Ella en Sardes
Ella, a
menudo, en Sardes,
tendrá su
pensamiento aquí.
Como el
caballo rompe el ronzal
y corre
libremente por la llanura,
así volará
hacia aquí,
con el
destino atado todavía al cuello.
Cuando estuvo
entre nosotros,
en ti echó
raíces, de ti se nutrió,
pues toda
alma es parásita
y sólo a
expensas de otra alma crece.
Por eso
ahora, en Sardes,
afilando el
ojo en el esmeril,
ella tendrá
su pensamiento aquí,
lejos de sus
brazos, en un dominio bárbaro.
Horacio
Castillo