CISNES
Miopía de los cisnes cuando vuelan,
bien alargado el cuello, bien redondos
y como si empuñaran la cabeza.
Pero aun así no pierden, ganan otra
forma de su belleza indiscutible
estas barcas de lujo de Sigfrido
bajo cuyas pesadas armaduras
tomaron el camino de la ópera
sin perder una sola de sus plumas.
La poesía puede estar tranquila:
no fueron cisnes, fue su propio cuello
el que torció en un rapto de locura
muy razonable pero intrascendente.
Ni la mitología ni el bel canto
pueden contra los cisnes ejemplares.
Enrique Lihn
De Poesía de paso, 1966