Fuego
I
Entro en el bosque
descalzo de alma y cuerpo
con los ojos cerrados
y estás tú.
El frescor de la hierba cicatriza.
Me someto al abrazo de los árboles
raspando el alma en la corteza
hasta el cautivo incendio.
II
Las hojas
los pichones en sus nidos
los musgos
el tráfico de hormigas
la quemadura de tu voz me recorre.
Nos respiramos
en una danza de llamas frescas.
III
La garganta de fuego
hace danzar las hojas.
Cuando callas
que terrible es la noche.
El bosque es una caída
una caída inmóvil.
IV
Las hojas en puntas de pie
se alimentan de niebla
y la memoria es fría.
Pero cuando el paladar de la noche
es besado por la voz que lastima
una llamarada crepita entre la hierba.
Entonces cuento sombras
clasifico oscuridades
para evitar el roce del pájaro nocturno.
Y un galope de caballos
desfigura las constelaciones
abre sus fauces
respira colores amarillos.
Y estoy en medio del fuego
y no me quemo.
Leandro Calle