La belleza, Charles Baudelaire
Soy hermosa, ¡oh, mortales! como un sueño de piedra,
y mi pecho, en el que cada uno se ha nutrido,
está hecho para inspirar al poeta un amor
perpetuo y mudo así como la materia.
Tengo mi trono en el cielo como una esfinge
incomprendida;
amalgamo un corazón de nieve con la blancura de los
cisnes;
abomino el movimiento que desaloja las líneas,
y jamás lloro y jamás río.
Los poetas, ante mis ampulosas actitudes,
que parezco tomar de los más soberbios monumentos,
extinguirán sus días en parcos estudios;
porque tengo, para embrujar a esos sumisos amantes,
puros espejos que vuelven todas las cosas más bellas:
¡Mis ojos, mis grandes ojos, los de los centelleos
eternos!
Charles Baudelaire
De Las flores del mal (1861)
Versión de José Luis Colombini