Pasaje Acosta 133
Toda la luz que hay en el fervor de la
penumbra
pertenece al recuerdo. Todo su
movimiento
es circular en un rincón del tiempo.
Quizás las paredes, los libros y los
días
estén habituados a un incienso espeso,
opaco y ligero
y a veces azulado de una historia
de otra ecología.
Ahora vuelvo a sus nombres
cada uno tiene su paraíso, conozco sus
perfiles ardientes
poblados de ciudades y pájaros, que
traducían
un orden mágico y restos de cielos.
Reviso los bolsillos, la memoria, los
rincones,
debo ser puntual en el recuento para que
no crezca el olvido,
como un murmullo de dolor ignorando
los vientos de la vida.
Hermanita querida, acompáñame
al menos un instante y juntos soñemos en
silencio,
mirando el patio dulce de la casita
azul, que nos guardó
cuando no teníamos noticias de la
muerte.
Claudio Suárez