedas
valientemente aladas de tu silla;
porque el domingo esta mañana brilla
sin desazón sobre las arboledas;
porque hay perros soñando en las veredas
y aunque el invierno aún mueve su cuchilla
el agua del canal de orilla a orilla
entrechoca la luz de sus monedas.
Villa Dolores, como yo, añora
tus visitas fanáticas de otrora
con tu pena, tu humor tu poesía.
Ya Buenos Aires para mí está lejos
y algunos sueños se me han puesto viejos
pero tus ruedas vuelan todavía.
Osvaldo Guevara
27 de noviembre de 2020
Rosa, Osvaldo Guevara
Rosa
Y anda otra vez la lluvia por el techo
con su ternura náufraga y ruidosa
y el frío de la ausencia, el frío, Rosa,
se me viene a las sábanas y al pecho.
Sin tu voz todo está como deshecho,
sin tu mano es un hueco cada cosa,
sin tu pisada duele esta baldosa
y es otro mueble sin tu aroma el lecho.
Llueve. Pienso en la sombra. El cuarto es grande
La soledad, como un hollín, se expande
por este aire de cal y ropa muerta.
Si estuvieras, no sé que te diría,
pero creo que no me importaría
tanta lluvia en la noche tan desierta.
Osvaldo Guevara
De Los zapatos de asfalto, 1967
26 de noviembre de 2020
Osvaldo Guevara opinando de la critica literaria y el tiempo, sobre Pablo Neruda y el tiempo, analizando el poema Romance del prisionero, hablando de Quevedo y leyendo su soneto Cántico.
Osvaldo Guevara opinando de la critica literaria y el tiempo, sobre Pablo Neruda y el tiempo, analizando el poema Romance del prisionero, hablando de Quevedo y leyendo su soneto Cántico.
Videopoético del Café Literario del Jueves 29 de Julio de 2010, en La Vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Cuyo tema fue El Tiempo y coordino la velada Rafael Horacio López.
25 de noviembre de 2020
Café Literario 20/8/2001 coordina Omar Yubiaceca Invitados Miguel Ortiz y Osvaldo Guevara
Café Literario del 20 de Agosto de 2001 coordinado por el poeta y gestor cultural Omar Yubiaceca en La vieja Esquina, Avda San Martín y Edison, Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina.
Poetas invitados Miguel Ángel Ortiz y Osvaldo Guevara José Luis Colombini presentando a Osvaldo Guevara Osvaldo Guevara lee los poemas Rapsodia en Blue, Casi Nocturno, Terminal, Vital y Rosa. Lectura abierta: Tabaquería de Fernando Pessoa por Hugo Galaburri
24 de noviembre de 2020
Vital, Osvaldo Guevara
Vital
Delirante en la luz bajo la incauta
reciedumbre solar el mediodía
relampagueo en rojo mi energía
sin voz, sin piel, sin órbita, sin pauta.
Solitario y ansioso como un nauta
crispo mi sangre de alta travesía
y me la palpo pulpa de sandía
y me la escucho júbilo de flauta.
Día de agua frutal, de amor, de toros.
Su picotazo eléctrico en los poros
me hace llamas los pies, humo el cabello.
Siento al pájaro en mí volverse hondura
y que la vida bárbara y oscura
raspa un cuchillo azul contra mi cuello.
Osvaldo Guevara
De La sangre en armas
UniRío editora, Universidad nacional de Río Cuarto 2015
23 de noviembre de 2020
Osvaldo Guevara, reflexiones sobre Villa Dolores
OSVALDO GUEVARA REFLEXIONES SOBRE VILLA DOLORES
Videopoético del Café Literario Edición Especial Cumpleaños de la ciudad. Martes 21 de Abril de 2009, en la confitería del Centro Cívico, Villa Dolores, Capital de la Poesía, Traslasierra, Córdoba, Argentina.
22 de noviembre de 2020
Niña Carmen, Osvaldo Guevara de Niña Carmen (1983)
Niña Carmen
Niña Carmen: anoche he comido unas uvas
dulces
como sus ojos.
Yo regresaba solo a mi pieza de hotel.
Iba subiendo, solo, esa escalera
que me pone en los pies lejanías de barco.
Y me salieron al paso los racimos
de un parral numeroso
que lo rodea todo como una sombra verde.
Mi mano deshabitada
que venía de no tocar su pelo
fue tocando las uvas.
Mi boca desierta
que volvía de hablarle a usted
con la cautela con que una llovizna
se acerca a una paloma
fue comiendo las uvas
lentamente
sintiéndolas
perderse en mi garganta como imposibles besos
oyéndolas
penetrar en mi cuerpo y en mi vida
convertírseme en sangre
una sangre de miel y fuego suave
que cantará en mis venas para siempre.
Minuto tras minuto
uva tras uva
seguí yo en la escalera del hotel silencioso
a esa hora en que los huéspedes duermen
pesadamente
o se dejan estar
en un sopor insomne
recordando
olvidando
distintos
ni educados vulgares o feroces
con la brasa indolente del verano
en las respiraciones y las sábanas.
Una sensación honda
delgada
casi como una pena pero sin sufrimiento
entraba en mi memoria
mis manos
mi destino
(una sensación que iría conmigo hasta la pieza
y allí se quedaría
como un agazapado amanecer
hasta este día
este poema).
Y las hojas aún tibias del parral
era una frescura de canción olvidada
de aire envolviéndome el corazón
como un agua
una luz
como una cabellera de mujer.
Inmóvil
subía por las uvas
hasta empujar los racimos del azul con la frente.
Y ya no estuve solo. No me pesaban
enero
los zapatos
la escalera
los años y perjuicios
las habitaciones sordamente entreabiertas
el roce de la noche despierta como un pulso
el amor que no llovió en mi sed
las estrellas cansadas y espesas del verano.
Esas uvas
tan lentamente dulces
tenían el aroma
el color
el sabor de sus ojos
Niña Carmen.
Osvaldo Guevara de Niña Carmen (1983)