Filosofía del
mate, Julio Requena
PARA la mayoría de los argentinos, la única patria es “Matelandia”.
El mate ha dejado de ser un ritual criollo para convertirse en una manera social o privada de hacer filosofía igualmente criolla. Y si el “Martín Fierro” resultó genial por los consejos de esa filosofía moral, tomando mate con el gaucho, cómo no creer que cada vez que alguien comulga con el calor del vientre del mate (¿cómo se le dice al recipiente en donde se pone la yerba y la bombilla? ¿El mate?) está ya haciendo filosofía popular sin saberlo…
Pero antes de introducirme en el tema, incluiré algunos haikus que compuse para elogio del mate. El haiku es una breve estrofa japonesa que consta de 17 sílabas distribuidas en 5-7-5 versos. Es esencialmente metafórico.
Y que no se crea que por ser japonés el haiku no podemos compartirlo entre mateada y mateada. Tengo un amigo japonés que ama el mate tanto como el tango.
EL MATE
Panza del mate Tomarse un mate.
como vientre preñado Tomarlo así despacio
redondo y cálido. cuando se sorbe.
Sorber el mate Filosofía
con azúcar o amargo: de tanto mate diario:
succionarse uno… “No estamos solos”.
Ronda del mate. Como una caña
Las palabras se pasan pescando las burbujas
por la bombilla. es la bombilla.
Y bien, dado que las palabras se pasan por el mate a través de la bombilla, hay como un cambio de personalidad, en consonancia con esa propiedad mimética de la yerba, la yerba mate, que los extranjeros suponen es una droga, y como tal que mata: “La yerba mate mata” dicen, sin sospechar que hacen un juego de palabras.
¿Qué nos enseña entonces el mate? ¿Por qué hemos hecho de él un hábito? ¿Por qué no nos ha matado?
En primer lugar, porque el mate, el mate como suena, se lleva muy bien con el solitario. En realidad, se identifica con él… Cebarse uno solo el mate tiene una significación especial:
a) Que tanto el tomador como el cebador son una sola persona, y cada chupada contiene el gusto a la soledad.
b) Que el solitario deja de serlo porque el mate es otra per
c) sona, invisible, pero persona al fin.
d) Que la soledad no está en el solitario, sino en el mate, que al mismo tiempo es muy sociable.
e) Que uno termina cebando mate y convidando al otro, pero ese otro es uno mismo, con lo cual la soledad del mate es un mito. O lo es la sociedad.
f) Que, en fin, es lindo tomar mate: calma el hambre.
Cuando algún dirigente político, en especial los gremialistas, quieren amenazar al gobierno, hacen una huelga de hambre. Pero, los muy astutos, se ponen a tomar mate en abundancia. Es un truco para que el ayuno no los haga pasar hambre. Es una manera de hacerse oír por intermedio del mate.
De manera que la filosofía del mate sirve tanto para el solitario como para el acto social.
Lo curioso es que la bombilla se va llenando de la baba de los otros en la ronda, y sin embargo nadie se da cuenta de que, al matar, al matar todo microbio el mate no lo mata a uno…
Algunos lo ceban con una servilleta en la mano, y sirve para secar precisamente esa baba. Pero la saliva no se ve cuando uno sorbe la bombilla. Únicamente se delata por el sonido de la chupada.
Hoy, en que por culpa del apocalíptico Coronavirus, se han tomado medidas extremas para evitar el contagio, algunos han objetado que el tomar mate en grupo es una forma de propagar el virus, y por eso el diputado Fernando Iglesias ha sentenciado: “Tomar mate es una desgracia nacional”…
¿Y la preparación del mate, del “buen mate”?
Ah, aquí sí que algunos se las dan de eruditos, como los enófilos quieren enseñar a tomar un buen vino.
Utilizan una minuciosa “misa en escena” para ello.
Que el agua no tiene que hervir: retirarla cuando las burbujas comienzan a subir.
Que la yerba debe ser poca, y previamente hay que filtrar el “humo” verde del polvo mediante un cedazo.
Que el buen mate no se debe arruinar con azúcar. El amargo es el mejor y más sano.
Que para eso existe el recipiente de madera llamado porongo, donde se toma el tereré con agua fría.
PARA la mayoría de los argentinos, la única patria es “Matelandia”.
El mate ha dejado de ser un ritual criollo para convertirse en una manera social o privada de hacer filosofía igualmente criolla. Y si el “Martín Fierro” resultó genial por los consejos de esa filosofía moral, tomando mate con el gaucho, cómo no creer que cada vez que alguien comulga con el calor del vientre del mate (¿cómo se le dice al recipiente en donde se pone la yerba y la bombilla? ¿El mate?) está ya haciendo filosofía popular sin saberlo…
Pero antes de introducirme en el tema, incluiré algunos haikus que compuse para elogio del mate. El haiku es una breve estrofa japonesa que consta de 17 sílabas distribuidas en 5-7-5 versos. Es esencialmente metafórico.
Y que no se crea que por ser japonés el haiku no podemos compartirlo entre mateada y mateada. Tengo un amigo japonés que ama el mate tanto como el tango.
EL MATE
Panza del mate Tomarse un mate.
como vientre preñado Tomarlo así despacio
redondo y cálido. cuando se sorbe.
Sorber el mate Filosofía
con azúcar o amargo: de tanto mate diario:
succionarse uno… “No estamos solos”.
Ronda del mate. Como una caña
Las palabras se pasan pescando las burbujas
por la bombilla. es la bombilla.
Y bien, dado que las palabras se pasan por el mate a través de la bombilla, hay como un cambio de personalidad, en consonancia con esa propiedad mimética de la yerba, la yerba mate, que los extranjeros suponen es una droga, y como tal que mata: “La yerba mate mata” dicen, sin sospechar que hacen un juego de palabras.
¿Qué nos enseña entonces el mate? ¿Por qué hemos hecho de él un hábito? ¿Por qué no nos ha matado?
En primer lugar, porque el mate, el mate como suena, se lleva muy bien con el solitario. En realidad, se identifica con él… Cebarse uno solo el mate tiene una significación especial:
a) Que tanto el tomador como el cebador son una sola persona, y cada chupada contiene el gusto a la soledad.
b) Que el solitario deja de serlo porque el mate es otra per
c) sona, invisible, pero persona al fin.
d) Que la soledad no está en el solitario, sino en el mate, que al mismo tiempo es muy sociable.
e) Que uno termina cebando mate y convidando al otro, pero ese otro es uno mismo, con lo cual la soledad del mate es un mito. O lo es la sociedad.
f) Que, en fin, es lindo tomar mate: calma el hambre.
Cuando algún dirigente político, en especial los gremialistas, quieren amenazar al gobierno, hacen una huelga de hambre. Pero, los muy astutos, se ponen a tomar mate en abundancia. Es un truco para que el ayuno no los haga pasar hambre. Es una manera de hacerse oír por intermedio del mate.
De manera que la filosofía del mate sirve tanto para el solitario como para el acto social.
Lo curioso es que la bombilla se va llenando de la baba de los otros en la ronda, y sin embargo nadie se da cuenta de que, al matar, al matar todo microbio el mate no lo mata a uno…
Algunos lo ceban con una servilleta en la mano, y sirve para secar precisamente esa baba. Pero la saliva no se ve cuando uno sorbe la bombilla. Únicamente se delata por el sonido de la chupada.
Hoy, en que por culpa del apocalíptico Coronavirus, se han tomado medidas extremas para evitar el contagio, algunos han objetado que el tomar mate en grupo es una forma de propagar el virus, y por eso el diputado Fernando Iglesias ha sentenciado: “Tomar mate es una desgracia nacional”…
¿Y la preparación del mate, del “buen mate”?
Ah, aquí sí que algunos se las dan de eruditos, como los enófilos quieren enseñar a tomar un buen vino.
Utilizan una minuciosa “misa en escena” para ello.
Que el agua no tiene que hervir: retirarla cuando las burbujas comienzan a subir.
Que la yerba debe ser poca, y previamente hay que filtrar el “humo” verde del polvo mediante un cedazo.
Que el buen mate no se debe arruinar con azúcar. El amargo es el mejor y más sano.
Que para eso existe el recipiente de madera llamado porongo, donde se toma el tereré con agua fría.
Cada uno (mate en mano) pasará sus días persuadido de que
no es posible prescindir del agua con yerba, y de que todo resulta mejor si el
mate es un fiel compañero.
Julio Requena